Hace unos días, el Departamento Nacional de Planeación ha difundido el informe del desempeño fiscal de departamentos y municipios para la vigencia del año 2013. Informe que tiene un contenido comunicacional muy potente en el nivel nacional pero también en las entidades territoriales que ocupan los primeros lugares.
El mejor municipio en desempeño fiscal es una de las frases que suelen promocionar como generadora de orgullo tal cual símbolo patrio; acompañada de los nombres de sus supuestos artífices: normalmente uno, o dos si se está a punto de entrar a año electoral.
Sin embargo, me pregunto si alguien se ha inquietado sobre lo que significa la medición en desempeño fiscal y estar en el selecto grupo de los bien calificados. En otras palabras: ¿qué le aporta a la vida de los ciudadanos aparte de ser un reconocimiento que suena muy estilizado?
Pues bien, como esa información difícilmente es difundida contrario a lo que sí hacen con el resultado, aquí unas claves para entender la medición en gestión fiscal.
Lo primero que hay que decir es que, como su nombre lo indica, busca hacer seguimiento a ciertos conceptos todos ellos referidos al asunto financiero de las entidades territoriales como la autofinanciación de sus gastos de funcionamiento, el porcentaje de recursos destinados a pagar las deudas, la dependencia de las transferencias que se realizan desde el nivel nacional y de las regalías, generación de recursos propios, porcentaje de recursos que están destinados a la inversión, entre otros.
Tales conceptos son medidos a través de unas metodologías cuantitativas según la información que suministran las mismas entidades territoriales y otras entidades del Estado, lo que entrega un puntaje total que puede indicar si la entidad territorial es solvente en recursos económicos, se encuentra en niveles de alerta o se ha generado deterioro que pueda llevar a su inviabilidad como entidad territorial.
Una clave, desde mi punto de vista, está en entender que si una entidad territorial (municipio, departamento o distrito) tiene un indicador positivo relacionado con los recursos económicos que administra, ello supondría una posibilidad mayor de generar satisfacción de necesidades insatisfechas a través de la acción pública. En términos prácticos tener un indicador positivo debería significar mayor inversión en obras físicas necesarias como colegios, hospitales, vías, parques y espacios públicos, acueducto y alcantarillado, plantas de agua potable, jardines infantiles, bibliotecas, etc; pero también inversión social como programas para acceder al sistema educativo mejorando su calidad, para aumentar la productividad y los ingresos de los campesinos, la generación de fuentes de trabajo, seguridad alimentaria y nutricional, generación de actividades y procesos culturales y artísticos, apoyo a ideas de emprendimiento, exaltación a los deportistas de alto rendimiento, promoción de la vida y la convivencia y miles de ejemplos más.
Sin embargo, la otra clave es saber que clasificarse en un puntaje alto en el índice de desempeño fiscal no significa automáticamente que se esté transformando la vida de las personas, o al menos no con todo el potencial esperado y posible. El mismo Departamento Nacional de Planeación, quien elabora el informe de desempeño fiscal, ha dicho que es una calificación desde los números, no desde la calidad en la ejecución de los recursos. Además, en nada tiene que ver con consideraciones de corrupción o el impacto en la ejecución de esos recursos.
En términos coloquiales: una cosa es tener plata y otra es invertirla o ejecutarla bien. Aún reconociendo que un buen nivel en el informe de gestión fiscal es tener la mitad del camino, podría faltar la otra mitad: gobernantes con visión, que busquen el interés general, mejorar la calidad de vida con equidad y cuidar cada peso público como si fuese sagrado. Ese será una evaluación que cada uno de los ciudadanos pueda hacer desde su sentir y su percepción.
Para terminar, necesariamente hay que recordar al profesor Antanas Mockus para quien la política y la acción de gobernar deben ser entendidas, entre otras, como un ejercicio pedagógico que esté orientado a cambiar hábitos sociales y lograr transformaciones profundas y permanentes. La pedagogía empieza por comunicar la información con calidad y pertinencia. Ojalá se sigan comunicando esas buenas noticias, pero también lo que significan.
NOTA: El informe completo puede consultarse en https://colaboracion.dnp.gov.co/CDT/Desarrollo%20Territorial/Documento%20Desempeño%20Fiscal%202013.pdf
@juanp_rendon
[author] [author_image timthumb=’on’]https://fbcdn-sphotos-e-a.akamaihd.net/hphotos-ak-xap1/v/t1.0-9/s526x395/10671501_1490189527905574_6298122398104301410_n.jpg?oh=ac5e370d2e63f51f02da5119a3d476c4&oe=54D0A7CB&__gda__=1417855475_33fbf0a19fd190b51a7681d764ad459b[/author_image] [author_info]Juan Pablo Rendón García. Abogado de la Universidad de Antioquia, estudiante de especialización en Derecho Administrativo de la Universidad Externado. Ciudadano, demócrata, crítico, propositivo. Cree firmemente en la educación y en el poder de la construcción colectiva y la movilización social.[/author_info] [/author]
[…] Así mismo les compartimos este otro texto del abogado rionegrero Juan Pablo Rendón para una ilustración más completa: Dar click acá […]