Medellín tildada miles de veces a causa del narcotráfico de los 80 y 90, acusada de corrupción y estigmatizada por “el avispamiento de los paisas”. Así, nos han vendido frente a escenarios ajenos al nuestro y en los cuales no hemos podido sobresalir precisamente por ser los más correctos. ¿Será que nos merecemos cargar con el vestigio del paisa come del bobo? Pero, ¿Qué pasa si son nuestros mismos ciudadanos los que nos venden así? Pues en Medellín han circulado grandes vallas con publicidad que afecta el buen nombre de la ciudad, publicidad que incita e invita a robar, y la cual está en los lugares más transcurridos, como los son: El Poblado y la zona Centro.
El mensaje referido de quienes se autodenominan como la familia Builes Benjumea es el siguiente: «Entérese en: familia Builes Benjumea, cómo robar 10 mil millones de pesos”. Este tipo de mensajes, ponen en tela de juicio la transparencia de los que hemos trabajado honestamente para lograr un capital o una estabilidad social en nuestra ciudad.
Es decir, este caso no sólo hace alusión a una disputa patrimonial de los miembros de una familia, y de querer dañar a un individuo de la misma, sino que además incita socialmente a los ciudadanos a optar por el camino de la delincuencia y el hurto, además del daño que hacen tales mensajes a la ciudad en el ámbito internacional, al ser vista por extranjeros desprevenidos.
Las diferencias patrimoniales entre particulares deben ser resueltas en los despachos judiciales y no en las vitrinas de Medellín; Según las leyes que cobijan la regulación de publicidad exterior, específicamente en la ley 140 de 1994 en su artículo 9, cuyo contenido describe que: “ la publicidad exterior visual no podrá contener mensajes que constituyan actos de competencia desleal ni que atenten contra las leyes de la moral, las buenas costumbres o conduzcan a confusión con señalización vial e informativa” determina que este tipo de vallas no deberían estar permitidas en la ciudad, y deberían ser reguladas por la Alcaldía de Medellín, quien no sólo debe controlar los sitios permitidos y prohibidos, dimensiones, procedimientos, medidas correctivas y multas, sino además regular su contenido.
En conclusión, los ciudadanos debemos comprender a fondo los problemas sociales que han dañado a nuestra ciudad y saber que cualquier tipo de decisión individual puede afectar los intereses de toda una comunidad, así que usted señor que pone una publicidad para dañar a alguien, no sólo está dañando a esa persona sino a todos los Medellinenses, y tampoco está aportando a los espacios de recuperación a los cuales se le ha apostado en el territorio.