¿Podemos padecer de adicción a las redes sociales?

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Cuando empezamos el día, la gran mayoría podría tomar su celular antes que un café, y disponerse a navegar en sus redes sociales y no lo digo yo. En promedio un colombiano pasa 10 horas en internet, estos usuarios, el 89,2% de los 35,50 millones de internautas que había en Colombia hasta enero de 2022, se conectan a través de su Smartphone; y en redes sociales, en promedio pasamos 3 horas y 46 minutos según el informe anual Digital 2022  por Hootsuite y We Are Social. Ahora en comparación con la media mundial que es de 2 horas y 27 minutos, Colombia es el cuarto país en el mundo en el que las personas pasan más tiempo en redes sociales.

Entonces, ¿podríamos estar hablando de ser adictos a las redes sociales?

Otro dato interesante, es que los sitios web que más frecuentan los colombianos según Similarweb ranking, son: Google, YouTube, Whatsapp, Facebook, Live, Instagram y Netflix. Otro estudio por Semrush y Alexa Ranking, también los posiciona a Google, YouTube y Facebook entre los primeros lugares. En su mayoría para uso de entretenimiento. Por ejemplo, los contenidos de video que más vemos, son videos de música con 68,2 %, seguido de contenidos cómicos, (memes) o virales con 50%, y contenidos de tutoriales con 37%.

También algunas de las razones por las que utilizamos las redes en Colombia, son para seguir en contacto con otros, leer sobre nuevas historias o cómo fuente de información, o encontrar productos para comprar; por esto, las redes que más se usan son Whatsapp (94%), Facebook (91,4%) e Instagram (84,4%), Messenger (73,8%) y TikTok (69,5%). La mayoría de usuarios (64%) en sus cuentas, siguen a: sus amigos, familia o personas que conocen, después siguen cuentas de famosos (41,5%) y cuentas de entretenimiento y memes (39%). Lo que también las convierte en nuestras redes sociales favoritas.

Mucho de este tiempo que invertimos o gastamos (depende de cómo se quiera ver) está relacionado al acceso a internet y también se podría relacionar con la llegada de la pandemia, que hizo que pasáramos conectados por más tiempo, sobretodo porque nuestras actividades se tuvieron que desarrollar en este ecosistema digital. Pero, también podemos relacionarlo a otros factores cómo la publicidad y anuncios que nos desbordan a cada instante en nuestras redes sociales.

La mayoría de los anuncios de Meta, (el nuevo nombre de Facebook, la misma empresa propietaria de WhatsApp e Instagram) se dirigen a audiencias con una edad promedio de 25 a 34 años, o alrededor del 14 %, seguido por el rango de edad de 18 a 24 años, lo que representa alrededor del 12%. Esto no es de extrañar, ya que la mayor parte de lo que consumimos hoy en Colombia se encuentra en anuncios en estas redes sociales. Así lo demuestra el informe, donde las fuentes que eligen los usuarios para buscar o encontrar nuevas marcas, productos y servicios representan el 40,2% de los usuarios entre los 16 a 64 años.

Esto podría ser alentador para los creadores de contenidos, sin embargo, quiero irme un poco más lejos. ¿Alguna vez han escuchado hablar sobre los algoritmos de recomendación?

Los algoritmos de recomendación empujan a estar en una especie de burbuja que se basa en nuestros likes o ‘me gusta’, búsquedas, visualizaciones, compras, etc. sacando modelos de predicción para saber las preferencias e intereses del usuario, basado en la historia de comportamiento, para poder recomendarle esos contenidos o productos.  Lo que hace que piensen antes por nosotros pues facilita el tipo de contenido que preferimos ver lo que hace que permanezcamos por más tiempo allí.

Esto se puede traducir a que nos hace cada vez más dependientes por la necesidad que nos venden. Así lo explica en este artículo, el sitio web Porque Quiero Estar Bien, donde menciona que “La fidelización, la retención de los usuarios, las estrategias de estímulos que enfatizan los vínculos de dependencia, entre otras, no son fenómenos que surgieron con las redes sociales, más bien en ellas parecen haberse perfeccionado. Nuestro papel ha de ser intentar no caer presas de dichas estrategias de mercado, porque a los algoritmos que hacen fusionar la economía nuestra salud mental les importa bastante poco”, concluye.

Entre los problemas que se pueden derivar, especialmente en adolescentes y jóvenes, son la ansiedad y depresión. Vivir dependiendo de la aprobación sistemática de las redes sociales puede tener un impacto directo en la salud mental. Esto es especialmente cierto entre los adolescentes y adultos jóvenes, el 75% de los cuales pasan más de dos horas al día en varias de estas redes sociales (WhatsApp, Facebook, Instagram, TikTok o YouTube) así lo revela este estudio Redes sociales y la adicción al like de la generación Z.

Es por esto, que es necesario plantearse la idea de qué tanto tiempo dedicamos a estar en las redes, al limitar el tiempo que pasamos en ellas. Para esto Facebook o Instagram tienen una opción que te permite programar un tiempo específico que eliges para no entrar, o llamado «Modo silencioso». Otra opción es deshabilitar las notificaciones de las apps en tu celular así no se vuelven nuestro centro de atención, y que no estemos desplazando otras actividades por estar demasiado tiempo consumiendo estos contenidos.

Con todo esto no quiero satanizar a las redes sociales, pues sé que representan la posibilidad de conectarnos con cualquier persona eliminando barreras geográficas, mejora nuestra comunicación al hacerla inmediata, también nos brinda la posibilidad de compartir contenidos que nos benefician en crear oportunidades de empleo, cómo trabajando en nuestra propia marca personal; también se han convertido en un canal de denuncia social, de compartir conocimientos, de ampliar nuestra red en colaborar con otros usuarios y muchas más ventajas que seguramente seguiremos viendo en los próximos años.

Lo bueno, es que tenemos la opción de desconectarnos y está perfectamente bien. Y si necesitas ayuda profesional también estas en todo el derecho.

A modo de reflexión: Es bueno recordar que existen otras formas de realizar actividades recreativas o de ocio, como juegos de mesa, libros, salidas al parque o eventos culturales, e incluso compartir con gente del núcleo cercano, también son una opción para salir, por un momento, de este espacio digital. Sé que suena lógico, pero hoy en día lo olvidamos.

Catalina Bonnet Toro

De vez en cuando soy o como me gusta llamarlo "juego" a ser hija, bogotana, recientemente, intento de escritora de cuentos. Mi profesión lleva el nombre de Comunicadora social y periodista. (Es así como me presento ante la sociedad al menos). Amo pasar mis ratos de ocio viendo películas, o en compañía de un buen libro.

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