Pierre Lemeitre se presentó en la Filbo en un dialogo con Juan David Correa periodista de la revista Arcadia. Su novela Nos vemos allá arriba ganadora del premio Goncourt en 2014 no es más que una puesta en escena del amor, la ironía y el dolor de perder, de dejar partir. Para Pierre “la literatura es el arte de desencriptar el mundo”. De jugar un poco con esa cruda y dolorosa realidad. “Trato de escribir libros en los cuales uno nunca sale como entró”.
Lemeitre es quizás para muchos uno de los escritores desconocidos de la nueva ola de literatura francesa. Quizás tuvimos un acercamiento hace algunos años con el premio nobel Patrick Modiano y esa fue nuestra gota de ésta literatura. Los nombres Camus, Sartre, Beauvoir, Descartes, Balzac, Proust, Víctor Hugo, Flaubert entre otros escritores del siglo pasado y muchos siglos atrás, era nuestro referente más cercano cuando hablamos de escritores franceses. Nuestro panorama que siempre y que cada vez se hace más chico en torno a literatura internacional, no es más que un fallo y el olvido de un gran mar de grandes historias que dejamos de lado cuando «pensamos» que no existe otra literatura sino es la de Mario Mendoza o la de Gabo. Hemos olvidado que Francia no solo ha tenido bajo su bandera 15 premios nobeles empezando en 1901 con Sully Prudhomme hasta Modiano en 2014, sino que ha brindado la cuota más amplia en letras al tener literatos, filósofos, sociólogos todos de gran renombre y referentes no solo para gente de su época sino para las generaciones que se han formado en estos campos.
Pierre hizo referencia a su literatura como literatura popular, algo que no definió con exactitud pero que se puede entender como un ejercicio de resaltar a los expulsados, los rechazados y también, los que no tienen una voz dentro de una sociedad que obliga a dejar a un lado a todos aquellos que “no tienen” nada que aportar. Dijo Lemeitre: “esto va para todo el mundo pero en diferentes formas”. De esto podemos tener algunas referencias, Foucault en su ejercicio de tratar de darle voz a los excluidos y de mostrar a los marginados, abrió un camino para los estudios políticos, filosóficos, sociológicos y hasta literarios. Podemos hablar también de Deleuze y su afán de romper los límites estéticos, ontológicos, éticos y políticos. En Colombia quizás en su justa medida podemos hablar de Fernando González Ochoa, Vargas Vila y hasta el mismo Mario Mendoza con algunos libros de su vasta obra.
Por esta razón Pierre da un paso a trabajar un tema que a la Francia del siglo pasado le repercute aún en su memoria y fue la primera guerra mundial, algo que los franceses no olvidan porque en ella se fueron sus ilusiones y vivieron el dolor de tener que lidiar con los desastres y los recuerdos de uno de los momentos más duros de la humanidad. Nos vemos allá arriba es la historia de tres soldados en la postguerra, en una encrucijada constante con el presente y el futuro. De aquí quizás su consolidación a la concepción sobre la deuda, uno de los puntos fundamentales de su vida y su literatura –que vendría siendo la misma-, en donde Pierre reconocer que “cada vez que recibes algo tienes una deuda por devolver”. Es un asunto simbólico, pero que tiene un puesto importante en la forma como concibe su relación con el mundo. “Mi primer libro fue saldar mi deuda con la literatura. Si soy lo que soy es por ti”. Lemeitre nos entrega su obra como un pago a la gran y extensa deuda que tiene con los lectores, con el mundo editorial y con la misma literatura de la cual, jamás logrará saldar sus pendientes, pues en ella encontró a sus cincuenta años un camino preciso para desatar las historias que concebía en su cabeza, para entender el mundo que lo rodea y para saber que hay algo más allá en este mundo y es el lenguaje; la relación entre uno y el otro da la posibilidad de explorar y dejar que las historias que intenta narrar, fluyan por sí solas para luego entregarlas a un público que las ha recibido con admiración y respeto.
¿Cuándo volveremos a ver a Pierre en Colombia? Esperamos que pronto, por ahora su visita a
nuestro país está bajo el marco de la Filbo, está bajo esa sombra que es tener a Francia como país invitado. El conversatorio con Juan David Correa fue cuestión de 50 minutos en donde hubo espacio para que los participantes que no eran más 90, pudieran interactuar con él, ya que fue una petición especial del escritor francés que quería escuchar en voz de los colombianos la recepción de su obra. Fue en el pabellón del país invitado donde se hizo el conversatorio, allí con diademas para la traducción simultánea, Pierre contó su proceso de elaboración de algunas novelas, comentó lo importante que era para él el humor y la tragedia y cómo fue haciéndose lector y escritor con las obras de Víctor Hugo, Sartre y Dumas. En el público se encontraba el embajador de Francia y más de 20 asistentes de origen francés que demostraron su pasión por su cultura pero más, por la literatura de Pierre.