Los homicidios más allá de la violación al derecho a la vida, nos muestra una sociedad enferma, llena de resentimiento, altos egos, intolerancia e impunidad. El descuido de la salud mental, la falta de oportunidades, el seguimiento y monitoreo oportuno por parte de las autoridades, la falta de responsabilidad y el egoísmo de algunos son la pieza clave para terminar de manera trágica con la vida de ciudadanos que, sin importar su rol, su raza termina muriendo funestamente en manos de agresores que en la mayoría de las ocasiones son justificados.
Justificados por las malas lenguas, por los antecedentes históricos de un país violento, por los habitantes de un municipio que ha intentado salir del flagelo del microtráfico y las bacrim. Por los malos dichos: “Se los busco, ¿Quién sabe que andaba haciendo?, a uno no lo matan porque sí” etc., etc. Las frases vacías que evidencian una y otra vez el desconocimiento que tenemos del comportamiento humano, la falta de solidaridad y empatía, la sangre fría para justificar los sin fin de asesinatos que se cometen en el día a día.
No es fácil escribir sobre noticias fatales que atraviesan una y otra vez la pantalla del televisor, mucho menos escribir sobre muertes que se hacen cercanas, sobre cuerpos que caen frecuentemente en las aceras, calles y veredas del municipio de Itagüí. Ese municipio que declaran “ciudad de oportunidades, de seguridad, la ciudad de la familia y la prosperidad”. Pero, ¿Cómo van hablar de oportunidades cuando hay familias que se han quedado sin padres, sin hijos sin hermanos? los cuales en muchos casos llevaban los ingresos a sus hogares. ¿Cómo recitar una y otra vez el trabajo por la familia? cuándo hay niños que pierden el derecho de crecer con un padre y una madre porque la intolerancia se los ha arrebatado, ¿Cómo van a decir que la familia es el núcleo de la sociedad y que por ella trabajan? si la sociedad anda enferma, si sólo venden una imagen maquillada de la lucha por la familia, pero se quedan escasos en programas que impacten eficientemente en ella.
Las decisiones para erradicar la violencia van más allá de una cámara de seguridad, está en la atención a la población, la prevención y el seguimiento oportuno de la salud pública y de empezar a trabajar por el otro, como partidario para mejorar la sociedad, no como el oportunista que pretende mejorar la imagen corporativa de una alcaldía y para quienes la conocen de cerca saben sus irregularidades y marañas para trabajar y hacerse notar.
En Itagüí, según las cifras oficiales en el año 2019 se presentaron 21 homicidios y para el 2020 con corte al 29 de diciembre iban 43 asesinatos (según publicación en Q’Hubo). Esta cifra incluye los 12 más que se han presentado en el mes de diciembre, siendo este el de mayor incremento, lo que a su vez convierte el municipio en el segundo con mayor tasa de homicidio del Área metropolitana. Adicional a ello, se presentaron este año 234 lesiones personales, situación que puede causar en muchos casos desenlaces mortales y que atenta contra el derecho a la vida.
Frente a este panorama, hubo varios asesinatos que conmovieron a la ciudadanía y pidieron de un esfuerzo mayor por parte de las autoridades. Casos como: el homicidio de un taxista en la jurisdicción, un joven entre 20 y 25 años asesinado en el barrio Santa Catalina, un hombre de 29 años quien perdió la vida por disparos cuando salía de una barbería en el barrio Bariloche, un hombre víctima de un ataque por dejar caer una botella de licor, un profesor de educación física muerto como consecuencia de la intolerancia social, un hombre asesinado en barrio Villa Paula, solo por mencionar algunos que fueron de conocimiento público. El último homicidio registrado se trata de un hombre de nacionalidad venezolana quien recibió cuatro impactos de arma de fuego en la Vereda Los Gómez.
Conclusiones
Analizar la problemática de los homicidios comprende analizar el tema de la seguridad ciudadana a nivel municipal, en el que se comprueba que la administración tiene una organización estatal que responde más a la seguridad del estado, que a la seguridad ciudadana. Es decir, que las autoridades todavía pretenden dar respuesta a los problemas actuales que afectan la convivencia y la seguridad ciudadana, a partir de los principios y mediante una centralización excesiva en manos del ejecutivo nacional, desconociendo que las manifestaciones de inseguridad tienen características locales.
En este orden de ideas, es necesario conocer a nivel interno la importancia y pertinencia del papel que deberían desempeñar las autoridades locales en el manejo de la convivencia y la seguridad ciudadana. Por ello, es necesario reconocer que muchos delitos tienen particularidades locales y que su solución debe ser abordada desde el gobierno municipal, e incluso reconocer que los delitos considerados transnacionales como el narcotráfico, el comercio ilegal de armas, la trata de personas, el hurto de automotores, entre otros, terminan afectando a los ciudadanos en su vida cotidiana, como es el caso de la venta y consumo de drogas al menudeo, el comercio ilegal y el uso de armas de fuego en manos de los particulares, la difusión de la cultura mafiosa que se expresa en los estereotipos y en el uso indiscriminado de la violencia para resolver cualquier conflicto.
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