Ante la inminencia de la elección de un nuevo presidente, en el Valle del Cauca nos preguntamos qué necesitamos que tenga como prioridad en la región el próximo jefe de Estado. El panorama es variopinto: por un lado, la economía vallecaucana resistió con mejor desempeño la desaceleración, en gran medida por una oferta productiva diversa que dispersó el riesgo que asumieron las regiones mono-exportadoras. El crecimiento del PIB regional tuvo un mejor comportamiento que el PIB nacional y los avances en reducción de pobreza y pobreza extrema han sido notables, además de la ejecución de obras trascendentales como la doble calzada a Buenaventura, el puerto de Aguadulce, la malla vial del Valle y la ampliación del Aeropuerto Internacional Alfonso Bonilla Aragón. El balance del Gobierno de Santos en el Valle es positivo, pero, por supuesto, sigue faltando mucho; así las cosas: ¿qué necesitamos del próximo presidente en el departamento?
Aunque el panorama económico en el Valle del Cauca es positivo, existen unos retos que exigen de parte del próximo presidente un compromiso ineludible: detener la espiral de violencia. El departamento cuenta con siete de los diez municipios más violentos del país -según número de homicidios-, y mientras en Cali se reducen los homicidios en la mayoría de los municipios vallecaucanos se presenta un aumento de este delito. Las muertes violentas hoy constituyen el principal reto en materia de seguridad en el Valle y el aumento del pie de fuerza es una necesidad que, esperamos, satisfaga el próximo mandatario. En ese mismo sentido, recuperar el orden público en la zona del Alto Naya, donde hay reductos muy violentos de grupos armados ilegales, es otra prioridad.
Mejorar el desempeño de la economía vallecaucana pasa por los desarrollos en infraestructura y la ampliación de los servicios para las empresas. En ese sentido, el impulso a la ampliación del aeropuerto de Buenaventura, concluir la doble calzada al puerto, la vía Mulaló- Loboguerrero, la conexión Pacífico- Orinoquía y replantear la concesión ferroviaria para profundizar la multimodalidad hacen parte del futuro de la competitividad de la región. Agrego la necesidad de la segunda pista del aeropuerto Bonilla Aragón, de crear condiciones para el establecimiento de empresas en Buenaventura y pavimentar vías secundarias y terciarias que conecten a los municipios alejados del valle geográfico son obras esenciales para el dinamismo de la economía local.
Estoy convencido que, en cualquier escenario, el próximo Gobierno Nacional debe tener una fluida interlocución con los gobiernos locales, que enfrentan todavía retos importantes en cobertura y calidad de la educación, medio ambiente, mejorar la red de salud, reducción de la pobreza y de impulso de proyectos estratégicos como el tren de cercanías y, quizás, empezar a hablar seriamente del metro de Cali. La agenda del departamento pasa por aumentar su capacidad instalada, reducir aún más la pobreza, consolidar una serie de iniciativas concretas que generen mejores condiciones para la inversión privada y la recuperación de la seguridad urbana.
Sin importar quién sea el próximo presidente, los vallecaucanos esperamos que tenga una agenda robusta e integral para el Pacífico, donde el departamento juega un papel protagónico como polo de desarrollo. Esperamos que la nueva bancada parlamentaria del Valle esté a la altura y sepa tender puentes con el nuevo gobierno, pero también aspiramos que sepa traducir muy bien los anhelos de esta región.