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Si bien es cierto que no existen delitos de sangre, también es cierto, que en Colombia y especialmente en Antioquia las estructuras de poder político construidas con la sangre y el dinero del narcotráfico si se heredan a otras generaciones. Pareciera que no solo se ha lavado el dinero en la economía Antioqueña, sino que se ha lavado la reputación familiar en la política Antioqueña.
El dinero fácil del narcotráfico acabó con el proceso económico antioqueño e infiltró todos los escenarios de poder económico en Antioquia, así mismo la política fue absolutamente capturada por este fenómeno y posteriormente por el paramilitarismo. Valga decir que el proyecto paramilitar no fue, como se auto promovió, exclusivamente un proyecto de resistencia contrainsurgente. Fue un proyecto militar para consolidar los poderes políticos, económicos y militares que lo crearon, se queda muy corto el relato contrainsurgente para explicar las masacres, el control territorial y la acción político militar en nombre de la lucha contra la guerrilla que fue, más bien, un proyecto para hacer la gestión predial de la gran infraestructura, acaparar tierras y controlar las instituciones políticas.
Hoy Antioquia y Medellín están gobernados por los herederos de ese proceso, la extrema derecha antioqueña es la heredera del narcotráfico y el paramilitarismo; heredera de mayorías políticas que se construyeron con retorica y con miedo, Antioquia no es mayoritariamente de derecha porque haya habido un proceso de discusión pública sobre esas ideas o porque, como algunos creen, haya una relación entre la cultura antioqueña y el pensamiento de derecha; la hegemonía política de la extrema derecha se construyó cimentada en el miedo porque aquí, y no podemos olvidarlo, se destruyó físicamente cualquiera alternativa.
La ideología y la identidad de gran parte de la población en Antioquia se moldeo con el dinero y la sangre del narcotráfico, el dinero fácil diluyó los valores sociales y con las armas acumuladas para defender el negocio se utilizaron para exterminar cualquier idea disidente.
La idea de virtud en Antioquia fue absolutamente reconfigurada por obra y gracia del narcotráfico y el paramilitarismo. Pensaba en esto cuando veía al sobrino de un fiscal corrompido por le paramilitarismo, dando catedra de lo que le cuesta a la sociedad la Universidad de Antioquia, sobrino de condenado que se dice puede ser (si las cosas siguen como van) alcalde de Medellín y me preguntaba ¿en que momento la inteligencia dejó de ser una virtud en los políticos Antioqueños? Llevaron el estilo relajado del patrón narcotraficante al discurso político, todas las virtudes antioqueñas se diluyeron en el facilismo brabucón e ignorante del que cree que porque tiene plata y poder le corresponde la razón.
En esta sociedad gobernada por la hegemonía de los herederos del narcotráfico y el paramilitarismo, la Universidad es la única capaz de resistir culturalmente y por esta razón la consideran ineficiente y celebran su hundimiento, porque le proyecto cultural antioqueño que encarna la universidad de Antioquia (de la que no solo hemos egresado militantes de izquierda) es contrario al modelo de sociedad en la que ellos triunfan. En el que los herederos políticos del narcotráfico y el paramilitarismo andan impunes, gobiernan sin memoria y ejercen su ignorancia como doctrina de progreso.













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