Sobre la inmoralidad del transfuguismo

Algunos honorables padres de la patria, es decir, los “hps”, dícese: “honorables parlamentarios”, están empeñados en sacar del Congreso una mal llamada reforma política que en una movida de legislar en causa propia solo les sirve a ellos, porque en nada, en absolutamente en nada, ni en lo más mínimo, le sirve al país. Porque lo que se ha llamado eufemísticamente como la reforma de “libertad política” se traduce en una inmoral patente de corso para promover el cambio de partido -el tradicional cambio de camiseta- haciéndole el quite a un calendario electoral ya en marcha.

Con fortuna, el proyecto de reforma del transfuguismo que va para su sexto debate en la plenaria del Senado podría tener los días contados; eso sí las bancadas opositoras e independientes que se han pronunciado en contra se mantienen en bloque e impiden que la coalición de gobierno imponga una mayoría coyuntural y así la el Senado le dé luz verde a una reforma que solo favorece a los políticos que se quieren cambiar de partido pero que no tienen las agallas para renunciar a sus curules un año antes de iniciar el proceso electoral.

Porque no creo que se considere “buen negocio” eso de renunciar a una curul que garantiza una serie de privilegios y ventajas económicas en medio de una campaña electoral.

Así que la salida más fácil que encontraron algunos honorables padres de la patria, ante la falta de agallas para desprenderse de sus privilegios, fue la de cambiar un articulito de la Constitución, para legislar en causa propia y cambiarse de camiseta de forma tardía. Porque así estén muy aburridos con sus partidos, con ganas de aterrizar y hacerse elegir en otro, no están tan aburridos con su exorbitante salario. Hasta allá no les llega la aburrición.

Pero eso no es todo, además de manosear la Constitución para legislar en causa propia el proyecto de transfuguismo va más allá, porque también le busca romper el espinazo a la figura de la doble militancia y quitarle la facultad al Consejo de Estado de investigar y sancionar a los políticos -de todos los pelambres- que se hacen elegir avalados por un partido, pero recibiendo, bajo la mesa y vulnerando a todas luces la legislación electoral, el apoyo de otros políticos de partidos que ya cuentan con candidatos propios.

Si la reforma de “libertad política” se aprueba pasarían a ser los partidos quienes juzgarían la doble militancia, sí, los mismos partidos que poco investigan y nada sancionan, y no, no es un chiste. De ese tamaño es la burla a la ciudadanía.

De esa forma, se estaría haciendo una suerte de reforma judicial por la puerta de atrás al quitarle una función clave a una Alta Corte y, nuevamente, con un asunto que solo favorece a los políticos y que poco o nada le preocupa al ciudadano de a pie.

En un país con tantos problemas sociales y políticos, con un Senado que no ha querido avanzar en reformas realmente necesarias e importantes, no deja de ser una tamaña inmoralidad que los congresistas estén empeñados en sacar un cóctel de transfuguismo y doble militancia que solo les sirve a ellos. Merecido el desprestigio y la desidia que una gran mayoría de colombianos sienten por una institución que se percibe desconectada de sus auténticas preocupaciones.

Y resulta mas decepcionante que sea la coalición de gobierno aupada en un “Pacto Histórico” la que este empeñada en sacar adelante el transfuguismo y acabar con la doble militancia; ¿Dónde quedó aquella promesa de cambio de las prácticas tradicionales de la política?, ¿antes el transfuguismo era malo, pero ahora, cuando los intereses electorales son lo único importante, ya dejó de ser tan malo?, ¿y la coherencia?

Vuelvo a repetir, con fortuna ese adefesio tiene los días contados. Resulta peor que el primer proyecto de reforma política que presentó el Gobierno Petro, el mismo que buscaba la reelección inmediata de los actuales congresistas sin surtir ningún proceso electoral. Algo absurdo y antidemocrático. Ni en el desgobierno de Duque se llegó tan lejos.

Muchos quedarán resentidos y viendo un chispero. Allá ellos. Podían haber renunciado un año antes del día de las elecciones del 2026 -y ese plazo ya expiró- pero no lo quisieron hacer. Manosear y pervertir la Constitución ya no puede ser una opción. El transfuguismo siempre será una burla y una falta de respeto con nuestra maltrecha democracia.

Fredy Chaverra Colorado

Politólogo, UdeA. Magister en Ciencia Política. Asesor e investigador. Es colaborador de Las2orillas y columnista de los portales LaOrejaRoja y LaOtraVoz.

Comentar

Clic aquí para comentar

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.