Sí, Hernández es retrógrado, pero también es machista.

Querida lectora y querido lector.

Esta columna es una respuesta a una entrevista publicada el 7 de junio de 2022 por la revista Semana en la cual, una líder feminista del Nuevo Liberalismo afirma que el candidato Rodolfo Hernández no es machista. Mi principal temor es que se crea que esa postura involucra a todas las mujeres –en especial feministas— del Partido y por ello he decidido hacer pública esta reflexión. Soy militante del Nuevo Liberalismo, soy feminista y creo que Rodolfo Hernández si es machista.

Para iniciar, comienzo por describir lo que considero como patriarcado. El hombre en sí mismo (y la sociedad en general, incluyéndonos a las mujeres) está  inmerso en un sistema ideológico y de organización social patriarcal, heredado de las relaciones de poder que históricamente han partido de una jerarquización en función del género por la reproducción tanto material, de personas que conformen la sociedad y trabajen para mantenerla, como simbólica, de personas que ideológicamente reproduzcan las creencias, ideas y forma de organización social (Rosso, 2016) y en ese sentido, se ha naturalizado la dominación del hombre hacia la mujer. Esta dominación deriva en la apropiación, no solo de los cuerpos y del tiempo, sino también, a mi criterio y en este caso, de la agencia de las mujeres para ser y estar en política y también una dominación dada por el hecho de cómo somos nombradas y entendidas.

Una premisa, a mi parecer, fundamental del feminismo es “lo que no se nombra no existe” y se refiere sobre todo a la violencia sexual. Sin embargo, me permito mutar y estirar un poco ese concepto sin dejar de reconocer su origen y uso general, porque las formas en las que se nombran las cosas y las personas nos ubican como mujeres en una interpretación de su mundo, del mundo del candidato. Expresiones constantes como prostitutas para referirse a alguien que ha “brincado” de partido en partido, e incluso para referirse a las “amigas de la Virgen María” (burda expresión por lo demás) desconoce y banaliza la condición de mujeres explotadas sexualmente, e incluso, integrando un discurso más liberal (sobre el cual la entrevistada se enuncia) ¿ser prostituta es un acto de deshonra y por ello merece ser tratado como un “insulto entre hombres”?

Por otro lado, el candidato afirma que su gabinete fue conformado ampliamente por mujeres porque “son más reservadas, más trabajadoras, más concentradas, con más reservas morales, más eficientes y eficaces». Esta concepción reproduce también lógicas machistas ya que asocia a las mujeres con los valores femeninos del cuidado, la prudencia, la poca intromisión (cualidad que además destaca de Socorro Olivero, su esposa), etc., y les falta mucho para cerrar brechas en el acceso a empleos públicos basados en formación y méritos en cuanto el fundamento de la inclusión es claramente subjetivo. En este punto retomo el tema de la apropiación de la agencia de las mujeres en el discurso, no solo del candidato, sino de sus simpatizantes: “si fuera machista entonces no hubiera logrado tener en su administración un mayor número de mujeres”. Le agradezco al candidato considerar a las mujeres dentro de su paso por la Alcaldía de Bucaramanga basado en la prudencia que tenemos y lo eficientes que somos. Para una eventual presidencia, le recomiendo no desestimar la preparación académica que la mayoría de las veces sucede en condiciones asimétricas en tanto tenemos roles extras a los de los hombres gracias a una asignación histórica: el cuidado. También le recomiendo que, para una eventual selección de ministerios, considere también que las mujeres podemos desempeñarnos más allá de los ministerios dedicados al cuidado, como educación, salud, cultura o los asuntos sociales. ¿Qué tal una mujer en seguridad y defensa o hacienda? Y eso considerando que el hecho de escoger mujeres en el cargo no asegura que haya una garantía de perspectiva feminista en la gestión (para el caso, el ejemplo de Marta Lucía Ramírez).

