La prensa literaria del mundo conmemora los 400 años de la muerte de William Shakespeare y de Miguel de Cervantes. Por eso desde Al Poniente recopilamos algunos de los mejores diálogos de la amplia obra de Shakespeare:
De Macbeth
Las Brujas: ¿Cuándo volvemos a vernos? ¿En lluvia? ¿En rayos? ¿En truenos? Cuando pierdan, cuando ganen la batalla, cuando acaben.
Gran sapo nos llama ¡Ea, ya!
···Lady Macbeth: lo que los ha puesto borrachos, a mí me ha vuelto audaz; lo que los apagó, a mí me ha dado fuego. Oye: fue el búho que graznó, fatal sereno, dando sus secas buenas noches.
(Traducción de Agustín García Calvo)
De El rey Lear.
Bufón: Si la gente tuviera los sesos en los talones, no cabría el peligro de los sabañones.···
Lear: ¡Soplen, vientos! ¡Revienten las mejillas! ¡Rujan y soplen diluvios y huracanes, chorreando hasta empapar las torres y ahogar sus altos gallos!. Sulfúreas centellas, que cruzan como ideas y preceden al rayo que parte en dos al roble, quemen mis canas; y tú, batiente trueno, aplana con tus golpes el grueso orbe del mundo, rompe el molde de la naturaleza, echa por tierra el germen que crea al hombre ingrato.
···
Edgar: ¿Mi padre con sus ojos fuera? ¡Mundo, mundo, qué mundo! Sólo por tus raros vuelcos, que te hacen odioso, aceptamos llegar a la vejez.
···
Gloucester: yo no tenía camino, y por eso no me hacen falta los ojos.
Solía tropezar cuando veía. Es muy frecuente que los bienes nos hagan confiados, y la carencia vaya en ganancia nuestra. Querido hijo Edgar, alimento del odio de tu engañado padre, si sólo por el tacto alcanzara yo a verte, diría que otra vez ojos tengo.
(Traducción: Vicente Molina Foix)
De Hamlet
Horacio: ¿Quién eres tú que usurpas las horas de la noche, unido al bello y belicoso aspecto con que la majestad del difunto danés marchaba a veces? Te conmino por los cielos a hablar.Bernardo: ¿Qué pasa, Horacio? Estás temblando y pálido. ¿No es esa cosa algo más que ilusión?
···
Espectro: yo soy el espectro de tu padre. Condenado durante cierto tiempo a vagar en la noche, y en el día confinado a ayunar entre las llamas mientras son consumidos y purgados los crímenes soeces que llenaron mis días naturales.
···
Espectro: Escucha, Hamlet, oh, escucha, si una vez amaste a tu querido padre… venga su repugnante asesinato, más antinatural que ningún otro. (…) Se ha corrido la voz de que durmiendo yo en mi huerto, me picó una serpiente; todo oído danés está burdamente engañado así con una historia falsa de mi muerte.
···
Hamlet: ¡Ah, huestes celestiales todas! ¡Ah, tierra! ¿Y qué otra cosa? ¿Y tendré que añadir el infierno? Oh, aguanta, corazón; y ustedes, y mis nervios, no envejezcan de pronto, sosténganme en pie firme. ¿Qué me acuerde de ti? Sí, pobre espectro, mientras tenga asiento en este mundo la memoria.
···
Hamlet: ser o no ser, de eso se trata; si para nuestro espíritu es más noble sufrir las pedradas y dardos de la atroz fortuna, o levantarse en armas contra un mar de aflicciones y oponiéndose a ellas darles fin.
Morir para dormir, no más; ¿y con dormirnos decir que damos fin a la congoja y a los mil choques naturales de que la carne es heredera? Es la consumación que habría que anhelar devotamente. Morir para dormir. Dormir, soñar acaso; sí, ahí está el tropiezo: que en ese sueño de la muerte qué sueños puedan visitarnos, cuando ya hayamos desechado el tráfago mortal, tiene que darnos qué pensar.
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