“A pesar de que considero que es imposible vivir en una sociedad perfecta donde no existan los problemas; partiendo de la base que los problemas son inherentes a nuestra misma humanidad, lo que sí me preocupa es que estos problemas sociales se han convertido en nuestra realidad, y que escapar de ellos sería prácticamente vivir en un sueño.”
Soy de los que creen que de las crisis hay que sacar oportunidades y lo ocurrido en el año anterior con todas las problemáticas que nos trajo no es la excepción, quizás ese alto en el camino marca el momento oportuno para cuestionarnos respecto al estado de la sociedad en que vivimos y el modelo que le vamos a dejar a nuestra descendencia.
Y es que haciendo un pequeño panorama del mundo actual encontramos miles de problemas, violaciones a los Derechos Humanos en todas las formas posibles, casos de abuso de fuerzas armadas o beligerantes, la contaminación de los recursos naturales, la corrupción que parece nunca tener fin, los cientos de asesinatos que se dan día a día por diferentes circunstancias, hurtos, riñas callejeras, inseguridad, hambruna y podría continuar con una larga lista que solo me haría pensar en que hemos tocado fondo como humanidad.
A eso hay que sumarle el desastre económico que aún está latente, la larga lista de personas que ya no nos acompañan a causa de la pandemia y las pequeñas problemáticas que cada uno debe enfrentar cada día para sobrevivir.
A pesar de que considero que es imposible vivir en una sociedad perfecta donde no existan los problemas; partiendo de la base que los problemas son inherentes a nuestra misma humanidad, lo que si me preocupa es que estos problemas sociales se han convertido en nuestra realidad, y que escapar de ellos sería prácticamente vivir en un sueño.
Lo que no considero justo, es que nuestro paso por el planeta se limite a vivir entre el miedo y la zozobra de que pronto moriré por cualquiera de las causas que ya he mencionado y de otras más, de que algún día pierda mi patrimonio y el trabajo de una vida, de que algún día pierda un ser querido y lo peor que no pueda disfrutar quizá de las cosas bonitas que también son inherentes a nuestra humanidad como: reír, soñar, gozar y en general estar en un ambiente seguro.
Algunos autores como Rousseau, Hobbes y Locke hablaron respecto a la forma en que el ser humano avanzó de un estado de salvajismo a la civilización, por medio de un pacto o contrato social, donde nuestros antepasados renunciaron a algunas actividades lesivas para poder convivir en sociedad y con los demás habitantes y regulando de cierta forma algunos derechos y deberes que debían respetarse y una autoridad que castigaba en caso de incumplimiento.
Quizá ante la situación en que nos encontramos, podamos iniciar por entender que no nacimos para tener que sufrir a causa de problemas que nosotros mismos generamos y que también nosotros mismos podemos solucionar y que por el contrario como lo menciona el artículo 22 de nuestra Constitución Política “la paz es un derecho y un deber de obligatorio cumplimiento” podamos todos vivir en paz y no tener que ver en los noticieros reportajes de nuevas masacres u otro líder social asesinado u otras tantas malas noticias.
Sin duda alguna esta crisis ha despertado un poco algunos valores de solidaridad compañerismo y respeto, por lo que es posible lograr invertir la balanza de nuestro sueño y realidad y que al llegar un nuevo amanecer logremos al igual que nuestros antepasados tras un pacto social vivir respetando las diferencias tolerando a los demás y comprendiendo que en este lugar hay espacio para todos que las diferencias se pueden solucionar dialogando y que nuestro paso por el mundo es mas trascendental que vivir en una guerra,
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