¿Qué es la tarifa de energía eléctrica?, parte 1

La cadena de suministro de la energía eléctrica está compuesta por una cantidad enorme de dispositivos, sistemas, procesos y personas. Todos coordinados para lograr una operación en tiempo real que es exitosa segundo a segundo y dedicada a la transformación de las fuerzas de la naturaleza en movimiento de cargas eléctricas que son transmitirlas cientos de kilómetros y de allí distribuirla de forma segura a cada uno de los hogares, comercios, industrias.

Una cadena de suministro capaz de tomar la energía con la que el río se mueve, para luego cargar un celular. Una cadena de suministro capaz de acariciar el aire para mantener en movimiento una línea de producción. Una cadena de suministro capaz de tomar un vapor sobrecalentado para luego encender un aire acondicionado. Una cadena de suministro que involucra en Colombia 137 comercializadores, 38 distribuidores, 132 empresas de generación, 15 transportadores.

Máquinas que giran a cientos o miles de vueltas por minuto, sincronizadas eléctricamente unas con otras para lograr entregar potencia con una onda de voltaje en forma senoidal perfecta de sesenta ciclos por segundo, ni un ciclo más, ni un ciclo menos. Equipos de profesionales listos para atender cualquier deformación de esa onda y restablecerla rápidamente para que en cualquier tramo de más de 30 mil kilómetros de líneas la calidad del servicio sea adecuada.

Centros de control que monitorean todas las variables del sistema y sus subsistemas, cuadrillas operativas que despejan la vegetación de corredores eléctricos, realizan de mantenimientos preventivos, trabajan en línea viva y atienden fallas en sitio.

Fuente: Administración de Riesgos en mercados eléctricos. Libro en construcción

 

Una cadena de suministro que no solo entrega energía eléctrica, también le entrega recursos al Estado para mejorar las condiciones de vida de cada uno de nosotros. Entre 2017 y 2021 el sector eléctrico colombiano entregó 26.4 billones de pesos, entre impuestos y contribuciones. Con empleos de calidad, el sector de suministro de electricidad, gas, agua y gestión de desechos emplea 231 mil personas y logra que todos los demás empleados del país puedan realizar sus tareas cotidianas «con toda la energía»

Todos estos dispositivos, sistemas, procesos y personas requieren recursos para su operación. Estos recursos ¡ pueden separarse en aquellos como inversión única o costos rutinarios. Antes de la liberalización del mercado, en los años 80, la responsabilidad de toda la operación del sector eléctrico caía en manos del Estado, quien debía identificar con qué recursos lograba la operación y además ejecutarlo todo.

A finales de la década del 80, más del 30% de los intereses de la deuda pública externa de la Nación correspondía a la del sector eléctrico y, a diciembre de 1991, el sector eléctrico se había convertido en un problema mayor para la macroeconomía del país, agregando una deuda superior a los 4,900 millones de dólares.

Independiente del método que se pueda seleccionar para pagar la operación del sistema eléctrico, son los colombianos los responsables de lograrlo. Bien sea a través del pago de impuestos, bien sea a través de la creación de más inflación, bien sea a través de facturas de energía eléctrica o, Dios no lo quiera, a través de racionamientos.

La tarifa de energía eléctrica corresponde con el precio equivalente que cada uno de los usuarios debe pagar por cada unidad de energía consumida. Tiene por objetivo recaudar el dinero necesario y suficiente para pagar por el uso de dispositivos, sistemas, procesos y servicio de las personas.

Una subestimación de la tarifa de energía eléctrica impide que el sistema sea financieramente autosuficiente. Una subestimación de alguna de sus componentes, hace que alguna parte de la cadena de suministro no sea posible ejecutarse. No en vano, El Colombiano escribió: «Contraloría alerta que 10 millones de personas podrían quedarse sin el servicio de energía  (…) Esta situación se debería al retraso en el pago de subsidios por parte del MinMinas; a ingresos no recaudados por la Opción Tarifaria, y al incumplimiento de los operadores de red con el mercado mayorista.»

Para bien o para mal, con tarifa alta o baja, todos terminamos pagando la operación o inoperancia del sistema.

La tarifa de energía eléctrica es una herramienta en varias dimensiones. De un lado Permite recaudar los dineros necesarios para la operación del sistema. De otro lado, crea los incentivos suficientes para que las personas quieran dedicar sus esfuerzos a este sector. También ofrece señales para aparición de más y mejores competidores, para la integración de nuevas plantas de generación, más tecnología y la atracción a nuevos usuarios.

La alteración arbitraria de la tarifa de energía eléctrica distorsiona su existencia, resta propósito a su creación. Es atacar la consecuencia, cuando la causa sigue viva.

El precio de la energía eléctrica está donde está debido a la estrechez oferta y demanda que hace que el sistema esté más frágil ante el fenómeno de El Niño, estamos haciendo una transición lenta a las nuevas tecnologías a lo largo de toda la cadena, existen barreras de entrada para la instalación de nuevas centrales y la aparición de nuevos competidores.

El sistema está como aquel paciente que tiene fiebre mientras queremos cambiar la escala del termómetro para aliviarlo.

Ahora bien, la tarifa de energía eléctrica también debe tener por cualidad que sea pagable. Ojalá satisfactoriamente pagable.

Las acciones que requerimos son estructurales.

Ojalá más pronto que tarde.

Alfredo Trespalacios Carrasquilla

Doctor en Economía, Magíster en Finanzas, Ingeniero Electricista. Consultor y formador en temas de energía, finanzas y riesgos.

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