Un “pacto social” es el significado de los programas de gobierno con la ciudadanía que los candidatos deben inscribir con sus aspiraciones ante la registraduria antes de finalizar el mes de Julio y así honrar el voto programático dispuesto por las normas electorales en nuestro país.
Programas que deben tener como referencia las potencialidades y restricciones del territorio definido en los instrumentos de planeación territorial (POT / PBOT / EOT), planes estratégicos regionales y por supuesto las visiones y propuestas del candidato que por demás debe de tener bastante claro el “cómo” van a lograr sus realizaciones y la financiación que será determinante para sus efectivas ejecuciones.
Luego de electos los candidatos, estos programas de gobierno son el insumo fundamental y el hilo conductor para la construcción de los Planes de desarrollo, que será la hoja de ruta y las coordenadas de vuelo de los próximos gobernantes regionales y locales en el siguiente cuatrienio, que deben estar soportados en el plan de inversiones, bajo la premisa que en lo público solo se erogan recursos para inversión (social e infraestructura), gasto y servicio a la deuda pública; lo anterior en consonancia con el marco fiscal de mediano plazo que asegure las fuentes de financiación y que los usos sean los pertinentes.
Todo lo anterior exige que el conocimiento y la capacidad de los candidatos supere la “retórica” y sean certeros en sus visiones de desarrollo y mas que necesario sean realizables.
Una medición reciente de un ente de control confirma que muchos Alcaldes y municipios no están en niveles óptimos de ejecución de sus Planes de desarrollo, incluso algunos con indicadores muy cuestionables, al parecer la ejecución de ese plan de vuelo no los hará llegar a buen puerto.
En lo local es imperioso pensar en propuestas que transformen la realidad de sus ciudadanos, que propendan generar condiciones de competitividad en sus territorios y así la inversión privada impulse el desarrollo económico y social, debemos partir del hecho qué hay acciones y actividades misionales que se deben hacer bien, pero las propuestas innovadoras y diferentes permitirán afrontar el futuro con mejores posibilidades de desarrollo, haciendo lo mismo, los resultados serán iguales; deben arriesgarse a dar pasos agigantados en la construcción de nuevas realidades.
En lo regional es perentorio la construcción de un nuevo modelo de desarrollo territorial que rompa las asimetrías entre el centro y la periferia, una agotada macrocefalia urbana que tiene concentrada la población en el Área Metropolitana Del Valle de Aburrá de 1 a 79 habitantes aproximadamente en referencia con las subregiones del departamento en tan solo el 2 % del territorio y en ese mismo espacio se aglutina más o menos el 66 % del PIB del departamento históricamente, así mismo más del 80 % de las Pymes de Antioquía.
Lo anterior debería hacernos parar a todos de la mesa y preguntarnos, si esta realidad, nos asegura un desarrollo integral sostenible ?
Esto nos obliga a un gran pacto Público (Institucionalidad en distintos niveles de Gobierno) – Privado (Industriales y empresarios) – Sociedad Civil (Organizaciones sociales y academia) para la construcción de una nueva realidad basada en la equidad territorial de Antioquia, que transforme la visión del desarrollo regional y local en las subregiones.
Propuestas como avanzar en el impulso de Polos de Desarrollo Subregional capitalizando las vías 4G y los megaproyectos de infraestructura en Antioquia entre otros, el fortalecimiento de ciudades intermedias, consolidar modelos de ciudad región no conurbados incentivando la Asociatividad territorial, trascender de la planeación territorial tradicional a modelos de ocupación actuales con una mirada objetiva de nuestras potencialidades de manera integral, impulsar el desarrollo armónico urbano – rural, aprovechar las sinergias de los conglomerados urbanos en clave de desarrollo periférico y asegurar las condiciones de competitividad y productividad regional, son algunos de los retos que se deben afrontar con decisión y de una manera certera, todo lo anterior para que los habitantes de las regiones construyan proyectos de vida dignos y razonables en sus territorios que permita desconcentrar paulatinamente el Área Metropolitana.
Llegan nuevas oportunidades y posibilidades, quienes las van hacer realidades deben asumir este compromiso con absoluta responsabilidad y una ciudadanía activa y partícipe de sus propias realidades para sumar voluntades que aseguren más y mejores oportunidades para todos.
Manos a la obra… seguimos en construcción !
Todas las columnas del autor en este enlace: Alexander Zuluaga Zuluaga
Comentar