¿Paz en Pausa o en Retroceso?

El departamento del Cauca, con su historia marcada por la violencia y la complejidad de sus dinámicas sociales y políticas, continúa siendo un claro reflejo de los desafíos que enfrenta Colombia en su camino hacia la construcción de una paz duradera.

Muchos consideran que la visión de una «Paz Total» en esta región es más ilusoria que realista, debido a los obstáculos considerables que enfrenta en su implementación efectiva.

A pesar de los esfuerzos desplegados por el gobierno central, bajo el liderazgo del presidente Gustavo Petro, para impulsar procesos de reconciliación y desarrollo en el Cauca, persisten tensiones y conflictos que amenazan con socavar los avances logrados.

Recientemente, este mismo ha desplegado estrategias integrales que combinan acciones militares con programas de desarrollo social, con el objetivo de fortalecer la presencia estatal y promover la inclusión de las comunidades afectadas en los procesos de construcción de paz. Sin embargo, la complejidad de la situación demanda un enfoque continuo y multifacético que aborde las causas estructurales de la violencia.

El atentado ocurrido en la madrugada del lunes 20 de mayo, perpetrado por la estructura Jaime Martínez, afiliada al llamado Estado Mayor Central (EMC) de las disidencias de las FARC, en el municipio de Morales, es un trágico recordatorio de la fragilidad de la situación en el Cauca. Cuatro vidas perdidas, tres personas heridas y cincuenta millones de pesos robados: cifras que no pueden pasarse por alto en nuestra conciencia nacional.

Este acto de violencia evidencia la necesidad urgente de redoblar los esfuerzos para garantizar la seguridad de la población y avanzar en la consolidación de la paz en la región. Sin embargo, la complejidad de la situación empeora cada vez más.

Las víctimas, en su mayoría campesinos y personas ajenas al conflicto, claman por un enfoque integral y sostenido.

Este enfoque no solo debe incluir medidas de seguridad, sino también acciones para abordar las causas estructurales de la violencia, como la inequidad socioeconómica y la falta de oportunidades para los jóvenes.

En este contexto, la Ley 2272 de 2022, diseñada para sentar las bases de una paz estable y duradera en el Cauca y otras regiones afectadas por el conflicto armado, enfrenta el desafío monumental de su implementación efectiva en un panorama aún marcado por la violencia y la desconfianza.

¿Qué nos depara el futuro? Más allá de las respuestas inmediatas, debemos mantenernos firmes en nuestro compromiso por la paz, reconociendo los desafíos, pero también la esperanza que aún reside en las comunidades del Cauca y en todo Colombia.


Todas las columnas de la autora en este enlace: Laura Cristina Barbosa Cifuentes

Laura Cristina Barbosa Cifuentes

Comunicadora Social y Periodista, Presentadora de Televisión, Entretenimiento, Deportes y Actualidad

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