Hace poco escuché a un joven decir que “no es que la juventud de hoy sea débil, sino que está expuesta a muchas más cosas que antes”. Y no dudo que sea así. Si bien los jóvenes han ganado en derechos y oportunidades, siguen siendo vulnerables en muchos sentidos: la seguridad, el empleo y la salud mental, son solo tres aspectos en los que el Estado, las empresas y la sociedad deberían enfocarse mucho más.
Sin embargo, reconociendo que hay asuntos por mejorar en las políticas públicas, la cultura y el sistema social, hoy quiero resaltar a través de este artículo el poder de las personas para trascender, transformarse, construirse todos los días y salir adelante. El poder para ser más grandes que el tiempo y las circunstancias, como lo hacen todos los grandes. Y es que estoy convencido que todos tenemos una tecnología interior capaz de sobreponernos a cualquier realidad, por difícil que sea, a través de la voluntad, la disciplina, los sueños, la resiliencia y los propósitos superiores.
Tomás García es un joven de 18 años que representa esa tecnología interior, ese corazón valiente y esos valores asociados al esfuerzo que tanto necesitamos rescatar entre los jóvenes. Sin importar las dificultades por las que tuvo que pasar desde niño, ni los obstáculos que ha debido enfrentar en su camino, siempre ha tenido la cabeza en alto. Sabe que “la actitud es lo único que puede arreglarte o arruinarte el día, y eso finalmente depende de ti”.
Tomás vive en Girardota (Antioquia), estudia inglés y juega fútbol; un deporte que practica desde los 4 años y con el que sueña conquistar el fútbol de élite en nuestro país. Profesionalmente, quisiera ser un gran fisioterapeuta; metas que se propone alcanzar con disciplina, amor y mucha disposición, porque “¿si las cosas no te nacen de corazón, para que hacerlas?”.
Cuando se le pregunta por su mayor motivación, habla de su mamá. Aunque ya no está a su lado, siempre la recuerda por su amor, su disciplina y el apoyo incondicional que le dio y sabe que sigue dándole desde el cielo. Se esfuerza entrenando con tenacidad, estudiando con responsabilidad y enfocado en las cosas buenas porque quiere que ella esté orgullosa de él.
El mensaje que Tomás le entrega a otros jóvenes, es que no importa lo duras o difíciles que sean las pruebas de la vida, hay que salir adelante por si mismo, superar los obstáculos con valentía y nunca rendirse con un “no puedo más”. “Nunca sabremos lo cerca que estamos de los sueños… la clave es ser fuertes, pacientes y entregarnos a Dios reconociendo que sus tiempos son perfectos”.
Personas como Tomás nos enseñan el poder de un corazón valiente y la posibilidad de avanzar en el camino hacia los sueños sin necesidad de salvadores o historias fáciles. Nosotros somos los primeros y más importantes arquitectos de la vida ¡Las tormentas son parte de ella… y la vida es bella!
¡Gracias a Tomás por inspirarnos!
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