“Pero las vulnerabilidades y la corrupción nos mostraron la realidad, esa realidad que a menos que se generen cambios profundos en la sociedad, seguiremos sufriendo, como hoy lo hacemos, siendo víctimas del COVID 19 y de la corrupción, y al parecer, para ambas, es importante lavarse las manos, en la primera para evitar contraer el virus y en la segunda, lavarse las manos será definitivo para las próximas elecciones.”
La pandemia del COVID 19 ha desnudado una serie de vulnerabilidades que, si bien, ya eran de común conocimiento desde hace varias décadas en nuestra sociedad, siempre nos habíamos hecho los ciegos ante ellas, alegando a veces que se trataba de situaciones naturales en nuestro proceso de desarrollo, o tal vez, que fueron desencadenadas por decisiones políticas del bando opuesto. La desigualdad, la informalidad, la falta de conectividad para hacer frente a los retos de hoy, la vulnerabilidad de las empresas y de la clase media, así como la corrupción, han sido siempre temas críticos que no hemos atendido con la urgencia que deberíamos. En fin, siempre encontramos la manera de lavarnos las manos, pues el problema es de otros y lavarse las manos salva vidas.
Siempre me ha generado gran curiosidad la manera cómo los políticos y los candidatos de turno interpretan las necesidades de nuestro país y nuestras ciudades, de nuestra gente, de nosotros. A veces parece que las necesidades estuvieran claras, y por momentos de manera resonante escuchamos de parte de muchos, sin importar el partido al que pertenezcan o al grupo político que apoyen, los mismos problemas y las mismas soluciones, cada una de ellas, eso sí, disfrazadas con un velo de misterio y expresadas de tal manera que nos hacen sentir que están apuntando a caminos opuestos, expresándolo siempre con gran elegancia y elocuencia. Sin embargo, la corrupción emerge como un tema común, sin velos ni misterios, todos contra los corruptos, incluso los corruptos, como si se tratase de un juego de policías y ladrones, pero donde los policías a veces roban y los ladrones, señalan sin sonrojarse que le han robado, tal vez eso, que el ladrón mismo estaba pensando en robarse.
Hoy los discursos están llenos de mensajes contra la corrupción y a veces no importa exagerar o mentir, pues es en nombre de la lucha contra la corrupción. Así, nos indignamos porque los corruptos se roban cincuenta billones al año, si, cincuenta billones al año. Pero ¿De dónde salió ese dato? Al parecer no importa, estamos luchando contra la corrupción. Así, la corrupción ha permeado todas las esferas de nuestra sociedad y luchar contra la corrupción será una bandera de todos, como si no existieran los corruptos. Pero es urgente encontrar un mecanismo para que esta lucha sea efectiva y ningún corrupto se lave las manos y se esconda en la lucha contra la corrupción.
La pandemia ha traído momentos difíciles para la mayoría, retos para los que tal vez no estábamos preparados y todos pensamos que la solidaridad, la unión y el trabajo honesto iban a ser protagonistas de una nueva era, pensamos, tal vez ingenuamente, que nos esperaba una nueva normalidad, una mejor realidad. Pero las vulnerabilidades y la corrupción nos mostraron la realidad, esa realidad que a menos que se generen cambios profundos en la sociedad, seguiremos sufriendo, como hoy lo hacemos, siendo víctimas del COVID 19 y de la corrupción, y al parecer, para ambas, es importante lavarse las manos, en la primera para evitar contraer el virus y en la segunda, lavarse las manos será definitivo para las próximas elecciones.
Hoy, en medio de la lucha contra la pandemia, en todo el país ha sido necesario la implementación de medidas especiales para contratar servicios logísticos y ayudas en los tiempos requeridos, así como la implementación de aplicativos móviles para el control de contagios y población, lo que por un lado, en cierta medida ha sido efectivo para atender esas necesidades imperantes en algunos sectores de la población, pero por otro lado, ha sido el escenario ideal para que los corruptos, esos que están allí atentos a la oportunidad, hagan de las suyas y en un momento especial para ellos, saquen provecho, se enriquezcan y obtengan beneficios para luego fortalecer sus candidaturas, esas que seguramente, plantearan una lucha frontal contra la corrupción. Por ahora, producto de estas circunstancias especiales, la procuraduría ha abierto investigaciones por dudas en la transparencia en la adjudicación de contratos en 8 departamentos, hay denuncias de múltiples casos de sobrecostos de productos que hacen parte de las ayudas alimentarias para la atención a familias vulnerables en medio de la cuarentena, denuncias de diferentes casos de corrupción, conflictos de interés y de toda clase de conflictos éticos que nos hacen cuestionarnos sobre quienes realmente están luchando contra la corrupción, quienes están aprovechando la situación para hacer política y quienes están luchando contra la pandemia. En todos los casos, tal parece que lavarse las manos es una estrategia infalible.
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