“… tenemos que observar con lupa a todos estos nuevos personajes que entren en la próxima administración, para velar que sus promesas no se esfumen con el viento, como toda la confianza en esta administración.”
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Medellín, a pesar de ser una ciudad con muchas falencias, siempre fue una ciudad en donde casi siempre se tenía una concordancia y una unión armónica entre el sector empresarial, ciudadano y político. Y digo casi siempre, porque desde el 2020 esta relación está más que rota, con políticos que deshacen a placer nuestra ciudad, con un empresariado que no quiere ver a los políticos que administran a Medellín ni en pintura, y con una ciudadanía fragmentada y sin confianza con los políticos.
Esto produce mucha lástima, porque la esencia de Medellín no es esta. La tacita de plata estaba acostumbrada a siempre mejorar, por algo hemos sido la ciudad de la innovación más de una vez. Pero la mala administración, los casos de corrupción, la inseguridad y, sobre todo, los discursos de división son los que tienen sumido a Medellín en esta crisis, únicamente equiparable con la ciudad que había entre los 80s y 90s, cuando el hampa y el narco estaban apoderadas de esta hermosa ciudad.
¿Quiere decir que estoy comparando el gobierno distrital con los narcos? Eso se lo dejo a su interpretación, lo que sí es importante recalcar, es que, si nos preocupamos por la presidencia y el senado cada 4 años, ¿Por qué no hacemos lo mismo con la alcaldía distrital?
Esto también debería preocuparnos, ya que son quienes dirigen la planeación ejecución y los recursos públicos del distrito, entonces como en una empresa privada se saca a quien no cumple, nosotros debemos tratar a las instituciones como una empresa privada y cada 4 años sacar a quien no cumple con lo que promete, únicamente por compromiso ciudadano.
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Por fortuna, en estas elecciones tenemos mucha gente de donde elegir, que, a pesar de ser joven, tienen no solo la experiencia necesaria, sino también los pantalones bien puestos para hacer una buena gestión.
Muestra de esto Juliana Hernández, quien es candidata al concejo por el partido Centro Democrático; o también el columnista en No Apto y candidato por Dignidad y Compromiso Esteban Jaramillo.
A la par están personas como David Toledo, quien junto a Andrés “El Gury” Rodríguez, lideró la recolección de firmas en contra del alcalde Daniel Quintero. David es precandidato por el Movimiento de Salvación Nacional, y en los próximos días hará su inscripción ante la registraduría para ser candidato oficial. Se espera que sea cabeza de lista.
Cómo mención especial quiero nombrar a Manuela Restrepo y a Yamid López, dos personas que se pusieron la camiseta y hoy van por la curul en el concejo bajo el aval de Dignidad y Compromiso.
En resumen, Medellín no puede seguir bajo los mismos politiqueros en el concejo, que bien sabemos lo poderosos que son. Tenemos que despacharlos de sus puestos y poner la gente que sienta la ciudad como suya, pero también, tenemos que observar con lupa a todos estos nuevos personajes que entren en la próxima administración, para velar que sus promesas no se esfumen con el viento, como toda la confianza en esta administración.
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