Recuerdo cuando iniciaron formalmente las negociaciones en La Habana, los altos representantes de las Farc, en sus discursos, mencionaban que lucharían para que el gobierno no le siguiera dando la espalda al campo, a las ciudades, a los colombianos que no tienen acceso a la justicia, a los miles de jóvenes talentosos que no pueden acceder a educación superior… Tengan o no tengan moral para hacerlo, me resultó vergonzoso que el gobierno hubiese recibido querellas de abandono estatal por un grupo armado al margen de la ley, con tintes potentes de narcotráfico y violación de Derechos Humanos.
¿Es irónico que las Farc exigieran dichos temas sociales? Sí, es evidente y todos lo sabemos. Pero el abandono estatal del gobierno central y los territoriales, es otra verdad irrefutable. La guerra en Colombia no es un fenómeno de un solo actor; la guerra en Colombia es un trágico aporte macabro del gobierno, de los grupos guerrilleros, del votante que elige por favores y que piensa en su beneficio particular; todos en Colombia somos guerrilleros, y la única forma de alcanzar la paz es que todos nos desmovilicemos.
Un oleaje de burocracia recibí cuando estuve leyendo el Acuerdo Final para conseguir la “paz” entre el gobierno central colombiano y las Farc; se crearán comisiones, divisiones, entidades, etc. Para atender temas integrales como vivienda, educación, salud, justicia, y demás en todo el país. ¿Por qué no lo hicieron antes? Reitero: Es vergonzoso que las Farc presionaran para que el gobierno llegara a lo olvidado, restituyera tierras, brindara oportunidades a las regiones apartadas del país… en fin.
Yo votaré por el SÍ en el plebiscito, me daré la oportunidad de aportar al acercamiento de un país que respiraría aliviado sin la zozobra de tener a otro grupo armado generando violencia y terror en el país. Como profesional en Negocios Internacionales sé que toda negociación incluye inexorablemente concesiones; como ciudadano global, sé que, en Sudáfrica, Irlanda del Norte, el País Vasco, El Salvador, etc. no todos quedaron contentos; pero, aun así, su presente mejoró muchísimo con la consecución de un acuerdo de paz en sus territorios.
Es cierto que las Farc generaron dolores que difícilmente cicatrizarán del todo en miles de colombianos, sé que muchos desean que se les venza militarmente, propuesta a la cual me opongo, porque, en primer lugar, los guerrilleros son colombianos, personas; y en segundo lugar la creación y mantenimiento de las Farc en el país es un efecto, y se debe atacar a su causa. Me explico:
Amo de fondo y profundamente a mi país; y Colombia es grande por su gente. No es sano ni civilizado que un país permita que un nacional asesine a otro. No acepto que un guerrillero colombiano asesine a un soldado o civil colombiano; ni me gusta la idea que un civil o soldado asesine a un guerrillero colombiano. No naturalicemos la guerra.
De otra parte, las Farc se mantienen por la debilidad gubernamental: la corrupción política genera abandono estatal, lo cual presiona que sigan ingresando jóvenes a las filas de las Farc. Para acabar a este grupo terrorista, hay que vencer la corrupción estatal. Así y sólo así, vencemos la guerra, el terror y el narcotráfico. El Estado Islámico es un trágico efecto de las terribles intervenciones sociales, económicas y militares que occidente cometió en Oriente próximo. Las Farc también son un fenómeno que se alimenta de la “mermelada”, de la desidia política nacional, de la corrupción rampante en el país.
Colombiano, el 2 de octubre usted no conseguirá la Paz. La paz en el país la consigue cada vez que sale a las urnas a escoger presidente, congreso, gobernadores, alcaldes, concejales… A Colombia la golpea mucho más la corrupción y la desigualdad, que los atentados de las Farc.
Nuestro terrible sistema de salud, nuestra precaria excelencia educativa, nuestro poco competitivo sistema de infraestructura nacional, la muerte por desnutrición de los niños Wayúu, el flagelo del desempleo, la carencia de agua potable, la inexistencia de justicia en regiones apartadas… Todo esto factura más muertes en el país, que todos los hechos terroristas de las Farc. Reitero: Las Farc son un efecto de la corrupción estatal.
Finalizo apuntando algo lógico y que todos comprendemos: El gobierno no se forma por obra y gracia del espíritu santo; al gobierno lo eligen periódicamente los colombianos. Así, si a Colombia la mata la guerra de la corrupción, por favor, guerrillero de a pie colombiano, desmovilícese. No siga eligiendo a los mismos.
¿Con el acuerdo se garantiza que las Farc no sigan delinquiendo? No, pero nos toca confiar, vigilar y todos trabajar por una paz duradera. Siento que juzgamos mucho a las Farc -con toda razón-, pero nos ha encantado desconocer que nosotros hemos aportado a la construcción de la guerra.
A todos los guerrilleros, bajemos nuestras diversas armas. Construyamos un mejor país, una Colombia grande, un país que respire paz.