“Proponemos una minería incluyente, segura y responsable, proponemos #MineríaBienHecha.”
Más del 40% de nuestras exportaciones como departamento corresponden a minerales, por encima del café, el banano y cualquiera otra producción rural la minería en casos como las regiones del Bajo Cauca, el Nordeste y el occidente antioqueños representa puestos de trabajo directos e indirectos, así como encadenamientos que las impulsan y desarrollan llevando con ella a cuestas a otras economías rurales. A lo largo del trabajo incansable del sector en el departamento agrupando a las empresas, las comunidades, la academia y el Estado hemos llegado a una serie de objetivos y conclusiones a los cuales hoy nos gustaría invitarlos a sumarse: queremos construir en Antioquia una minería incluyente, segura y responsable.
Una minería Incluyente tiene como premisa entender que necesitamos construir una política social desde los consensos, acuerdos y los pactos con objetivos comunes para incluir en la economía a las personas que han estado excluidas de la economía formal y legal; el tránsito a la legalidad de un minero en la ruralidad no sólo se trata del acceso a la formalización y titulación minera que le permita trabajar dentro de la regulación ambiental, técnica y tributaria, incluye también habilitar a las personas en las diferentes dimensiones del desarrollo humano para que puedan proponerse un plan y proyecto de vida y ese significa un reto mayúsculo. Sólo en el Bajo Cauca miles de mineros han proporcionado al Estado información para entrar en procesos de formalización, en su gran mayoría son personas que ingresaron al mundo laboral en la informalidad antes de los 14 años, provienen de núcleos familiares y sociales de pobreza y grandes distancias, y han sobrevivido embates de grupos guerrilleros y paramilitares desde que tienen recuerdo de adultez; eso explica en parte la cultura del derroche y la devastación, explica en parte corazones rotos y viejos odios, que resultan en barreras para ellos hacia la formalidad. Abramos espacio en nuestra economía – y en nuestros corazones, como decía la comisionada Ángela Salazar -para más de diez mil trabajadores, sólo en Antioquia.
Una minería segura es aquella donde entendemos a Industria Mineral como un espectro amplio por todas las etapas y desarrollos de la minería que van desde la exploración, la construcción y montaje de los proyectos y obras, la explotación y aprovechamiento, el beneficio y la transformación de minerales, y el transporte y comercialización como una cadena de valor con miles de empleos y empresas interconectadas como un nicho económico principalmente rural en el que debemos trabajar unidos para construir condiciones de seguridad humana, especialmente frente a escaladas de violencia y el interés que se ha despertado por las economías ilegales de pasar del narcotráfico a las actividades de minería ilegal como fuente de financiamiento y las consecuencias que esto implica. Entendemos la seguridad humana como aquella que no solo apunta a la seguridad y defensa de un Estado-Nación en su integridad territorial, sino también la que busca salvaguardar la integridad de las personas y comunidades para generar donde el crecimiento y desarrollo macroeconómico que amplíe capacidades y libertades de las personas.
Hagamos una pausa y pensemos en Buriticá: en Buriticá hoy se desarrollan al mismo tiempo dos fenómenos, por un lado está una de las compañías mineras más grandes del mundo, Zijin Continental Gold, aprovechando los yacimientos polimetálicos y dejando al Estado colombiano réditos no sólo del oro del cual produjo 9 Ton en su primer año de producción, también de cobre, zinc, platino y molibdeno donde prevén aportar a un crecimiento de más de 20% del PIB con el desarrollo de su proyecto; por otro lado, en el mismo yacimiento, grupos armados organizados buscan desplazar a la compañía y tomarse el yacimiento para explotarlo de manera irregular y beneficiarlo de la peor forma: usando mercurio que resultará arrojado al río Cauca, que resultará comercializado en el mercado negro y que ha venido generando un aumento sin precedentes en las tasas de violencia, lesiones y homicidios. ¿Qué hacer ante este panorama?.
Una minería segura nace desde la confianza. La confianza como factor determinante en las relaciones entre las instituciones y las personas, entre las instituciones y las empresas, y principalmente entre las personas. Esforzarnos para construir la infraestructura física, social y económica que nos permite confiar los unos en los otros.
Una minería responsable es aquella donde las empresas y comunidades se articulan para establecer un enfoque de acción y visión basados en los derechos humanos; donde el Estado se encargue de las garantías en derechos humanos, las empresas giren en torno a proteger, respetar y mitigar las vulneraciones a derechos humanos, y la sociedad civil pueda gozar efectivamente de los derechos como herramientas para el desarrollo humano y comunitario. El camino para una minería responsable con el medio ambiente y las comunidades es un Estado fuerte para la protección y garantía y una economía que gira en torno a la Conducta Empresarial Responsable en Derechos Humanos. Economías formales y estructuradas pueden planear, prevenir y responder por impactos ambientales, mientras no tengamos estas economías seguiremos sumando pasivos ambientales a las cuentas por pagar del Estado.
Una nueva minería en Antioquia es una herramienta para el desarrollo de comunidades y proyectos de vida en las áreas de influencia de los proyectos y yacimientos; El desarrollo sostenible, teniendo como pilares el desarrollo humano además del crecimiento, resulta en incorporar su distribución y redistribución como mecanismo de equidad, el cuidado del medio ambiente, el fomento a la innovación y el progreso técnico para la satisfacción de las necesidades humanas espirituales y materiales, la promoción y creación de oportunidades sociales y la garantía de las libertades básicas que permitan fomentar las capacidades de los individuos, con el objetivo fundamental de mejorar la calidad de vida de las personas.
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