Para los viejos
todo es desmesurado.
Una lágrima en la hendidura
de la roca puede saciar
la sed cuando ya es tan escasa. Fin
y víspera del fin reclaman
poco, hablan en voz baja.
Pero ¿nosotros, en plena juventud,
en la hornaza de los tiempos? Piénsalo.
Traducción: Guillermo Fernández