Picasso, la geometrización y la abstracción del mundo

Resultaría demasiado fácil hacer una reseña biográfica de Picasso, pues sobre éste existe abundante documentación que se encarga del tema. Lo que realmente despertó mi interés para la producción del presente artículo, no es tanto esa información biográfica del artista, sino lo referente al tema constructivo de su obra y la magnitud de lo que ésta ha representado para la historia del arte.

Sea lo primero para llegar a la obra de Picasso, conocer que fue aquello que marcó la diferencia, y de allí surgen las primeras preguntas, ¿Qué tiene la obra de Picasso de especial que la hace tan importante?, ¿Por qué su obra se considera como precursora dentro del arte moderno?, ¿Qué de especial tienen aquellas piezas pictóricas que para el ojo de muchos carecen de genialidad?

Pues bien, para dar respuesta a los interrogantes anteriores, se hace necesario primero aclarar dos conceptos como lo son el del arte figurativo y el arte abstracto, y así lograr comprender la importancia de la obra cubista de Picasso.

El primer concepto es el del arte figurativo, entendiéndose éste como toda aquella expresión pictórica que se ciñe o representa la realidad del tema que ha elegido el artista para plasmar en el lienzo, es decir, que si el tema a pintar son tres manzanas, el artista habrá de representar las mismas tres manzanas, tal y como las observa en la realidad, intentando mantenerse fiel a lo que sus ojos perciben, tanto en formas como en colores y proporciones; un ejemplo palpable de esto son los bodegones holandeses del siglo XVII y toda la obra pictórica del periodo clasico.

Esta conceptualización del arte figurativo predominó con gran vigencia hasta el siglo XIX cuando se dio la llegada de la fotografía, dejando al pintor como espacio para la creatividad solamente el desarrollo del tema y lo referente a la composición del mismo, sin exigir tampoco del observador ningún esfuerzo de interpretación, pues todo era tal y como la realidad lo concibe. Pero lo trascendental de este estilo que dio origen a la revolución artística, fue el hecho de la percepción de la obra, es decir, en el arte figurativo resulta fundamental la forma cómo se percibe el tema desde la realidad misma y no tanto desde el plano emocional del artista con relación a ese tema. Por el contrario, en la pintura abstracta se invierte este concepto, ahora la percepción de la realidad desde el exterior pasa a un segundo plano, y toma fuerza el concepto de la forma como el artista concibe el tema, lo que siente por el tema o lo que este despierta en su interior, razón por la cual, en la pintura abstracta las tres manzanas no tienen por qué verse como las tres manzanas, y es muy probable que ni siquiera conserven su color, forma o proporción.

A qué voy con esto y qué relación tiene con la obra de Picasso, pues lo cierto es que en el trayecto que se dio entre el paso de lo figurativo a la pintura puramente abstracta, allí, en mitad de camino a finales del siglo XIX y comienzos del XX, quedaron grandes revolucionarios de la pintura, tales como Van Gogh, Renoir, Degas, Georges Braque y por supuesto Picasso.

Estudiando la obra de este último encontramos que en sus inicios logró desarrollar un virtuosismo en el dibujo y la pintura al óleo, siguiendo las directrices de la escuela clásica de pintura. Sin embargo, a medida que su obra va evolucionando, vemos como pasa de ese clasicismo pictórico a conceptos más libres, tal y como se puede observar en sus periodos azul y rosa, para llegar posteriormente de la mano con Georges Baque al desarrollo de las dos corrientes determinantes para el arte moderno y la abstracción, que fueron el cubismo sintético y el cubismo analítico. Pero aquí surge una nueva pregunta, ¿entonces que es el cubismo, si no es la abstracción total de las formas, ni es la representación fiel de estas?

El cubismo es la representación geométrica de las formas que componen la naturaleza, y es de allí donde parte la genialidad de Picasso, pues, cansado de las escuelas clásicas del dibujo y la pintura, comenzó a ver el mundo desde otra óptica, o para mejor decirlo desde varias ópticas, pues en eso consiste el cubismo, en la representación de un tema en el lienzo visto desde varios ángulos. Es así como al ver un desnudo o un bodegón pintado por Picasso, podemos observar que las figuras se encuentran representadas desde diferentes puntos de vista (frente, atrás, lado, arriba o abajo) pero todas en una misma representación, todas visibles al mismo tiempo. Entonces se hace notorio que el cubismo no consiste únicamente en representar todo el mundo solamente a través de figuras geométricas, sino de realizar una composición armónica de un objeto desde diferentes ángulos al mismo tiempo, y obviamente, que mejor herramienta para lograr esta estética que el uso de la geometría, sin llegar el pintor a ser esclavo de las formas.

Ahora que ha quedado un poco mejor desvelado el concepto de la obra de Picasso, y aclarado el hecho de que han existido dos grandes estilos en la historia del arte, el clásico, basado en la concepción figurativa del tema a plasmar en el lienzo, y el moderno, evolucionando desde el impresionismo (que es una especie dentro del arte figurativo) hasta la abstracción total, podemos adentrarnos un poco más en el concepto cubista a que dio origen el artista y llenó su obra de la grandeza de que ahora goza.

En primer lugar, nos encontramos con el cubismo analítico que se desarrolló durante los años de 1909 a 1912. En este tipo de pintura los colores son predominantemente grises y ocres, representando la figura del tema completamente desprovista del concepto de la perspectiva, desarrollándose los temas desde múltiples puntos de vista, lo que les da esa sensación de abstracción en sus formas.

Igualmente, está el cubismo sintético, desarrollado entre los años 1912 a 1914. En este periodo nacen los llamados papier colliés, también conocidos como collage, mediante los cuales los artistas no se limitan únicamente a la aplicación de color sobre el lienzo, sino que incorporan otros elementos como madera, papel, cartón y demás que les permita realizar composiciones de gran belleza, y se le da una nueva importancia a la paleta de colores con más vida.

El cubismo rompió por completo el concepto clásico de la perspectiva, razón por la cual se le conoce también como la primera vanguardia. Con posterioridad a Picasso llegarían otros artistas que retomarían su legado y lo desarrollarían hasta llegar a la abstracción pura, donde no existe, como en la pintura clásica, proporciones, perspectiva y en muchos casos, composición, básicamente expresividad pictórica.

Se tiene ahora clara la magnitud de la obra de Picasso, su rebeldía ante el clasicismo pictórico y el desarrollo de un nuevo camino para futuras generaciones de pintores que encontraron en él las herramientas para desarrollar nuevas tendencias en el mundo del arte, la pintura y la escultura. Picasso siempre será Picasso, y sus obras un tesoro lleno de sorpresas cuando nos detenemos a ver con mayor detenimiento sus trazos y temas representados en el lienzo.

Alejandro Alberto Arroyave López

Alejandro es estudiante de ultimo semestre de Derecho vinculado a la rama judicial. Ha estudiado musica en Bellas Artes y en la escuela Popular Artes. Apasionado de las artes plásticas y de la literatura.