¿Por qué no se habla de Bruno?

Encanto nos ha robado el corazón ha mostrado al mundo muchos detalles de nuestro país de una forma dulce, mágica y extraordinaria, detalles que van desde la violencia y el conflicto interno que ha marcado la vida de cada uno de nosotros, nuestro 8 de diciembre con la luz de las velitas, hasta la diversidad cultural de nuestro país, muestra diversidad fenotípica, en vestuarios, dulces, alimentos e incluyendo la forma en la que manejamos muchas situaciones familiares.

Hoy la canción “No se habla de Bruno” es tendencia y todos la escuchamos, pero realmente nos hemos preguntado ¿por qué no se habla de Bruno? Este es un espacio donde levanto la mano y cuento según mi experiencia, conocimiento y reflexión porque no se habla de Bruno e invito a cada uno de ustedes a que pensemos en el Bruno de nuestras familias, recordando que no solo puede ser una persona sino también una situación o secreto.

En la familia Madrigal Bruno era quien no encajaba, con quien era difícil comunicarse, era aquel que se sentía no aceptado ni querido, por ser quien se atrevía a ver y decir lo que muchos o mejor nadie quería escuchar ni ver y por eso no se habla de Bruno porque era mejor ignorar que la presión, la ansiedad y el riesgo que corrían, el cual estaba generando que el milagro de la familia perdiera se luz, que hablar con Bruno o de Bruno,  esta decisión  es una clara forma de negar los problemas que se le presentan a la familia.

En muchas familias no se habla de Bruno, porque hablar de Bruno implica pedir perdón, aceptar responsabilidades y tener conversaciones difíciles para la cuales no estamos capacitados, porque no nos enseñaron a conversar sobre aquellas cosas que implican nuestros mayores temores, el bruno para muchas familias es la violencia sexual, acoso u abuso, situaciones que silenciosamente todos saben, pero nadie se atreve a decir “hablemos de lo que pasó o pasa en nuestras narices”.

Bruno también puede ser la violencia intrafamiliar que no nos atrevemos a reconocer porque no se habla de Bruno, Bruno puede ser un hijo extramatrimonial, la presión que ejercen padres y/o madres hacia sus hijos, enfermedades relacionadas con la salud mental como la depresión, ansiedad, esquizofrenia hasta el consumos y abuso de sustancias psicoactivas.

Pero considero que la película Encanto puede darlos la inspiración para hablar de Bruno y que este deje de ser un invitado que se sienta con todos en la mesa y no conversa, alguien a quien no escuchamos ni le hablamos, solo nos ve interactuar y a nuestros intentos por evitar tener esas conversaciones complejas que nos exigen mas de lo que damos a diario, que nos hacen una llamado a la deconstrucción y nos permiten crecer, evolucionar en busca de reconstruir nuestra humanidad y nuestras relaciones familiares.

Hablar de Bruno es complejo y en muchos casos requiere acompañamiento profesional -un psicólogo- pero si en algo confió es que después de hablar de Bruno todo será increíblemente más sano sino miremos Encanto y como Maricel después de hablar de Bruno y con Bruno logro comprender cual era la clave para proteger a la familia Madrigal, al milagro y a todo el pueblo.

Muchas veces nuestras vidas presentan situaciones complejas a las cuales les podemos encontrar alternativas de solución después de tener esas conversaciones complejas que tanto nos cuesta, pero al final nos permite desarrollar la empatía necesaria para construir lazos de confianza, fraternidad, cariño y respeto así que es momento de hablar de Bruno.

La conversación sobre Bruno inicia el camino para trabajar las situaciones de dolor, violencia e injusticia de nuestras vidas y familias, es un camino complejo pero que al final deja a todos con la una visión mas amorosa, solidaria y completa de las situaciones, ese camino implica responsabilidad y perdón, pero sobre todo implica las primeras líneas de una historia en paz y equilibrio familiar, una forma de sanar y romper ciclos en nuestras familiar es HABLAR Y ESCUCHAR.

No tengamos miedo de ser Maricel, seamos curiosos y valientes.

Yaquelin Chaverra Perea

Soy una mujer negra, feliz y feminista, cristiana y psicóloga, me gusta la política, la innovación social, el emprendimiento y la educación. Creo en la co-creación como herramienta del desarrollo social y me gusta escribir las locuras que pasan en mi cabeza.

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