“Cometimos un gran error, nos dividimos”
Si, cometimos un gran error, nos dividimos entre buenos y malos (entre los que quieren hacer el «bien» y entre los que quieren hacer el «mal»), pero al final terminamos haciéndonos mal los unos a los otros, y me he preguntado muchas veces: ¿Hasta cuando la diferencia nos va a volver enemigos?, ¿hasta cuando la política va a dividir nuestro país?, ¿hasta qué punto llega nuestra intolerancia?, ¿Son las redes sociales la trinchera fiel?.
En esa onda de preguntas reflexionaba en lo siguiente: hace poco Colombia jugaba en el mundial de Rusia y estaba muy feliz de ver todo un pueblo unido, en las calles se escuchaba a una sola voz: ¡Viva Colombia!, ¡Esa es mi patria!, ¡Oh gloria inmarcesible!,¡Oh júbilo inmortal!, tanto que hasta la piel se erizaba y el corazón latía a mil. Y no se trataba de colores, o de la segunda Venezuela, ni siquiera de que Petro es un ex-Guerrillero y de que Álvaro Uribe sea investigado por tener cercanías con el paramilitarismo, solo se trataba de que todos queríamos ganar el mundial, y aunque no se haya alcanzado el objetivo, nos unimos, nos abrazamos y lloramos todos como colombianos.
Por eso puedo afirmar que no se trata de ser uribista o de ser Petrista, de centro, de izquierda, de derecha, de los que votaron por Duque, de los que les gusta el aguacate, de los que les gusta la paz, se trata de querer una sola cosa juntos, y yo creo, es más, estoy seguro de que todos queremos: ganarle a la corrupcion, la paz, un país libre, un país lleno de esperanza, un país unido, un país justo, un país igualitario con oportunidades para todos y todas.
Pero esto no se logra si seguimos tratando mal al uribista o al petrista o al tibio, si seguimos generando tendencias de odio en Twitter, si seguimos creando noticias falsas para atacar a nuestra oposición, no podemos seguir creando la cultura de la intolerancia, de la violencia, no podemos seguir cayendo en el juego sucio de algunos políticos. Nuestro deber como colombianos, nuestro reto para los próximos 4 años, es empezar a tejer la paz en nuestro interior, en las comunidades en las que nos movemos y en todo el territorio nacional, nuestra felicidad también está en el querer el bien para todos, en colocar en práctica una cultura de legalidad frente a los recursos públicos, por eso somos el segundo país más feliz del mundo. El reto es promover una educación para todos y todas, el reto es crear en redes sociales programas para promover el ejercicio de la democracia. Tenemos que demostrarle a la guerra, a la corrupcion, a la intolerancia, a la desigualdad y a la polarización que juntos queremos una sola cosa: NO QUEREMOS QUE ESAS PALABRAS SEAN PROTAGONISTAS DE NUESTRAS HISTORIAS.