“Qué bueno que dejáramos la indiferencia y empezáramos a buscar alternativas para recuperar un territorio donde quepamos todos, reine la armonía, la solidaridad, el respeto por las normas y la sana convivencia”.
La libertad de prensa es un derecho consagrado en el artículo 20 de la Constitución Política de Colombia, así como la libertad que tiene cualquier persona para crear un medio de comunicación con el cual pueda difundir sus ideas. Es el espíritu de la libertad de expresión.
Por esa razón, desde 1998, los periodistas no tienen tarjeta profesional, cualquier persona, sea de manera empírica o con formación profesional en distintas ramas, puede ejercer el periodismo.
Este oficio, si se hace con responsabilidad, ejerce control sobre el poder, denuncia lo que no está bien y está en constante vigilancia para que prevalezcan los intereses colectivos sobre los particulares. Esa postura de denuncia permanente genera incomodidades en quienes no actúan como se debe: grupos al margen de la ley, corruptos y personas o corporaciones que tratan de imponer sus intereses así vayan en detrimento de la sociedad. Eso hace que ejercer el periodismo sea una tarea compleja. Se crean enemigos que incluso optan por silenciar, para siempre, la voz del periodista, como le sucedió a Jaime Garzón en 1999 y a tantos otros.
Esta semana -el miércoles 2 de febrero-, periodistas de Jericó Televisión fueron intimidados por un grupo de personas de las veredas del corregimiento Palocabildo de Jericó, que se encontraban en ese lugar haciendo el programa institucional de Minera de Cobre Quebradona. Según el director de Jericó Televisión, Juan Manuel Ospina, este grupo de personas le advirtieron que no podía volver al lugar: “Con machete en mano y voz intimidante me abordan y me dicen que, si vuelvo a ir, trabajando para Minera de Cobre Quebradona, no tendríamos cabida en el territorio” (ver).
Vale la pena recordar que este hecho no es nuevo, desde el 2014 (ver), un grupo de personas de este corregimiento, sobre todo de las veredas Vallecitos y La Soledad, se creen con la autoridad de bloquear y retener a las personas que ellos consideran no deben entrar a esta zona. Cometen, lo que comúnmente se conoce como vías de hecho. Le ha sucedido varias veces a los funcionarios de Quebradona. A principios del año pasado le pasó a personal técnico de Corantioquia y a contratistas que los acompañaban, hecho que fue ampliamente documentado en diversos medios de comunicación como El Colombiano (ver). Esta semana, el turno fue para los periodistas de Jericó Televisión que, como canal comunitario, tienen dentro de su misión, cubrir historias del área urbana y rural de Jericó, pero con este hecho, no sienten garantías para volver al corregimiento.
El miércoles 9 de febrero se celebra el Día del Periodista. Esta situación evidencia lo difícil que es ejercer esta labor en el país y la amenaza latente contra la integridad y la vida de estos profesionales. Lo más sorprendente en este caso, es que un grupo de personas que no representan el sentir de toda la comunidad, desde hace más de 7 años, funjan como si ellos fueron la autoridad y decidan quién entra y quién no a esta zona, sin que la verdadera autoridad, léase gobierno local, departamental y nacional, en compañía de otros órganos como la Defensoría del Pueblo, hayan intervenido de manera efectiva para resolver el problema.
Parece que muchas veces es más fácil hacerse el de la vista gorda, porque suena como si el problema no fuera conmigo sino con otros. Cabe perfectamente el poema del pastor alemán Martin Niemöller (1892-1984) “Primero vinieron por los socialistas, y yo no dije nada, porque yo no era socialista. Luego vinieron por los sindicalistas, y yo no dije nada, porque yo no era sindicalista. Luego vinieron por los judíos, y yo no dije nada, porque yo no era judío. Luego vinieron por mí, y no quedó nadie para hablar por mí”. Qué bueno que dejáramos la indiferencia y empezáramos a buscar alternativas para recuperar un territorio donde quepamos todos, reine la armonía, la solidaridad, el respeto por las normas y la sana convivencia.
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