En la actual contienda electoral se ha esbozado un panorama sorpresivo gracias a una renovación política liderada por Gustavo Petro con ideas profundamente innovadoras en nuestro país que lo tienen ad portas de la segunda vuelta y llenando las plazas públicas a donde quiera que va. Gustavo Petro se caracteriza fundamentalmente por su capacidad intelectual y argumentativa, entre otras virtudes y defectos. Su programa titulado “La Colombia Humana” ha esgrimido una serie de críticas de sus contradictores, tildando a este de utópico, irrealizable y populista, sin embargo, es menester realizar una ruta académica del programa de la Colombia Humana para analizar la viabilidad y la base académica de sus ideas a la luz de tres economistas que son evidentes en sus postulados: Thomas Pikketty, Jeffrey Sachs, Jeremy Rifkin.
Thomas Pikkety: Del economista francés que le ha dado la vuelta al mundo con su libro “El capital del siglo XXI”, Gustavo retoma entre muchas la idea de la intervención estatal y la aplicación de políticas progresivas, especialmente en el campo fiscal, que son indispensables para reducir la desigualdad en los ingresos, además su propuesta del aumento del salario real que si supone un incremento del bienestar en los asalariados. Asimismo sostiene la idea que el crecimiento económico por sí solo puede, incluso, generar situaciones de gran inequidad en la distribución de la riqueza (Aquí gran diferencia con la propuesta de Germán Vargas Lleras e Iván Duque de bajar impuestos al patrimonio y a la riqueza), es decir, cuestiona el postulado según el cual el crecimiento económico es armónico con la reducción de la desigualdad; se supone que todos, ricos y pobres, son beneficiarios del crecimiento económico, postulado que la escuela neokeynesiana en cabeza de (Paul Krugman, Joseph Stiglitz y Thomas Pikkety) han desmentido de manera categórica, pues efectivamente esa tesis tienen hoy al mundo en niveles de desigualdad exorbitantes.
Igualmente la Colombia Humana plantea una inversión superior a los 2.1 billones de pesos del presupuesto nacional anual para inversión en educación superior pública y gratuita, afín con la propuesta de Thomas Pikkety que plantea que la disminución de la desigualdad también pasa por la educación, pues es la fuerza poderosa para la movilidad social hacia la equidad. Como motor que puede reducir la pobreza.
Jeffrey Sachs: Del economista estadounidense, asesor de la ONU y promotor de los objetivos de desarrollo sostenible, neoliberal además, recoge las tesis de un crecimiento inclusivo y una visión del desarrollo integral o multidimensional, que plantea apartarse del análisis del banco mundial en cuanto la medición de la pobreza, que sostiene que si una persona vive con más de $ 1.90 dólares al día no es pobre. Contrario a esto, Sachs plantea que no se puede observar la pobreza de esta manera, sino que se debe abordar desde la satisfacción de necesidades básicas y acceso a servicios como: sanidad, electricidad, agua, educación, salud y redes. Para el economista se debe asegurar que todos los miembros de la sociedad se beneficien de la economía, así según él también se reduce la desigualdad. Asi mismo, se debe garantizar que los servicios son de buena calidad en todas las regiones del país. Además promueve la idea que los países deberían realizar cambios energéticos, de los combustibles fósiles a energías limpias debido a la urgencia del cambio climático, fundamentalmente la energía solar con el reducido precio hoy de las células fotovoltaicas y beneficiándose asimismo de la energía eólica según su clima y ubicación geográfica. De hecho la plantea como salida del subdesarrollo de los países africanos y latinoamericanos. Postulados que recoge la Colombia humana.
Jeremy Rifkin: Este es el teórico que genera mayor expectativa, pues sus tesis aprobadas por la Unión Europea y que se ponen actualmente en marcha suponen una transformación radical a un modelo colaborativo, este plantea la tercera revolución industrial, senda que propone la Colombia Humana que viene marcada por un cambio en el modelo energético, y en el motor de la sociedad. Así, si la primera revolución se basó en la máquina de vapor alimentada por carbón, y la segunda en el motor de combustión interna alimentado por el petróleo y sus derivados, Petro, plantea la tercera revolución para Colombia la cual debe basarse en las fuentes limpias: el sol , el aire, el agua, y en una nueva forma tanto de generación como de distribución de esta energía, ahí es donde deviene el discursos de las redes, pues sería entonces una distribución horizontal y descentralizada, es decir una visión democratizadora de la economía, donde muchos se beneficien de un modelo empresarial que se antepone a la verticalidad centralizada que tenemos en la actualidad. Por parte de Rifkin, los pilares de la Tercera Revolución Industrial son cinco: 1) la transición hacia la energía renovable, 2) la transformación de los edificios en microcentrales eléctricas que generen, recojan y se reaprovechen las energías renovables, 3) el despliegue de la tecnología del hidrógeno y de otros sistemas de almacenamiento energético en los edificios, casas y en las redes de infraestructuras, para acumular energías renovables que son de flujo intermitente, 4) el uso de la tecnología de Internet o el internet de las cosas para transformar la red eléctrica en una «Inter redes» de energía compartida que funcione exactamente igual que Internet (millones de edificios podrán generar localmente cantidades de energía y podrán vender los excedentes que reingresen en la red, compartiendo esa electricidad con sus vecinos), 5) la transición de las flotas de transportes hacia vehículos de motor eléctrico con alimentación de red y / o con pilas de combustible, capaz de comprar y vender electricidad en una red eléctrica interactiva e inteligente. Este es el eje más innovador de la propuesta de la Colombia Humana.
En conclusión, es inexistente cualquier acercamiento con tesis socialistas o “castrochavistas” como se refieren algunos vulgares al programa de la Colombia humana, sus tesis no son otra cosa que propuestas ya planteadas por un sinnúmero de economistas para Latinoamérica y otras que se están poniendo en práctica en Europa, y aunque este artículo pueda parecer una apología, sólo pretende ser una linterna con el foco orientado a explorar posibles caminos más racionales para el debate político y económico que requiere una sociedad permeada por la manipulación y la mentira, que adolece del análisis frío, concienzudo y calculador tan necesario en nuestros tiempos.