¡UEPA justicia!

El término “terrorismo” significa violencia premeditada, políticamente motivada, perpetrada contra objetivos no combatientes por grupos subnacionales o agentes clandestinos, generalmente con la intención de influenciar a una audiencia.

Ese es el concepto más recitado sobre el término Terrorismo que la red de internet le otorga a la absurda acción de personas u organizaciones, que bien para llamar la atención y para lograr cambios que se adapten a sus gustos, cometen. Del comportamiento que a Epa Colombia le mereció la condena de la semana pasada y la indignación de muchos, tal vez lo único que separa el concepto que abre esta columna de la acción sancionada, es lo de «agentes clandestinos», porque la ociosa influencer grabó su acción y la promovió en sus redes sociales.

Claro que fue terrorismo, claro que se atentó contra bienes públicos, claro que hubo intención de influir en las masas humanas, claro que pretendió sembrar pánico, terror y miedo, claro que hubo intereses políticos…negarlo es como negar a la mamá.

Que la influenciadora haya manifestado arrepentimiento y deseo de resarcir a la sociedad por su falla es loable en un país que se cansó de ver, que sin vergüenza alguna, muchos desfilan por el Congreso ufanándose de delitos horribles no aceptados y menos sancionados, pero no por ello, la connotación de terrorismo desaparece.

Que ¿por qué y para qué tal severidad? se preguntan muchos. Sencillo: para alertar a quienes mediante desmanes como el que conocimos los colombianos y registrados en el indignante video sepan que por fuera de sus pocos o muchos seguidores, la mayoría de colombianos no los aprobamos, y en cambio sí demandamos acciones de la fiscalía y la justicia más rápidas y contundentes para ir contrarrestando amenazas de doblegar al estado y sus instituciones, y a la sociedad mayoritaria.

Fue Daneidy Barrera Rojas la que resolvió de manera libre y voluntaria aprovechar algunos talentos y cualidades y convertirse en influenciadora en redes sociales y al lograrlo, debe tener dentro del inventario que posee, responsabilidades sociales especiales, así que los aplausos vendrán a la par con las rechiflas, y entonces las acciones de la justicia deberán estar a la orden del día para darnos a los ciudadanos un parte de tranquilidad. ¿Fué severa la justicia?: no, y no lo fue, porque el tiempo de prisión ordenado debió consultar los códigos de nuestra justicia. Indigna sí, que en casos mucho más llamativos -de corrupción por ejemplo-, las penas fueran muy leves, y las condiciones de reclusión, excesivamente confortables para los victimarios. Ahí el país opinador está mayoritariamente de acuerdo.

Así pensamos desde Guanteros, en Entrerrios sobre la sanción a Epa Colombia.

Norman Mesa Lopera

Comunicador Social de la Católica del Norte Fundación Universitaria. Activista de la cooperación como herramienta de crecimiento social y observador apasionado de la política. Las discusiones las termino con un silencio reflexivo.

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