En diferentes países del mundo, la Semana Santa se celebra para conmemorar la pasión, muerte y resurrección de Jesús. Para los católicos, es el tiempo más importante y devoto, el cual, es utilizado para realizar actos litúrgicos.
La mayoría de los creyentes, viven esta época como un tiempo de oración y reflexión, para pedir perdón y arrepentirse de los actos que hayan cometido. Para otros por el contrario, es un tiempo de descanso y esparcimiento cultural, muchas personas utilizan esta semana para salir de la rutina, visitar nuevos lugares o pasear en familia, algunos conscientes de la importancia de la fecha, participando de algunos eventos; otros al contrario, con una excusa sólo para viajar.
Aunque la Semana Mayor, conlleve participar de actividades y celebraciones religiosas, no es certero, que se deban asistir a estas para tener un acercamiento con Jesús; no se debe hacer peregrinación o penitencia para estar en gracia y espiritualidad con Dios. Sin importar los eventos que se realicen durante Semana Santa, la diversidad de religiones o postura de cada persona, esta época debe ser un momento de reconciliación, amor, perdón y santidad; donde cada persona reflexione sobre sus actos y el papel que aporta a la sociedad.
Desde el misticismo que ofrece esta tradición, se puede llegar a una transformación social; donde, por medio del significado y los acontecimientos de esta fecha se logre una reflexión masiva, sobre la importancia de los valores en todos los ámbitos sociales. Pues, la espiritualidad no es solo estar en paz con Dios, también es estarlo con los demás y contribuir a que otras personas se acerquen y estén en comunión, para que de esta manera haya menos maldad y más reconciliación en el mundo, provocando un cambio en el pensamiento y accionar de la población.