Reforma Política, ¿a quiénes beneficia realmente?

Samuel Peña Cano

Yo voté por una propuesta diferente, por una propuesta que le garantizara a las minorías sociales poder acercarse al ejercicio político activo desde los escenarios de toma de decisiones, pero reformas como esta, sólo nos alejan de esa garantía de participación política


La Cámara de Representantes en su más reciente debate aprobó en cuarto debate la reforma política que presentó el gobierno de Gustavo Petro ante el Congreso. Tal y como se esperaba, esta reforma trae consigo varios puntos que, como resultado, tendrán la modificación del mundo político-electoral colombiano tal y como lo conocemos a día de hoy.

Dentro de esa reforma política, yo particularmente encuentro varias líneas rojas que el legislativo no tiene —o no tuvo— que aprobar. Todo tomándolo desde una posición democrática y objetiva de las realidades sociales y políticas de nuestro país. Ahí van un par de esos puntos que creo, sobran:

Quizás uno de los puntos más problemáticos de esta reforma ha sido el de las listas cerradas obligatorias para las elecciones a corporaciones colegiadas como el Congreso de la República. Si algo nos dejó la experiencia de las listas cerradas en los pasados comicios legislativos es que esta modalidad se sirve para el cobro de favores políticos y para los posicionamientos a dedo, sin importar los procesos de los candidatos o sus historias en el recorrido político. Uno de los casos más particulares ocurrió en Antioquia, donde la lista a la Cámara por el Pacto Histórico se vio afectada por esas maniobras politiqueras de las listas cerradas, poniendo a personajes como Alejandro Toro o Susana Boreal en los primeros dos lugares, aun cuando ninguno de los dos ha tenido un proceso político digno, como el de Luz María Múnera. Otro de los casos más conocidos fue el de Alex Flórez, el polémico senador del Pacto Histórico que durante su ejercicio como concejal de Medellín fue reconocido por los constantes escándalos que lo rodearon gracias al licor, y por haber perdido su investidura como concejal por distintas inhabilidades que le impedían ejercer el cargo; para este último caso, los escándalos no han cesado incluso estando en el Senado de la República.

Esto demuestra cómo los favoritismos políticos están sobre los procesos que se construyen a través del tiempo. Las listas cerradas obligatorias serán ese mecanismo que utilizarán los partidos políticos para favorecer a sus más cercanos para que puedan emprender una vida política activa; ahí es cuando uno se cuestiona ¿dónde quedarán las minorías que no tienen maquinaria política para conseguir un puesto alto en una lista? ¿dónde queda esa apertura democrática a los nuevos liderazgos que surgen a lo largo y ancho del país, para que esa gran cantidad de hombres y mujeres lleguen a cargos de representación?

Otro de los puntos críticos de esa reforma política es la problemática propuesta que permitirá que los congresistas sean ministros. ¿Qué tal eso? Cualquier persona con tres dedos de frente, que estudie o no Derecho, sabrá que dentro del Estado existe algo llamado división de poderes, que como bien se sabe, brinda autonomía a las ramas/funciones del Estado: ejecutiva, legislativa, judicial, fiscalizadora, electoral y constitucional. Que el Ejecutivo pueda interferir en las decisiones del Legislativo bajo el manto de un congresista que funge como ministro, es el mayor acto de violencia contra la soberanía y la autonomía que ese órgano, que como bien sabemos, también carga dentro de sus funciones la de hacer control político. ¿Se imaginan a un ministro haciéndose control político a sí mismo? ¡que barbaridad!

Esos dos puntos sólo son una mínima muestra de los errores que trae consigo esta reforma política. Poca objetividad jurídica y democrática hubo a la hora de presentar este proyecto al país; poco aporte le hizo esto a ese conglomerado social que votó por la propuesta del Pacto Histórico y de Gustavo Petro creyendo que vendrían cambios positivos para el país. Yo voté por una propuesta diferente, por una propuesta que le garantizara a las minorías sociales poder acercarse al ejercicio político activo desde los escenarios de toma de decisiones, pero reformas como esta, sólo nos alejan de esa garantía de participación política.


Otras columnas del autor en este enlace: https://alponiente.com/author/penacanosamuel/

Samuel Peña Cano

Estudiante de Derecho en la Universidad Autónoma Latinoamericana, activista político, líder estudiantil, un apasionado por la paz y la defensa de los Derechos Humanos, y un intento fallido de músico.

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