Se cumplen poco más de 150 días del tercer mandato de Alejandro Char en la Alcaldía Distrital de Barranquilla ¡y las sensaciones son completamente distintas! Las necesidades han variado desde hace 16 años y las soluciones del pasado requieren un complemento para realmente llevar a “Barranquilla a Otro Nivel” (nombre del Programa de Gobierno con el que se postuló para ocupar de nuevo el primer puesto del distrito).
Y es que claramente cualquier persona que haya administrado un encargo ajeno, como lo es una empresa de la cual no se es accionista o una entidad sin ánimo de lucro –tal como la administración pública distrital–, sabe que al rato, al tiempo de ocupar un cargo, las exigencias comienzan a aumentar. Los logros de un par de años atrás se convierten en la obligación del mandatario, y los detalles y otras áreas de necesidad con latencia comienzan a ser importantes.
Barranquilla se ha convertido en una ciudad desde hace menos de una década. Anteriormente, la carencia en infraestructura vial, circuitos de alumbrado público, zonas verdes y bulevares, eficiencia de atención en la administración pública distrital y finanzas no le permitían enarbolarse como tal. Y como todo ciudadano residente en esta ciudad, votante o no, a Alejandro Char debemos reconocerle como el líder de un proyecto serio que ha arrojado resultados.
Algunos de los logros
Se tienen desde proyectos de pavimentación de vías públicas en barrios estrato 1 y 2, pasando por la implementación de un sistema masivo de transporte interurbano –siguiendo la tendencia nacional–, el inicio de un proceso que buscaba aumentar el espacio público –a estándares internacionales– y generar ambientes de esparcimiento y turismo, proyectos de recuperación de parques, y proyectos de recuperación de instituciones educativas e inversión en optimización del servicio, hasta ser ejecutor de una red público-privada de instituciones de atención en salud de carácter primario y secundario llamada PASO y CAMINO, modelo que en su momento fue resaltado por el actual Presidente de la República.
Entre otros, Char también ha sido promotor de grandes proyectos de urbanismo y gestor de espacios amigables con el medioambiente.
El inicio del tercer mandato
El inicio del tercer mandato y sus primeros 150 días han sido de gran provecho para la ciudad. El alcalde Char ha priorizado la recuperación de zonas afectadas por la malla vial, crítica a menudo recibida por su predecesor Jaime Pumarejo, quien forma parte del mismo proyecto político. Adicional, ha iniciado una destacada obra de infraestructura que pretende convertir una canalización de aguas lluvias y servidas localizada en el popular barrio Rebolo, zona Suroriente de la ciudad, en un parque lineal emulando el célebre Malecón de la ciudad frente al Río Magdalena.
Como complemento, ha continuado con grandes proyectos de ciudad iniciados por el exalcalde Pumarejo, como el Parque Ecológico ubicado en la Ciénaga de Mallorquín, recinto que pretende atraer ecoturismo nacional e internacional para el avistamiento de aves y fauna silvestre autóctonas de la región. A su vez, avanza en la recuperación de la única Playa de Barranquilla y su acceso mediante un tren turístico que se movilizará a través del Tajamar de Bocas de Ceniza, un megaproyecto que causa gran expectativa a la ciudad, pues recibiría gran parte de la afluencia turística de la que gozan sus vecinas Cartagena de Indias y Santa Marta.
La Barranquilla de Visión 2030
Ahora bien, existen necesidades más allá de las grandes obras de infraestructura que oportunamente han desarrollado Alejandro Char en sus dos (2) anteriores periodos, Elsa Noguera y Jaime Pumarejo, alcaldes por el mismo proyecto político, y dentro de las cuales me permito destacar:
1. La seguridad
Todos los ciudadanos reconocemos este problema como una extensión de lo que es un fenómeno nacional. No obstante, excusarse del conocido deficiente sistema judicial es deshonestidad intelectual. La Alcaldía de Barranquilla, durante más de dos (2) décadas, ha depositado cero esfuerzo por ampliar la infraestructura y los servicios penitenciarios, hechos que hacen parte del problema y cuyas propuestas en la materia hoy son nulas.
