Recordar a los amigos, un placer fugaz

Siempre existe una buena excusa para hablar de los buenos amigos. De los pocos buenos amigos. Siendo el último del grupo más importante del cine en Colombia en la década de los 70, Luis Ospina y Sandro Romero Rey citaron a sus amigos, a los amigos de Andrés Caicedo que en sí, son esos lectores que no han dejado morir su obra, que no dejan que su figura se desdibuje del plano de la literatura colombiana. En cine Tonalá se realizó la presentación de la tercera edición (mejorada) de Ojo al cine, un libro que recoge los textos y consideraciones escritas por Andrés Caicedo entre 1974-1976 cuando su vida giraba alrededor del cine, la música, las drogas y la gran novela.

En la sala del primer piso con capacidad para unas 70-80 personas, dos sillas en un escenario armado con dos lámparas, una mesa para el agua de Luis y el vino de Sandro, el libro que contiene los números publicados por Andrés sobre el cine y un micrófono que pasaba de mano de Sandro a la de Luis, luego Sandro intervenía y le pedía el micrófono a Luis y así durante una hora. Sandro tuvo razón cuando en off, mientras los asistentes se acomodaban dijo: “esto es como estar hablando en la sala de tu casa”. Porque el conversatorio fue como una charla en donde se evocaron momentos felices y esos no tan felices, pasaron fugazmente. Después, tanto Romero Rey como Ospina recordaron que desde la muerte de Andrés hace cuarenta años no habían hecho otra cosa que lo mismo, sentarse a escucharse el silencio, a ver como su memoria pasaba como en una película de 35mm la historia de una Cali llena de rumba, de amor por el arte, del teatro San Fernando, de ciudad solar, de Andrés, de todo Caliwood.

Luego, como quien ajusta una ficha suelta, Sandro mencionó lo difícil que fue hacer que un editor publicara Ojo al cine, pues 800 páginas de consideraciones cinéfilas en todo su sentido no era un buen negocio para ninguna editorial. Pero siempre hay un interesado, alguien que ve un poco más allá de lo que otros han visto y ha dicho que sí, primero en editorial Norma y ahora por Debolsillo. Este libro no es más que el testimonio de una vida dedica al cine, a forjar la llave que muchos años después, abriría la puerta para la crítica de cine en Colombia. Esto claramente no lo imaginó ni Andrés ni el grupo de Caliwood que lucharon tanto por hacer del cine un camino de creación y renovación constante.

El grupo de los genios, ellos los cinéfilos, los críticos y guionistas que fueron la vanguardia en una época en donde el cine en Colombia era un sueño lejano. Luis y Carlos siguieron haciendo cine, usando las técnicas, luchando por el arte independiente y si fuera poco, ganando premios internacionales que muchos directores de la actualidad solo podrán soñar. Andrés se dedicó a ser guionista, la vida no le alcanzó para aprender las técnicas ni el desarrollo necesario para llevar una escena al punto que el buen cine exige.

Entre anécdotas y risas, Sandro Romero ponía a prueba la memoria de Luis, quería escuchar una vez más, como el investigador y narrador que ha sido sobre la vida de Andrés y del grupo de Cali esos hechos que marcaron el camino de lo que fue la mejor época del cine y la literatura en la ciudad del valle. Después del conversatorio entre amigos, se proyectó el último documental de Luis Ospina: Todo comenzó por el fin. Aunque ya la había visto y quizás muchos en la sala también la conocían, nos quedamos a ver de nuevo el documental que habla de eso precisamente, del placer fugaz que es recordar a los amigos.

Ospina es el último de aquel grupo de Cali y como dijo su amiga Vicky Hernández en el documental: “A ti te toca hablar de esto”. Es cierto, como un ejercicio de catarsis, de desprendimiento de esa herencia que carga sobre su espalda, Luis se deshace en el documental, se destruye y se arma, una deconstrucción total. La noche se fue y lo vi ahí sentado, comiendo a la media noche, con unos amigos, hablando un poco de todo y sonriendo, como si después de cada charla sobre ese pasado tan bohemio pero tan lleno de genialidad, le renovara la vida y pudiera seguir como si nada.

 

Editor Cultura: Juan Camilo Parra Martinez

Licenciado en Filosofía y Letras por la Universidad Santo Tomás, columnista y periodista freenlace. Ha escrito para varios medios de comunicación. Su pasión entre la literatura y el periodismo lo llevó a buscar un punto central en donde la ficción y la realidad se crucen, se toquen pero no se confundan.