El 7 de febrero de 1948, dos meses antes de su vil asesinato, Jorge Eliecer Gaitán lidera la llamada Marcha del Silencio y en la Plaza de Bolívar le dijo a Mariano Ospina Pérez:
“Señor Presidente: Serenamente, tranquilamente, con la emoción que atraviesa el espíritu de los ciudadanos que llenan esta plaza, os pedimos que ejerzáis vuestro mandato, el mismo que os ha dado el pueblo, para devolver al país la tranquilidad pública. ¡Todo depende ahora de vos! Quienes anegan en sangre el territorio de la patria, cesarían en su ciega perfidia. Esos espíritus de mala intención callarían al simple imperio de vuestra voluntad.”
Hoy le pedimos al Presidente de Colombia que ejerza su mandato que le dio el pueblo de Colombia para devolver al país la tranquilidad pública.
Señor Presidente: usted juró cumplir la Constitución y la Ley.
La Constitución y la Ley le ordenan a usted señor Presidente que respete, que apoye, que facilite, el proceso de revocatoria del Alcalde de Medellín, Daniel Quintero Calle, pues es el ejercicio del derecho político inherente a la democracia participativa.
La Procuraduría General de la Nación le ha solicitado a usted Señor Presidente que designe un Alcalde Ad Hoc para que verifique imparcialmente el proceso de revocatoria en la ciudad de Medellín en tanto que Daniel Quintero Calle fue recusado por el Comité Promotor del proceso de Revocatoria.
Señor Presidente, La tranquilidad pública de la ciudad de Medellín está siendo amenazada por la confrontación aupada por Daniel Quintero Calle entre sector empresarial y trabajadores.
Señor Presidente, las Empresas Públicas de Medellín, corazón y eje de nuestra ciudad, está siendo tomada por externalidades bajo la mirada cómplice de centralismo. Le exigimos, como parte de este todo, que nos permita ejercer nuestro derecho a conservar nuetra empresa pública más importante de la Región.
Señor Presidente, los derechos a la protesta, a la manifestación, no pueden conculcar los derechos a la locomoción, a la libre empresa, a la tranquilidad, a la paz, a la seguridad, y éstos están siendo violentados.
Señor Presidente, La Constitución Nacional advierte que existe una autonomía territorial que implica que los departamentos y municipios puedan definir sus propias normas, sus propios recursos, pero parece que la única autonomía que se hace respetar es la de los indígenas.
Señor Presidente, no restrinja más la economía. Deje que los negocios fluyan, estimule los sectores que crean empleo. La atención del Estado debe concentrarse en facilitar las condiciones para la creación de riqueza más que en repartir limosna.
Y termino con otro aparte del discurso de Gaitán: “Durante las grandes tempestades la fuerza subterránea es mucho más poderosa, y esta tiene el poder de imponer la paz cuando quienes están obligados a imponerla no la imponen.”
Señor Presidente, escuche al pueblo y despréndase de esos conciliábulos capitalinos parecidos a esas reuniones de cócteles donde excluyen a codazos a quienes no se educaron con quien rige los destinos de la Nación.
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