La vida en sociedad es una acumulación de conversaciones pendientes y olvidadas. Construimos bases alrededor de cosas y sobre la omisión del qué debemos hacer sobre aquellas cosas orientadas a cuidar, reconocer y valorar el activo más preciado que tenemos como sociedad: la vida.
Tal como lo dice Adela Cortina en su libro para qué sirve realmente la ética (2021), hay que darle paso a nuestra naturalidad de seres cuidadores en pro de construir una mejor sociedad y de orientarla hacia el bienestar “los seres humanos necesitamos ser cuidados para sobrevivir, estamos hechos para cuidar de los cercanos, pero también para recordar que tenemos la capacidad de llegar hasta los lejanos, creando vecindarios nuevos”. En línea con esto y considerando que somos seres sociales es importante transitar este caminar teniendo en cuenta que tenemos una orientación hacia la cooperación y hacia el vivir mejor, que nos siembra diariamente interrogantes sobre las conversaciones que no tenemos y los asuntos que dejamos en la lista de pendientes.
No obstante, y aunque las preguntas abundan, hay una en particular que me atañe como mujer, como profesional y como paciente y es ¿cómo hacer que las personas no consideren el suicidio y opten por el diálogo? En particular ¿cómo honrar la vulnerabilidad que conlleva sufrir de depresión en una sociedad como la nuestra pueda prevenir decisiones fatales como el suicidio?
Para el final del 2022, según cifras presentadas por el Hospital Mental de Antioquia – HOMO- y la Universidad de Antioquia, se suicidaron 365 personas en la ciudad lo que equivale a una persona en cada día del año. Este fatal resultado tiene un origen claro en los estigmas alrededor de las enfermedades que aquejan la salud mental, el suicidio y de fondo, la vulnerabilidad. Adicionalmente, escenarios atípicos como la pandemia del 2020 generada por el COVID-19 que trajo aislamiento, crisis económica e incertidumbre intensificaron lo que es ahora una de las cuestiones que más aquejan la salud pública en Colombia y específicamente en Medellín.
Resignificar el cuidado alrededor de la emocionalidad, priorizar el bienestar y comprender que el otro es también un lienzo en el cual podemos materializar el arte del cuidado en pro del bienestar y la preservación de la vida que es nuestra tarea pendiente
Es importante y según lo que dice Brené Brown en su libro “El poder de ser vulnerable”, comprender que la vulnerabilidad es la esencia de todas las emociones, sentir significa precisamente ser vulnerable.
Rechazarla anula nuestra vida emocional y nos aleja de lo que le da sentido a nuestro existir. –
la vulnerabilidad también es la cuna de las emociones y experiencias que anhelamos; es el punto de partida del amor, de la integración, de la dicha, del valor, de la empatía y de la creatividad; es la fuente de la esperanza, la responsabilidad y la autenticidad. Si queremos lograr una mayor claridad en nuestro propósito o una vida espiritual más profunda y significativa, la vulnerabilidad es el camino. (p. 29)
Con este punto de partida, las acciones en pro de la prevención del suicidio y la honra de las emociones se orientan también hacia la preservación del sentido de vida de los habitantes de Medellín. Cotidianizar la conversación sobre la importancia de hablar sobre las emociones, de la realidad y el peligro de la depresión y derribar los mitos alrededor del suicidio son entonces los objetivos que debemos perseguir como sociedad para generar espacios seguros y conscientes para aquellos que no sienten tanta tranquilidad.
“Así como se frecuenta al médico por problemas de salud física, se debe hacer lo mismo con las afecciones de la mente. Existe una naturalización de los trastornos mentales por lo cual son ignorados hasta que se vuelven críticos” (Restrepo J, 2023. UdeA), generar estrategias que naturalicen la atención en salud mental y se encarguen de hacerla también accesible para hombres y mujeres en la ciudad. Demostrar la urgencia de ser más empáticos para darle solución a la ignorancia y estigma sobre el suicidio y para de una manera más amplia hacer un aporte a la salud pública.
Cambiar la narrativa y el diálogo sobre el suicidio es lo que debemos hacer para que como sociedad podamos cuidar más y de una mejor manera, derribar el estigma y los mitos alrededor de esta fatal decisión y comprender el contexto que hay alrededor de quienes atentan contra su vida.
Nuestros esfuerzos como sociedad deben articularse hacia una desmitificación de la depresión y el suicidio; demandar a la administración local contundencia para cuidar es construir de manera colectiva un propósito para dignificar, salvar y honrar más que la vulnerabilidad…la humanidad.
Todas las columnas de la autora en este enlace: https://alponiente.com/author/mitabordav/
Bibliografía
- Brown, B. (2016). El poder de ser vulnerable. Qué te atreverías a hacer si el miedo no te paralizara.
- Cortina, A. (2013). ¿Para qué sirve realmente la ética(p. 54)? Barcelona: Paidós.
- Restrepo, J (2023). Incremento de afectaciones a la salud mental en Antioquia: coletazos de la pandemia. En Revista UdeA [online]. Disponible en: https://www.udea.edu.co/wps/portal/udea/web/inicio/udea-noticias/udea-noticia/!ut/p/z0/fYyxDsIwEEN_hSUjuqOUFMaKAQkxMCDUZkGnNoKDJpe2AfH5tDAgFhbLtuwHBgownh58psjiqRlyafRpuVonszzFHepUY6736SJLNvPDEWEL5v9gIPC1bU0OphIf7TNCEaSL1NxrSwqp_00XcfbjR514iVwx9Qrfb8-1jKtvHWzHUnMl1DhyFG2nsB9xzvoBOw3ksgQh3Ez5AiHH7eE!/
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