Que los ciclos pasan…claro que sí. Nos pasa a las personas, le pasa a las instituciones; en solo 24 horas el planeta entero es oscuro y es de día; las rosas se marchitan, la tierra se cansa de entregar alimentos a la gente y pide por momentos que se le deje tranquila. La sociedad se reinventa cada que un nuevo contingente generacional le llega; las empresas tienen baches, momentos críticos que amenazan con su permanencia, y hay situaciones que las obligan a fusionarse con otras o a escindirse de su matriz para poder permanecer (UNE /EPM).
Todo eso no es fruto de códigos humanos que así lo previeron, es la sabiduría de la naturaleza que nos hace saber que lo que ayer fue, hoy no lo es, que la única constante en el universo, es el cambio permanente, y tal vez muchos por momentos consideramos que siempre estamos vigentes, y que los obsoletos son los demás. ¡Qué egoísmo…! qué digo egoísmo: ¡qué desfachatez!, ¡qué ignorancia!
Los seres humanos, que también cumplimos ciclos, que nos llega el momento de éxtasis, de la mejor expresión del talento, el conocimiento y la experiencia para hacernos notorios en importantes escenarios, tenemos -por nuestro nivel de conciencia e inteligencia- que saber interpretar si ese momento maravilloso lo estamos aprovechando para bien o para mal de uno mismo y de los que nos rodean. Es que es muy cómodo determinar que “el otro” es la piedra en el zapato para que las cosas no marchen y para que las instituciones no den pasos y permanezcan, y al señalar, pocas veces nos percatamos que al hacerlo con un dedo, el pulgar nos apunta de manera sarcástica.
Aquí la pregunta para quienes a bien tengan escasos minutos para leer mis apuntes es: ¿está haciéndose seguimiento personal para considerar el momento del retiro por la puerta grande?…o está a la espera de que la naturaleza le haga saber por otros medios que muchas gracias, que ya no te necesita más, y que tu aporte ya raya con lo tóxico?
A la política le vengo haciendo seguimiento desde 1982, y me fascina, me apasiona y esta memoria tiene vivo el recuerdo de un dirigente político, liberal él, de Peque (Antioquia)…para 1986, y elecciones seguidas ese hombre era el mayor elector de Colombia entera de manera individual con un caudal de 285 mil votos solo en esta comarca que le daba para elegir 4 senadores y no sé cuántos Representantes; para 1998 muchos le aconsejaron que no encabezara lista porque consideraban que podría quemarse…no hizo caso, no hizo lectura del momento, no intuyó que era hora de abandonar el Senado, la política y dejar el campo a otros que venían pidiendo pista hace rato, y natura –que es la más sabia- le dio el “acido” más amargo que ser humano pueda ingerir: el “ha sido un placer”, gracias por sus servicios, y chao…con 28 mil escasos votos terminó una faena que le llegó a reportar 10 veces ese monto en votos con mucho menos censo electoral.
Ahí les cuento…concluyan ustedes.
Desde Guanteros, eso pienso de quienes se creen la ficha no movida del ajedrez