Rostro fugaz
Testimonio del deseo en sus pupilas
Fui apenas nada, también amante
Traducía el idilio, fluidos de piel,
Que conjugan la verdad con la saliva.
Tenue, la memoria, afable melodía
Palabras que resguardan ganas prohibidas
Compartimos un café, amargo
Que endulcé con lágrimas
De impotencia, sociedades fratricidas.
Quise al miedo, lo conocía
No asistí a su cama
Vino a mis sueños, quién
Ante la falta yace, el alma,
Protesta, casi etérea, cercanía.
Perpleja, somos ironía
Lo ajeno que se hace propio,
Otro, otredad que comprendía
Extrañar lo que no es
Es él, en mí existía.
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