¿Quién gobierna a Colombia?

El gobierno Duque ya venía mostrando visos de autoritarismo, pero las objeciones a la ley estatutaria de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) realmente demuestran que lo último que pretende este gobierno es unir a los colombianos. El 7 de agosto de 2018, en su discurso de posesión, el presidente Duque le había dicho al país que atrás quedaban los prejuicios del pasado, construiría consensos y promovería el entendimiento, haría un pacto por Colombia. Después de siete meses cabe preguntarse: ¿cuál pacto?, ¿cuáles consensos?

Como si estuviera vaticinando el talante de su propio gobierno, ese día citó a Darío Echandía: “Gobernar es un camino que solo deja legados cuando se cimienta en los principios” y, más adelante: “La diplomacia sin principios es la hipocresía, la democracia sin principios conduce a la anarquía, la política sin principios se transforma en corrupción y el poder sin principios rápidamente muta al autoritarismo”. Según él, el año del bicentenario invitaba a hacer reflexiones profundas sobre nuestro pasado y nuestro futuro: simples lugares comunes, frases sin sentido, cursilerías.

La verdad sea dicha: al señor Iván Duque le ha quedado grande la Presidencia. Durante meses nos entretuvimos en discusiones sobre su supuesto equilibrismo, su yin yang y su talante conciliador. A muchas personas les gustan los formalismos y se entretienen con ellos, no ven que detrás de las apariencias reside lo esencial. Es necesario entender cuál es la discusión jurídica alrededor de las objeciones a la JEP,pero una vez entendido que esta no procede porque la Corte Constitucional ya se pronunció de fondo sobre los temas que se pretenden objetar, ¿sobre qué deberíamos discutir? ¿Cuáles son los temas que deberíamos profundizar?

La discusión política de fondo es que el uribismo no quiere que se conozca la verdad de lo que sucedió durante el conflicto armado. Nos dicen que nos quieren distraer, que quieren acabar con la JEP, que quieren mantener esta bandera con fines electorales para las elecciones de octubre y las próximas presidenciales, pero esas son razones secundarias. La razón principal es seguir ocultando la verdad. La oposición debería preguntarle al uribismo: ¿cuál es su miedo? Y es que el uribismo no es nada sin Uribe. Esta agrupación política no sabe gobernar. Uribe y sus discípulos solo se han especializado en preservar los intereses particulares de los miembros y amigos de su colectividad política. No le han entregado nada al país.

Hace unos días leía en The Economist que el mandatario mexicano Andrés Manuel López Obrador, en sus casi 100 días de gobierno, se ha convertido en el presidente más popular de los últimos años en su país. Y lo ha logrado cumpliendo sus promesas: hacer que el Estado sea el principal garante del bienestar de los mexicanos. Mientras tanto, acá seguimos creyendo que quienes deben brindar prosperidad a los colombianos son las empresas y así seguimos enriqueciendo a las mismas familias a cuesta de la gente trabajadora. Solo se habla de Estado cuando se trata de que este refuerce su presencia militar en las regiones. Colombia todavía no sabe qué significa un gobierno nacional que piense en el bien común, seguimos viviendo en la Edad de Piedra de la política.

Después de siete meses: ¿cómo quiere reducir el gobierno Duque los cultivos de coca? Volviendo al glifosato, mientras otros exponen ante la Corte Constitucional las ventajas del acuerdo de paz sobre el tema. ¿Qué ha hecho para buscar la paz con el Eln? Desconocer los protocolos y los esfuerzos de los países garantes. ¿Qué ha hecho por las víctimas del conflicto? Hacerle zancadillas a la paz, algo que es de todos conocido. ¿Qué ha pasado en materia tributaria? Redujo el impuesto de renta a las empresas y aumentó la carga tributaria a la clase media. ¿Qué pasó con el proyecto anticorrupción? Claudia López le entregó en bandeja de plata la iniciativa y Duque la desperdició. ¿Qué pasó con los proyectos productivos para los excombatientes de las Farc? Los desfinanció. ¿Qué pasó con el “cerco diplomático” a Maduro? No ha tenido ningún éxito hasta ahora.

Con las objeciones a la JEP, los aspectos que durante la campaña muchos consideramos problemáticos, como la inexperiencia del joven Duque y su sometimiento a Uribe, quedaron en evidencia. No existe ese tal ‘duquismo’ con el cual los medios nos entretuvieron durante estos siete meses. La opinión pública no solo debe saber que el presidente Duque está mal asesorado en materia jurídica, sino que debe saber también que existe una estrategia de desprestigio y deslegitimación de la JEP para que, en un futuro próximo, los relatos de militares, de antiguos miembros de grupos alzados en armas y de grupos paramilitares queden en entredicho.

 

Sara Tufano en El Tiempo.

Sara Tufano

Italocolombiana. Socióloga de la Universidad de París 7, con una Maestría en Sociología de la Universidad de São Paulo. Se ha especializado en el estudio del conflicto armado colombiano y de los procesos de paz desde una perspectiva histórica.