El trajin de día a día nos ha llevado a enceguecer no sólo la vista sino también el alma.
Leer noticias, algunas tan falsas, tan dispersas, tan equivocas y dañinas nubla la mente y fomenta el egoísmo y los odios entre aquellos que han decidido jugar una y otra vez sobre los bandos.
Cada vez, con más frecuencia llegan mensajes de personas que son vulneradas, unas privadas de la libertad, otras desprotegidas por el Estado y muchas otras a las que les negaron la salud, la educación y miles de cosas más que son derechos, y que hoy, como ayer, se han convertido en privilegios.
He decidido publicar esas voces a través de un medio oficial y lo primero que he escuchado por parte de los lectores es el enceguecido egoísmo “ellos también han vulnerado los derechos de otros” esto con referencia a las denuncias realizadas por la población privada de la libertad en la que efectivamente se evidencia la poca garantía de sus derechos. Me remito a pensar y a interrogarme: ¿Tan correctos somos? ¿ No nos equivocaremos? ¿ Nuestros hijos no lo harán? Ahora ¿Cuántos de ellos si son culpables y cuántos han hecho parte de el ineficiente sistema carcelario?.
Según un informe del Instituto Penitenciario y Carcelario (Inpec) sobre la situación de la comida en los penales del país, el 86 porciento de los centros carcelarios reportan incumplimiento en los gramos correspondientes en las porciones diarias, sobre todo en la proteína.
También se detectó que en los centros penitenciarios de Popayán y Cali la preparación de alimentos ocurre sobre aguas estancadas y hay un almacenaje incorrecto de carne en Valledupar. Además señaló que el 70 por ciento de la estructura para la preparación de los alimentos requiere mantenimiento preventivo y correctivo para garantizar las condiciones de salubridad. Problemáticas a las que no se les suma el hacinamiento, la mala infraestructura de los centros penintenciarios y la negligencia en los procesos.
Sin exagerar muchas cárceles en Colombia se han convertido en la copia de Gorgona, donde los presos se matan entre ellos mismos, la comida es deplorable, el trato inhumano. La diferencia de las actuales son: las serpientes por las que muchos presos morirían en La Gorgona, hoy es el sistema y la isla que cobijaba este centro y de la que ninguno de los “presos” se atrevió a cruzar en medio de una fuga fue reemplazada por los Sin fín de problemas estructurales a lo que son sometidos.
De otro lado, muchos otros, no piensan en los niños “beneficiarios” de PAE, otra población sujeta a la mala administración y seguimiento de los programas sociales, su objetivo principal es contribuir con la permanencia de los estudiantes en el sistema escolar y aportar, durante esa jornada escolar, macronutrientes (carbohidratos, proteínas y grasas) y micronutrientes (zinc, hierro, vitamina A y calcio) . Un complemento nutricional en el que prima la inseguiridad alimentaria y en la que se han presentado inumerables denuncias.
La Ley 1176 de 2007, en su artículo 16, establece que el PAE se financia con recursos del Sistema General de Participaciones, para lo cual las entidades territoriales, entre otras, deben garantizar la infraestructura física de las instituciones educativas en condiciones adecuadas.El programa realiza la prestación del servicio durante el calendario escolar definido por cada entidad territorial calificada.
De acuerdo con un informe del Ministerio de Educación del año 2013, «la alimentación es un derecho universal y, en este caso, las familias, la sociedad y el Estado deben contribuir para garantizar el acceso universal a la alimentación escolar, sumando recursos de diversas fuentes».
Hace menos de siete días, en el marco del proceso de seguimiento y monitoreo desarrollado por el equipo de supervisión del Programa de Alimentación Escolar en Cartagena, evidenció una bebida láctea en mal estado. Cabe destacar que este hallazgo se dio antes de la entrega del PAE y se detectó en la Institución Educativa La Milagrosa. La bebida tenía una fecha de vencimiento próxima a vencerse. Sin embargo, en varias ocasiones estas situaciones no se han detectado y han ocurrido intoxicaciones, situación que no solo vulnera el derecho a una buena alimentación y a al educación sino a su vez, el derecho a gozar de buena salud y a la vida.
En conclusión, el PAE es otro escenario de vulneración de derechos de la infancia. En el que se ha identificado prácticas corruptas relacionadas con la administración de los recursos y los suministros, peso que recae en los menos responsables de ello.
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