En la topografía política criolla, el gobierno actual aparece como progresista de izquierda. Aporta una nueva experiencia en la conducción del Estado colombiano superando la narrativa según la cual, todos los indicadores económicos mostrarían el apocalipsis. Contrario a ello, crecimiento del PIB, consumo interno, remesas, desempleo, inflación, entre otros, han mostrado números positivos. Ha superado la derecha ambiciosa y sus campañas internas de terrorismo económico con sus conexiones externas para que Trump acabe con la economía desde afuera.
Está muy bien para ser la primera experiencia en enfrentar las tesis neoliberales enquistadas en las estructuras del Estado y la sociedad conservando privilegios. Desde una perspectiva Popular, el gobierno de Petro aporta a los procesos de transformación que requiere el pueblo pobre para superar la vida con angustia, sin trabajo y sin expectativas de futuro. Es obvio que Petro no tiene toda la capacidad de decisión. Incluso lo rodean fuerzas contrarias, lo cual hace parte de los aprendizajes en el ejercicio del poder político, entre que muere lo viejo y nace lo nuevo.
Está clara la representación política de la agenda de la cuestión Social en el Estado. Es la primera vez que los pobres tienen una representación del nivel gobierno nacional. Las Reformas Sociales son la agenda de la clase trabajadora que por más de tres décadas fueron exigidas en las calles, luchando por derechos laborales aplastados por la representación ejercida por los partidos tradicionales y claramente definidos de derecha. Este gobierno aporta en demostrar que hay vida más allá del “fin de la historia”, sentencia de los neoliberales utilizando la Constituyente de 1991.
Las palabras y las decisiones del presidente Petro para referirse a la sociedad como Pueblo y Oligarquía son interpretadas como “polarizantes”. Pero lo que muestran es una novedad, al mostrar claramente que los pobres no estaban representados en ese nivel de gobierno y menos en el Estado. Es la realidad social la que muestra la polarización pobres y ricos, también observables con indicadores de pobreza y desigualdad. Las Reformas son un PARE a gobiernos que agudizaron los problemas de desarrollo en favor de pocos colombianos y colombianas, especialmente firmas extranjeras.
Incluso el paso del actual gobierno por la administración central es positivo por los retos que deja más nítidos en el campo Popular. La organización política, por ejemplo. Puede llamarse partido, pero también puede que no se llame o se nombre de esa manera. El Paro de 2021 algo puede indicar. Lo cierto es que se necesita una expresión orgánica con la representación claramente definida Popular en la cual podamos ver cada vez más representada nuestra Agenda en las decisiones de Estado, en la representación legislativa, en la burocracia de la ejecución del Plan de Desarrollo. Esto básico, si se trata de aprovechar las fisuras de esta menguada democracia como lo ha mostrado Petro.
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