El masoquismo del placer, es una sensación que todos, en algún momento, han llegado a sentir, en niveles mínimos y máximos. Bien lo decía Jeremy Bentham, la naturaleza le ha ofrecido dos amos al ser humano: “el placer y el dolor”. ¡Cuanta razón!, cada día de existencia, el hombre en la búsqueda de satisfacer las necesidades, profesa y se precipita en actividades que carcomen la integridad y el rumbo. ¡Sí! En ocasiones el placer conlleva a eso. ¿Cuántas veces no se ha escuchado en el adagio popular, “ Por unos segundos de placer, mira la consecuencias”? esas dinámicas son comunes. A título de ilustración: aquellos que encuentran “tranquilidad” en el alto consumo de alcohol, sustancias psicoactivas y cuestiones vinculadas a la autosatisfacción. Fundamentos que lleva consigo a ser realizado por quiénes se sientan impropios, desdichados, o por el contrario, sienten euforia en ese cometido. Entonces ¿se pierde la gracia y la dicha, incurriendo en segundos de placer? ¿Para qué? ¿qué se puede conseguir ejecutando ello?.
Es menester recalcar, que adentrarse a ese hábito se puede desviar en vicios; vicios que concluyen en deterioro mental, intelectual, espiritual, físico, emocional, entre otros. Sentimientos de precariedad soberana del control del ser, ¡exacerbada! Idea del placer. ¿Por qué es tan deseado el placer, si luego termina en decaimiento?
La respuestas a ese interrogante varía; unos los hacen porque la coyuntura en la cual se encuentran, lo llevan a encontrar una salida, salida que en ocasiones no está guiada por acciones, dinámicas y personas que fecunden buenas cosas. Con ello, el individuo encuentra soluciones a esos “males” mediante objetos y pensamientos de realización de actuaciones que le muestran una utopía, una fragancia y armonía. ¡Gran mentira! Porque en realidad, son lobos disfrazadas de ovejas. Y lo más certero, es que se caiga en las garras de aquello pintado de hermoso y apolíneo, y termine siendo un martirio y mar de lágrimas. Por lo tanto, querido lector, si aquello que les cause placer, pero después son visitados por la desesperanza, el martirio, la tristeza y lúgubres pensamientos, tengan en cuenta que todo ese dolor causado es por la efímera idea de placer. Siendo así ¿se cumple lo de Bentham? ¿el hombre es servidumbre del placer y del dolor?
Cada persona de acuerdo a sus convicciones y la manera de actuar, dictaminan y concluyen lo verosímil de dicha afirmación. Sin embargo, no hay que olvidar que también el placer se puede dar por ademanes y prácticas que en verdad sí alimentan el alma. Un abrazo, una caricia, un ´te quiero´, ´te amo´, asuntos nimios pero de grandes coberturas de satisfacción que no languidecen al instante.
Lo dicho por facundo Cabral “en la tranquilidad hay salud, como plenitud, dentro de uno. Perdónate, acéptate, reconócete y ámate. Recuerda que tienes que vivir contigo mismo por la eternidad” así con la fuerza del interior, y regenerando como el águila el vigor, se puede llegar a pasar de ser la servidumbre del placer y del dolor, a ser los amos y señores de éstos.
¡Ánimo!
Luis Gustavo Vergara Rivera
Nota:
En Al Poniente quisiéramos saber cómo ha sido la experiencia de las personas en este tiempo que llevamos confinados en nuestros hogares. Decidimos crear los Diarios de Cuarentena, con la intención de comunicar los sentimientos, sensaciones y experiencias vividas que sentimos en estos momentos insólitos para nuestra especie, a raíz del confinamiento.
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