Una colcha de relatos, así podría llamarse en forma y fondo el primer discurso del Estado de la Nación (#SOTU) del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quién apeló a una planificación sistemática articulando redes sociales, texto, vídeo, presencia física e incluso interacción con su propio partido en una buena puesta en escena que no colmó las expectativas de sus rivales.
Un año después de haber tomado posesión del Salón Oval, la noche del 30 de enero de 2018, el mundo escuchó a un Trump más libretiado y menos políticamente incorrecto como lo hemos visto en estos primeros 12 meses y 10 días que completa en la casa blanca.
El equipo de Trump hizo sentar en las gradas del Congreso a varios protagonistas de esa ancla en su discurso que representa la Libertad y la autodeterminación de los llamados americanos. Sin embargo es claro que la migración fue el tema más lastimado en las palabras de un Trump, quien nuevamente sustenta el proteccionismo con palabras que provocan el odio hacia aquel que no es nacional en el país del norte.
Varios temas se han quedado cortos como es el caso de la salud, las limitaciones en el presupuesto, las libertades y una mirada más clara sobre la estabilidad y la unidad necesaria en torno a temas como el cambio climático o las amenazas que representan para el mundo ciertos gobiernos totalistarista.
Para efectos de la retina emocional del televidente común y los aplausos de los congresistas de su propio partido; el primer discurso del Estado de la Unión a cargo de Donald Trump fue una pieza satisfactoria, sin embargo para muchos en el fondo parece avizorar un gobierno autoritario, insensible Y que haría regresar a la nación del norte a épocas oscuras del pasado.