2. El sistema de transporte masivo
El alcalde Char ejecutó un modelo nacional de sistema masivo de transporte que hoy por hoy es un fracaso, y tras años de déficit y problemas en la calidad del servicio, todavía no se ha avanzado en nada más allá de anuncios de un sistema de tren ligero por una importante avenida de la ciudad. El resultado paralelo en movilidad de lo que hoy ocurre en la capital del país es el resultado de falta de planeación y ejecución de su sistema de metro; no es necesario llegar a periodos de desplazamiento con promedios similares a Lima o Bogotá para iniciar un proyecto real.
3. Barranquilla: Distrito especial, industrial y portuario
El proceso de desindustrialización ha sido un fenómeno nacional y mundial con el auge de la relocalización de zonas industriales hacia cúmulos productivos que les permitan mayor competitividad en los tiempos y soluciones en sus cadenas de suministro. Sin embargo, comparando estándares entre ciudades del país, Barranquilla es una ciudad menos competitiva en industria con respecto a Bogotá, Medellín, Cali, Cartagena y Bucaramanga. Solamente podríamos citar el problema del costo de la energía eléctrica, la poca funcionalidad de su puerto fluvial –y las vacías promesas del mega-puerto de aguas profundas– y la falta de incentivos tributarios para la consolidación de zonas francas que atraigan capital nacional y extranjero. Entre otros, lo de Tecnoglass si es un espejismo: la ciudad es cada día menos industrializada y nadie habla de eso.
4. La empleabilidad
Este es un problema conexo al punto anterior, dado que la industria, por lo general, es la causante de más y mejores empleos. No obstante, acá no es así. La ciudad se ha vuelto dependiente del comercio pequeño (como restaurantes) y comercio minorista del sector servicios (CallCenters), y del crecimiento de la planta de colaboradores directos e indirectos de la Alcaldía de Barranquilla, así como de los empleos de la construcción y de las edificaciones que han venido jalonando todas las remesas que llegan al país producto de la masiva migración de ciudadanos.
El principal problema radica en la vulnerabilidad de este tipo de empleos y en el bajo valor agregado que los mismos generan, que al fin y al cabo es lo que hace rica a una economía.
5. El macro-problema del servicio de energía eléctrica
Como todo problema de ciudad, esto genera efectos colaterales sobre otras áreas, como es la falta de más y mejores empleos que pudiera generar la industria, y por consiguiente, menor población en situación de vulnerabilidad que propicia la delincuencia.
Y bien podríamos mencionar que el problema de prestación de energía eléctrica en Barranquilla es un asunto nacional. Sin embargo, hay mejores percepciones del servicio en la vecina ciudad de Cartagena, urbe con características similares. También existen muchas promesas y pocos hechos con respecto a aprovechar la generación de energía en la ciudad a través de energías renovables que podría alivianar las necesidades de comunidades enteras, así como la gestación de competitividad del sector productivo, y aunque algunos no prefiriéramos así, han sido medidas de iniciativa liberal de parte de algunos.
Tampoco hay iniciativas de gestación de proyectos de generación térmica con gas natural (de lo cual Colombia tiene grandes reservas probadas) que puedan solventar a la empresa Air-e de su conveniente posición de no ser generador, y por tanto, no responsable en el costo por KW que pagan los barranquilleros… Muchos discursos y pocas soluciones con respecto a todas estas problemáticas.
Como palabras finales…
Hago un llamado neutral a todos los ciudadanos de la Gran Barranquilla, para que nos unamos del lado crítico-propositivo. ¡Cero propósitos de política electoral!, y solo con la exigencia de políticas públicas pragmáticas que la mejoren y sitúen a “La Arenosa” dentro de las metrópolis de escala mundial.
La versión original de esta columna apareció por primera vez en nuestro medio aliado El Bastión.
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