A quienes se oponen con fiereza al proceso de paz les ha caído como un balde de agua fría la noticia revelada esta semana de la nominación del presidente Santos y del líder de las FARC
Timochenko al Premio Nobel de la Paz, pero para quienes tenemos una visión histórica más amplia del proceso y conocemos los antecedentes de otros Premios Nobel de Paz nos parece no solo algo esperado sino altamente probable.
La primera gran equivocación que existe es que el Nobel de la Paz es exclusivamente para la gente que ha sido completamente pacífica durante su vida o que son personajes ejemplares en todo sentido, si examinamos varios casos históricos de personajes galardonados con el nobel de la paz encontraremos que esto no ha sido así, ya que muchas veces lo que se ha premiado ha sido la intención y la decisión de evitar el rumbo de la confrontación y apostarle a la paz por encima de todas las circunstancias.
El antecedente histórico que podemos utilizar para analizar por qué esta nominación no solo tiene sentido sino que es una candidatura con muchas posibilidades es la del Nobel de la paz entregado en 1993 a Nelson Mandela y a su contraparte Frederik de Klerk.
Si bien De Klerk quedó para la historia como el presidente blanco que liberó a Mandela de sus 27 años de prisión la relación entre ellos estuvo muy lejos de ser un cuento de hadas, mucho menos todos los acontecimientos que ocurrieron entre la liberación de Mandela y la eventual transición hacia una verdadera democracia en Sudáfrica.
Ni el entonces presidente De Klerk ni el propio Nelson Mandela salen limpios del balance histórico, ya que fue un proceso de transición muy difícil donde salieron a la luz las fracturas internas en el Congreso Nacional Africano (la organización política de Mandela) y donde las minorías blancas en el gobierno de De Klerk patrocinaron directa e indirectamente actos de violencia incluyendo varios actos de terrorismo perpetrados por la minoría blanca.
Sin embargo y a pesar de todas las dificultades lo que fue reconocido por el comité del Premio Nobel fue la voluntad de ambas partes de evitar una guerra civil y apostarle todas las fichas a una solución negociada que permitiera establecer una verdadera democracia y crear una nación donde la minoría blanca y la mayoría negra pudieran convivir, así fue que se creó la Nación que hoy en día es Suráfrica.
A pesar de haber compartido el Nobel con Mandela, De Klerk no ha quedado bien librado con la historia, él fue uno más de los presidentes del Apartheid y fue parte de la máquina represora y opresora del Estado, con la diferencia que tuvo la valentía de abrirle las puertas de la prisión a Mandela y a su vez iniciar la transición hacia la construcción de una nueva Nación, por eso lo que se le reconoció con el premio no fue que su persona y su vida fuera 100% ejemplares, lo que le se le reconoce fue que contra todas las circunstancias y a pesar de que en las minorías blancas en general hubieran preferido una guerra civil él prefirió optar por una salida negociada.
Si hacemos el paralelo con Juan Manuel Santos vemos que muchas cosas son similares, cuando el presidente Santos hizo el anuncio por televisión del inicio de las negociaciones de paz con las FARC dijo la siguiente frase: “la responsabilidad de esta decisión caerá sobre mis hombros y sobre los de nadie más”, cuando hizo la pausa se sintió un silencio profundo en todo Colombia, pues en realidad en ese momento y en ese contexto nadie hubiera creído que Santos fuera capaz de tomar ese rumbo, por eso ahora que después de un proceso que ha sido muy difícil y muy complicado existen grandes posibilidades de que el comité del Nobel le otorgue el premio, porque el precedente histórico existe, no es para nada descabellado.
Ahora antes de que saquen conclusiones equivocadas quiero aclarar que por muy obvias razones para mi Timochenko no es el equivalente a Mandela ni las FARC el equivalente a las mayorías negras oprimidas de Sudáfrica, yo personalmente creo que el líder de las FARC no se merece el premio , no tanto porque quiera minimizar su participación en el proceso sino porque él y la cúpula de las FARC han hecho todo lo posible por hacer mucho más difícil el proceso de lo que debiera ser, gran parte de las dificultades que se han tenido vienen de la beligerante y ofensiva forma de comunicación que han tenido las FARC en La Habana, la cual ha sido aprovechada por los opositores al proceso para construir una serie de falsedades que le han vendido a la gente y que hoy en día son la principal causa del rechazo generalizado que existe al proceso de paz.
Sin embargo si miramos el historial de los recientes galardonados al Nobel de Paz vemos que cuando el premio está relacionado con el fin de un conflicto específico el comité del Nobel siempre se lo otorga a las dos partes, precisamente porque se necesita el compromiso de las dos partes para lograr la paz, así no sean estos personas ejemplares y de una trayectoria de vida intachable.
Y para quienes aún creen que el fin del conflicto armado en Colombia no merece ese reconocimiento les pido que revisen la lista de ganadores del nobel de la paz y verán que las dimensiones de nuestro conflicto interno superan muchos a los que les han dado ese premio, y es que en realidad nuestro conflicto interno es uno de las más largos y penosos de la historia reciente del mundo, así que a pesar de que esta noticia les revuelva el estómago a muchos es mejor que se vayan haciendo a la idea, es muy probable que a Santos y a Timochenko les den el Nobel de Paz.
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