Petro en la ONU y el Espíritu Universal

El problema no es que no se ignore el discurso de Petro, sino que no se le preste oídos a la razón. Después que dejó el palco en el que discursó, no fue una estela de azufre lo que dejó tras sí nuestro mandatario, sino la presencia viva del espíritu universal

Son pocas las ocasiones en las que Colombia ha dejado de ser una mera figura particular y se ha puesto en la vanguardia del movimiento del espíritu universal. El pasado 19 de septiembre durante la 78va sesión de la asamblea general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el discurso del presidente Gustavo Petro buscó elevar la consciencia nacional al nivel de la razón autoconsciente de la crisis mundial. Nuestro hegeliano criollo es uno de los dirigentes políticos colombianos que ha demostrado estar a la altura de las circunstancias históricas, como un buen analista ha sabido identificar tendencias objetivas y marcar estrategias para acción gubernamental. Lejos de estar cargado de una retórica poética, su discurso aprendió el tiempo histórico en el concepto, así que es el carácter racional de su expresión lo que lo dota de belleza.

Sus primeras palabras enunciaron su viaje como los restos de la memoria de los pueblos del tercer mundo que han padecido la implacable marcha del “progreso”: desde Santiago de Chile, donde participó de la conmemoración del golpe de Estado a Salvador Allende que marcó el inicio de neoliberalismo con un bombardeo a la democracia, regresando al hoy distrito de la innovación y las tecnologías Medellín, para llevar oportunidades de formación en programación y software para quienes otrora fueran el material de sacrificio del conflicto urbano; para luego arribar a la cumbre del G77+ China en la Habana Cuba, dando fuerza al proyecto de un mundo multipolar y engrosar el llamado para que Cuba no sólo deje de ser un flanco de las sanciones económicas, sino también fuera retirado de la lista de los países apoyadores del terrorismo por su esfuerzo en contribuir con la paz de Colombia. La agenda presidencial lo lleva finalmente a la asamblea general de la ONU, pero hace de ese protocolo, una oportunidad en la que despliega el entendimiento de los problemas del país en el horizonte de la dinámica de la comunidad internacional, alzando su voz, el de la singularidad de un mandatario, pero que expresa el camino de la experiencia de un pueblo que se sabe parte activa de la humanidad.

Es innegable el punto de crisis en la que se encuentra la humanidad, así que lejos de extremismo, su discurso enunció un llamado a la sensatez. Al borde de un colapso multidimensional, los problemas no pueden ser abordados de manera unilateral, desde los intereses de los Estados, puesto que lo que está en juego es la extinción de la especie y de toda la vida del planeta. Como un grito de nuestro tiempo presente, Petro simplemente señaló que el avance de la civilización se recoge hoy como fracaso civilizatorio. Es por eso que, desde el recogimiento de la autoconsciencia nacional, Petro advierte la contradicción en la que se encuentra los caminos del Estado colombiano que, abogando por el fin de su conflicto armado interno, se encuentra convocado a la guerra cuando mira hacia el sistema internacional.

“Les propongo acabar con la guerra…” ¡semejante obviedad! No obstante, detrás de esa apariencia del tradicional llamado retórico, se encuentra la realidad de la hipocresía de una organización que cada vez está más lejos del cumplimiento de la misión y principios por los que fue creada. Enunciar lo obvio significó un acto de rebeldía y una exaltación de los caminos nacionales como la vanguardia en el cumplimiento de los principios de una especie que se autodenomina como racional. Petro, el exguerrillero ilustrado, señala para quienes invadieron nuestros territorios y les recuerda que ya somos países independientes y, que esa su cruzada civilizatoria de antaño y la de hoy, es el origen de donde surgieron y permanecen las estructuras de nuestros problemas.

La invitación del mandatario a construir un reconocimiento reciproco entre los Estados  que se eleve como un fundamento ético que le apunte a la realización de la justicia social y ambiental, retomando los lazos comunitarios que corrijan el individualismo propio de las sociedades construidas sobre la base del intercambio mercantil, como condiciones de posibilidad para una democracia mundial que se traduzca como un cambio cualitativo en el orden mundial, cambiar la guerra para defender conjuntamente la vida. La dialéctica de Petro es inmanente, ausculta las determinaciones del sistema internacional y le apunta al corazón de los problemas formulando dos propuestas que para su concreción simplemente necesitarían de la voluntad libre en y para sí: 1). Acabar con la Guerra y, 2) reformar el Sistema financiero; transformar la muerte y el endeudamiento por el financiamiento de la solución de la crisis de la vida.

Resuena en esas palabras la concepción del Estado como la realización de «lo racional en lo real», una voluntad substancial que hace de la confianza el fundamento de las instituciones cuya materialidad objetiva se incrusta como la necesidad de la voluntad individual que se enmarca hacia la efectuación de su ser libre como libertad comunitaria. El “viejo sabio” que resurge en su discurso, no sólo es Keynes, que centro económico de sus propuestas, sino que también es Hegel. Petro apuntó a la formación de un Estado ético de la humanidad, en el que el multilateralismo expresa el eco de lo público como la defensa común de la vida.

El problema no es que se ignore el discurso de Petro, sino que no se le preste oídos a la razón. Después que dejó el palco en el que discursó, no fue una estela de azufre lo que dejó tras sí nuestro mandatario, sino la presencia viva del espíritu universal.


Todas las columnas del autor en este enlace: Hander Andrés Henao

Hander Andrés Henao

Soy antioqueño de nacimiento y latinoamericano por compromiso. Eterno estudiante de sociología, licenciado en filosofía y estudiante de maestría en filosofía política. Tengo la convicción de que el pensamiento crítico es la mejor arma para construir sociedades más igualitarias y democráticas.

Academia Edu: https://unb.academia.edu/HanderAndr%C3%A9sHenao

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