«La gran verdad de las mujeres ya sea desde los privilegios, desde las condiciones de informalidad, desde el sector privado o el público, tenemos la sororidad, como mujeres debemos prometernos y comprometernos a trabajar juntas por nuestros derechos laborares…»
El 1 de mayo se conmemora mundialmente como el día del obrero, del trabajador, en honor a los mártires de chicago. “La rebelión de las ratas” representa la lucha de la clase obrera y trabajadora por los derechos laborales, por condiciones dignas para trabajar. Una lucha que en la actualidad es recordada y vivida. Aunque muchos sectores de la economía no brindan garantías laborales y vemos que desde la informalidad se invalidad estos derechos.
Pero aun desde la formalidad, desde las grandes empresas y hasta entidades públicas las mujeres siguen siendo ratas sin derechos, con poca garantía de condiciones laborales dignas, pues la condición de ser mujer nos hace víctimas de discriminación y violencia laboral, la desigualdad salarial es tenas pero no es el único acto que demuestra las condiciones de las mujeres en el mundo laboral. En un mundo donde somos víctimas constantes de la violencia sexual o acoso sexual por superiores, ser víctima de estigmas y prejuicios en el desconocimiento de las competencias y esfuerzo de las mujeres, haciendo comentarios como: “Si la ascendieron no fue por ser la mejor sino por estar buena” y las políticas que benefician a los hombres en la percepción de eficiencia laboral.
Las mujeres que decidan ser madres –ser madre debe ser deseado- son víctimas de políticas que las excluyen del sistema laboral, políticas como la diferencia de tiempo entre la licencia materna y la paterna, asignando la mayor responsabilidad en la mujer y dando garantías de que el hombre podrá reincorporar se rápidamente mientras que la mujer no, al asumir que la mayor responsabilidad en la crianza es de la mujer también se asume que tiene mayor tendencia en llegar tarde por motivos familiares –cuidado de los niños-, que va a pedir permisos constantes por los niños y un montón de ideas que refuerzan la creencia sobre las ventaja entre contratar a un hombre y llenarse de contratiempos al contratar a una mujer, que es o va ser madre, o puede llegar a ser lo y que esta o se puede llegar a casar, estas mujeres son de quienes se asume no va a estar dispuesta a entregar la vida, el alma y el corazón a la empresa simplemente porque su atención está dividida entre su hijos e hijas, esposo o esposa y trabajo. Como si ser empleado, obrero, trabajador fuera entregar se a esa función por completo – ¿Qué diría Maslow de todo esto? –
Las mujeres que deciden ser madres y casar se no son las únicas víctimas de estas dinámicas laborales , pues las mujeres que deciden no ser madres ni ser esposas sino dedicar se dé tiempo completo a su crecimiento profesional son tildadas de frías, calculadora e infelices y llegan los “grandes chistes” –violencia simbólica- en el ambiente laboral, comentarios relacionados son su vida sexual, carácter u orientación sexual, hasta llegar el momento donde todos se unen en corro a decir “Te está dejando el tren y no quieres morir sola”.
Pero la gran verdad de las mujeres ya sea desde los privilegios, desde las condiciones de informalidad, desde el sector privado o el público es que tenemos la SORORIDAD y como mujeres debemos prometernos y comprometernos a trabajar juntas por nuestros derechos laborares, por nuestra dignidad y por nuestra condición humana. Desde esta consigna estoy segura que el mañana representara mayor independencia económica femenina, mayor garantía de derechos laborales, mayor libertad y mucha más felicidad.
Y pronto el primero de mayo podrá ser conmemorativo de los derechos laborales de hombre, mujeres y personas no binarias, porque desde la condición humana a todos se nos debe garantizar los mismos derechos y proporcionar condiciones equitativas para el desarrollo profesional.