Redes de citas: adherentes y Retractores

ilustración en grabado a punta seca de Martina Medina Asorey

Mujeres para pensar banner“¿Son para todos? Definitivamente para mí no, y aquí te cuento por qué”


 

Hoy me preguntaron por qué no uso las redes de citas para conocer gente.  Respondí rápido, casi sin pensar, “Porque ahí no hay gente como yo”

“Es la misma gente que en cualquier sitio, solo cambia el medio donde se conocen”, me respondieron.

¿Tú crees eso? ¿Qué opinas?

Te voy a decir lo que pienso yo.

Lo primero que me viene a la cabeza es que la “elección” de la pareja se convierte en algo tan racional e impersonal como la elección de… un auto, por ejemplo.

Tildamos gustos, intereses, costumbres, estándar de vida, zona de residencia, etc. Si hay coincidencia, ¡Alcoyana-Alcoyana!  Como si ganaras un electrodoméstico en aquel famoso programa de Argentina, pasas al siguiente paso del encuentro. Conocerse personalmente, para comprobar si todas esas similitudes son verídicas, y si lo son, ¡Atrévase a Soñar! -así se llamaba el programa de TV-

Has llenado todos los casilleros de lo que esperas de una persona. Si fue mutuo, hay segundo encuentro, sin importar si te desveló o solamente comiste rico.  ¡No puedes ser tan tonto/a de no darte la posibilidad!  Casi de manera forzada, avanzas en una relación donde todos tus manuales mentales dicen que debes encajar. Y allí vas un tiempo, avanzando en una relación que aparentemente prospera. Resignando algunas cosas, a veces importantes, porque los casilleros, todos llenitos, así lo indican. Con una sensación de vacío que no puedes explicar, y a veces ni siquiera reconocer.

¿Habrá casos donde surgió amor verdadero?
¡Seguro que sí!  Conozco un par, y brindo por ellos. Pero estoy convencida de que son la gran minoría. Y, vamos! No todos tenemos las mismas energías para exponernos repetidamente en el intento. Definitivamente no es mi caso.

¿Qué siento yo?

Que una mirada, un olor y el roce de una piel que te eriza, vale más que cien casilleros de afinidad.
Que cuando amé, no me importó que fuera el hijueputa más grande del planeta, yo amé ¡Y ese señor no llenaba un solo tilde!  Seguramente hubiera pasado por alto en cuanta app de citas haya sido creada o a crearse.

¿Puede servirme ahora, en la madurez, como medio para conocer a alguien?

Posiblemente podría, pero vuelvo al principio: no encuentro gente como yo, que cuando quiero, quiero a fondo, y el intermedio tibio que puedo encontrar en una relación forzada por alguna de las dos partes, ya no me sirve.

Tengo un par de cuentas abiertas, confieso que miro cada tanto, y veo caras que se repiten por años. ¡Si, por años!  Es como la barra de un bar de los de antes, o cualquier night club de los que imagino, porque no he conocido: gente esperando salvar momentos, que en su mayoría no llenarán y volverán al mismo lugar, a repetir intentos.  Incluso, podría agregar, encontrándole el gusto a eso, el lado bueno; que no descarto que para algunos lo tenga.

Quizás de manera prejuiciosa siento que está lleno de seres que no saben manejar sus tiempos sin pelearse a trompadas con la soledad. Seres para quienes las relaciones son descartables, y el mismo día que algo dejó de funcionar, pueden estar seleccionando el reemplazo. De nuevo, como elegir un auto en una tienda on.line, despojado de todo sentimiento. Pase el siguiente.
Como todo, es válido si les resulta.

Claro, yo tampoco soy así.
Quizás por eso sienta que no hay gente como yo.

Lo expongo a ver qué ideas y opiniones encuentro por acá, sabiendo que hay muchas miradas.


Todas las columnas del autor en este enlace: https://alponiente.com/author/fabianaasorey/

Fabiana Asorey

Trabajo hace muchos años en la industria del entretenimiento (discográfica y audiovisual) y como hobby escribo cada vez que puedo.

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