En el Nuevo Liberalismo ha predominado el voto programático, pero ahora veamos ese voto programático con perspectiva feminista. La entrevistada se refiere al plan de gobierno del candidato, y sobre el afirma que la convence porque “hay un número de propuestas en torno a la autonomía económica de las mujeres, la justicia, en poderle brindar mecanismos contra la impunidad a casos de violencia sexual y maltrato contra las mujeres” (sobre esto aclaro que hizo una referencia al plan de gobierno de Petro y Rodolfo y los estandarizó en temas de género para referirse a ellos). Si bien las propuestas sobre la autonomía económica de las mujeres son las que predominan en su única página dedicada a mujeres y asuntos de género y en esto estoy de acuerdo con la entrevistada con que es un paso para erradicar las violencias basadas en género (o ciclo de violencias como ella menciona) en el hogar, pero no es cierto que su programa de justicia plantee mecanismos contra la impunidad en casos de violencia sexual y maltrato ya que ni siquiera es nombrada, su énfasis es en el tema de la corrupción. En cambio, sí es nombrada en su programa de mujeres y asuntos de género y en ese sentido planea erradicar la impunidad con respecto a la violencia intrafamiliar por medio de una política pública. No considero que sea una propuesta de cambio estructural en cuanto a la eliminación de las violencias basadas en género puesto que niega e ignora que los lugares donde las mujeres sufren este tipo de violencias no son únicamente en el hogar y cada vez más evidenciamos agresiones de ese tipo en el trabajo, colegio, espacio público, transporte público, centros comerciales, etc., la lista es larga. Una vez más: lo que no se nombra no existe. No menciona tampoco los instrumentos internacionales que trabajan por su eliminación y por cerrar brechas de género, como lo serían los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible) y la CEDAW (Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer), una convención que grosso modo, reconoce derechos fundamentales de las mujeres desde el orden internacional, por eso es histórica. El reconocimiento del aborto legal, seguro y gratuito tampoco es considerado en su plan de gobierno a pesar de que lo reconoció en un hilo de Twitter y esto es una cuestión innegociable, a mi parecer, cuando se hace el ejercicio de determinar un voto en razón del feminismo.

En conclusión, no considero a Rodolfo Hernández como una opción de cambio desde la perspectiva feminista como lo plantea la entrevistada. Me cuesta entender como se habla de veeduría a la presidencia, pero se muestra poco crítica con el programa de gobierno del candidato habiendo tantas cosas que complementar y refutar. De otros programas (Petro y Fajardo) rescato por ejemplo el Sistema Nacional de Cuidados en tanto reconoce la cuestión de la feminización del cuidado y lo abordan desde una perspectiva de política de Estado. Y, por último, me cuesta entender la forma en la que se niega el machismo y se le llama “ser retrogrado” y considerarlo menos grave que lo primero, mientras se lee a un candidato que está -como todos los demás- en una vitrina tratando de venderse de cara a esta segunda vuelta. Entiendo que la visión de país y del mundo de Hernández está plasmada en su programa de gobierno y basada en eso, sé que, si hay un Estado seguro para las mujeres, no es con este candidato. Entonces ¿es o no es Rodolfo Hernández un candidato machista y reproductor de lógicas patriarcales? Aunque hace un esfuerzo por no serlo, considero que si lo es (así como también lo considera el mismo candidato), no solo porque su crianza, según él, se dio en condiciones propias de un sistema patriarcal y machista, sino porque dentro de su forma de ver a las mujeres conserva la jerarquía de la cual hablo al inicio de esta columna, en tanto percibe que si la mujer es y existe es porque un hombre se lo permite.

Cuestiono que una mujer feminista niegue en una persona su condición machista para fundamentar su apoyo de cara a una elección. Partiendo del feminismo liberal, entendido por la entrevistada en un comentario de Twitter como “aquel en el que se concibe la igualdad como expresión social” no creo que dentro de esa igualdad quepa el hecho de que un hombre es machista.

Por último, aclaro que respeto profundamente su postura y no invalido la causa feminista que la entrevistada defiende. Sin embargo, en aras de abrir de una vez por todas un debate feminista dentro del Nuevo Liberalismo, me permito disentir públicamente al respecto de la entrevista publicada en la revista Semana y expresarle al público en general que su postura no es la postura de todas las mujeres del partido y que mi postura, claramente, no es tampoco mayoritaria en él. Si acaso hay un feminismo, no es lavándole la cara a los candidatos, por el hecho de ser hombres ya tienen en sí mismos interiorizadas conductas machistas y/o micromachismos porque ese es el sistema ideológico, el piso sobre el cual muchos hombres (incluso a nosotras) fueron criados. Y si, Rodolfo Hernández es retrogrado, pero también es machista.

Gracias por leer.


Referencia

Rosso, N. (2016). El sistema patriarcal: sus fundamentos y funcionamiento. In F. M. y F. en Bucaramanga (Ed.), Diálogo Internacional: Feminicidios en América Latina (pp. 1–14).

 

Valentina Londoño Urrea

Estudiante de último semestre de Ciencia Política de la Universidad Nacional sede Medellín, feminista y ambientalista.

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