El pasado 3 de enero se cumplieron dos años desde que, la administración Trump, diera de baja al poderoso general iraní Qasem Soleimani, un importante dirigente de esa teocracia, gracias a su liderazgo al frente de una de las organizaciones paramilitares y terroristas más temidas del mundo: los Al-Quds.
Pero, ¿por qué debiéramos estar al tanto de quien fue él? Y ¿qué importancia posee para nuestro país? Aunque como todo tema geopolítico es complejo y con muchas aristas, para el caso puntual, existe la certeza que en Colombia ya hay grupos en función de vender –por decirlo de alguna manera– la imagen de Soleimani como la de un pobre mártir asesinado “injustamente” por “el malvado imperio”.
No haré referencias a que grupos, individuos o entidades están trabajando en ello porque, más temprano que tarde, buscarán la forma de masificar ese envenenado delatándose en el proceso. La real intención de esta columna es mostrar esa otra cara de Soleimani que, convenientemente, van a omitir en su narrativa.
Más importante que Osama
Lo primero que hay que entender sobre Soleimani, bajo un ejemplo medible para nosotros, es que este era más influyente, conocido –en su territorio– y poderoso que el artífice del atentado al complejo de edificios World Trade Center el 11 de septiembre de 2001: Osama bin Laden.
En palabras de un emisario en medio oriente de BBC News (Fuente AQUÍ):
“No es comparable. Soleimani era una figura militar y política al frente de una nación, mientras que bin Laden era un hombre que dirigía una secta clandestina vinculada con actividades terroristas. Soleimani tenía a todo un país e incluso un gran ejército que lo respaldaba. Bin Laden no tenía nada de eso.”
Sobra decir lo que implica este hecho, pero no está demás dejar por sentado que Soleimani poseía mayores recursos humanos, financieros, políticos y bélicos para realizar cualquier ataque o intervención que quisiera en territorio iraní o extranjero, de hecho lo hizo, pero eso lo trataré más adelante.
Como ultima anotación sobre su importancia, su asesinato se tomó, literalmente, como una causa factible para el inicio de una guerra convencional entre los EEUU e Irán con connotaciones nucleares. Recordemos que Irán posee reservas de uranio enriquecido disponibles y aliados con capacidad tecnológica para la fabricación de bombas nucleares como China y Rusia.
Por lo anterior, su muerte puso en alerta máxima a todo el mundo –incluida Colombia–. Como muestra de ello, está la siguiente nota de CNN en Español, Así podría ser una guerra entre Irán y Estados Unidos (Enlace AQUÍ).
Teniendo ya claro su indudable importancia, hablemos ahora de su poder…
Los Al-Quds
Entre 1997 y 1998, Soleimani fue nombrado como jefe de esta organización élite perteneciente a los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán (IRGC por su sigla en inglés). Los Al-Quds son un grupo paramilitar de acción clandestina enfocado en cumplir los objetivos de Irán en territorio extranjero (Fuente AQUÍ).
En el año 2011, bajo la administración de Barack Obama, fue catalogado como una organización paramilitar terrorista gracias a que, entre su extenso catálogo de acciones, está la de construir el brazo armado de Hezbolá, temido grupo terrorista de origen libanés que busca la instauración violenta de una “República Islámica”. Pero la principal razón fue la de planear el atentado al embajador en Washington de Arabia Saudita, país frontalmente enemigo de Irán en Occidente (Enlace AQUÍ).
Pero, una de sus más grandes intervenciones se dio en la guerra de Siria. El general Soleimani, junto a su organización, fueron pieza clave en la estrategia militar del en ese entonces presidente de Siria, Bashar al-Ásad, tenebroso individuo acusado formalmente por la ONU como un criminal de guerra. Esta acusación se formalizó gracias a la investigación de organizaciones defensoras de los DDHH donde quedaron claramente documentados actos de tortura, genocidio y violaciones contra población civil inocente (Fuente AQUÍ).
Como se puede ver, esta organización es bastante peligrosa y poderosa operando fuera de toda regulación del Estado, pero que bajo la mesa colaboran con él para cumplir sus objetivos, algo que los colombianos sabemos perfectamente como termina y que implicaciones trae.
Las consecuencias de su muerte
Como era de esperarse, Irán prometió una contundente venganza en contra de los perpetradores de la muerte de Soleimani, promesa que, si bien aparenta no haber sido cumplida en las magnitudes esperadas, si es claro que comienza por transformar a los ojos del mundo la memoria del general en la de un pseudo-líder social víctima de la “política imperialista”. Ahí es donde entramos nosotros.
Colombia tiene el gran desafío de compartir una extensa frontera con el aliado más grande de Irán en América Latina: Venezuela, cosa que se agrava cuando agregamos el hecho que somos el mayor aliado de los Estados Unidos en esta región. La conclusión es obvia; el primer objetivo que Irán debe hacer para mermar la influencia estadounidense en América Latina es deteriorar las relaciones colombo-estadounidenses, y que mejor forma que a través de la narrativa de un falso mártir.
¿Les suena un poco a fantasía conspiranoica? Desde el fondo de mi corazón desearía que fuese así, sin embargo, la realidad es otra:
La Confesión Islámica en #Bogotá invita a rechazar el asesinato de Qasem Soleimani, hecho ordenado por Trump. Es momento de exigirle a EEUU no intervenir más en los asuntos de los pueblos, menos de forma militar. El mundo entero debe rechazar la violencia de esta potencia. pic.twitter.com/lbB3dmabs1
— COMUNES 🌹 (@ComunesCoL) January 6, 2020
¿Qué hace el partido de las FARC, condenando como si fuese un líder social, la muerte de un general y líder paramilitar extranjero? La respuesta no debe caer en muchas exageraciones, como bien lo resumen las abuelas, “el enemigo de mi enemigo es mi amigo”. Los intereses de las organizaciones de izquierda en Colombia y los del gobierno Iraní están perfectamente alineados, tanto, que ya se no se ocultan en mostrar simpatía pública como lo evidencia el anterior tweet.
Por eso como sociedad debemos estar atentos a las narrativas desinformativas que, aquellos que solo buscan poder o venganza, están empezando a verter en nuestro país. Subestimar el asunto ya nos pasó una fuerte factura en el pasado Paro Nacional donde, gracias a la narrativa incendiaria de grupos como el ELN, se desató una ola de violencia sin precedentes.
Para el caso de Soleimani es más sencillo de atajar. Debido a su poderío y, sobre todo, a las lógicas decisiones que requieren el liderar con “éxito” una organización como Al-Quds, es claro que él fue todo, menos un pobre mártir.
Este artículo apareció por primera vez en nuestro medio aliado El Bastión.
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