“Medellín está sumergida en una olla a alto temperamento que, probablemente, nos termine quemando a todos. ¿Para qué esconderlo?”
No. No es un secreto para nadie. Medellín está sumergida en una olla a alta temperatura que, probablemente, nos termine quemando a todos. ¿Para qué esconderlo? Podemos escucharlo en cualquier medio periodístico, en cualquier red social, en definitiva, es tema de debate en mucho de los rincones de nuestra ciudad.
Cuando hablamos de contaminación ambiental, no únicamente debemos de hacer énfasis o hincapié en la calidad del aire o qué tanto contaminan los vehículos privados el aire que tú y yo, todos nosotros, respiramos, por ejemplo ¿dónde queda la calidad del agua fruta de los escombros que tanto tú como yo dejamos por las calles de Medellín? y es ahí cuando podemos empezar a hablar, ahora si conceptualizada mente, de contaminación. Me parece curioso, la verdad. Pero, por ejemplo, cuando por temas de ejercitación y, de paso, contribución al mejoramiento de nuestro aire y a la descongestión vehicular de ésta, nuestra ciudad, cada paso que doy por la supuesta ciudad primavera, me encuentro un desecho que, probablemente, alguien decidió verter. Y sé que quizá sea un posicionamiento o argumento un tanto cerrado, pero es la verdad. Desde fuera, desde otras culturas, relacionan a Medellín con la primavera, todos nos sentimos orgullosos por ese tipo de halago que recibimos de la población de afuera cuando, a día de hoy, las cosas son totalmente contrarias. Me atrevería a decir que Medellín pasó de ser la ciudad primavera a, lamentablemente, la ciudad oscura sumergida en un aire sucio perjudicial para la salud. ¡No, no vengan, sus pulmones se verán afectados! sería el eslogan coherente de promocionar para las personas que piensan venir a nuestra ciudad. Perdón, se me olvidaba que tenemos una de las soluciones más idóneas para la solución ambiental, el pico y placa. ¡Restringimos los vehículos en determinados momentos del día y así, nuestro aire, se limpia!
A mi me parece lamentable que un determinado grupo de personas que, por cuestiones determinadas están en el poder, consideren que el problema del aire se soluciona mediante la imposición de sanciones económicas y retiradas de vehículos a aquellos que capten, como gato a ratón, un vehículo en una hora no determinada. Más que soluciones, parece que la Alcaldía quiera sacar frutos de una problemática grave, muy grave. Si nos vamos a ciudades como Barcelona, veremos soluciones que, primero, no afectan en nada la circulación de vehículos, en cuanto no se ve la necesidad de restricción y, con datos en la mano, muestran verdaderos resultados en la mejora de la contaminación.
Siguiendo y, aprovechando éstas pequeñas frases en éste espacio, Al Poniente, pasaré a exponer, brevemente, en qué consiste la mejora que implementó Barcelona no hace más de tres años en una de las ciudades económicas más influyentes en los contextos económicos actuales.
Barcelona, lo que hizo, fue limitar en determinados puntos céntricos de la ciudad, el paso de vehículos de uso privado. En otras palabras, dictaminó que en zonas del centro, únicamente podían circular vehículos de transporte público mientras que, los vehículos privados, debían de trasladarse por las vías situadas en zonas aledañas del centro y así, primero, evitar la congestión vehícular y, segundo, mejorar el aire fruto de la descongestión.
Transporte público. Qué bonita palabra. Qué bonito término. Qué bueno relacionar la palabra de transporte público con la realidad actual en Medellín. A veces pienso que coger un bus en Medellín, es sumergirse en las tuberías de una fábrica industrial que trabaja a una potencia bastante aceleradora. Me pregunto, ¿cuándo empezarán a regular el paso de esos vehículos bochornosos por la ciudad?
Me despisté. Es que son tantas las cosas que contribuyen a la contaminación pero que el gobierno hace la vista gorda, limitando y creyendo en la premisa de que restringiendo el paso de vehículos se soluciona todo… . Volviendo al tema aquí tratado, éstas medidas que toman en la ciudad parece un juego de quita y pon. Te quito la posibilidad de circular cuando la ciudad está negra pero, ¡ojo!, te la vuelvo a dar cuando está verde. No me parece divertido que jueguen con el medio ambiente, ¿a ti?
Medellín, de una vez por todas, debería de imponer requisitos para la adquisición de vehículos. Debería, de una vez por todas, sancionar a las industrias que contaminen o contribuyan a la contaminación del aire. Debería, de una vez por todas, fortalecer realmente el transporte público y sancionar a aquellas empresas que permitan la circulación de esas tubérculas tuberías andantes por la ciudad. Pero, ahora que lo pienso, ¿le conviene realmente a la Alcaldía sancionar a las empresas.