Pacto Histórico en Bogotá: en su justa medida

La siguiente columna es escrita por un opositor al enfoque doctrinal e ideológico, además de muchos programas prácticos y antecedentes de componentes políticos del Gobierno actual. No obstante, esa condición de Estado de pensamiento filosófico y político, a la que tengo derecho como ciudadano colombiano, me da la objetividad suficiente para juzgar sin sesgos, intereses ni mucho menos interés en el servicio público en el mediano plazo -más allá desde luego de la Alcaldía Local de Chapinero, desde luego-, para evidenciar los puntos débiles del Oficialismo en su falta de tacto con Bogotá y el peligro que implica el no poder atención a la eficiencia administrativa, equidad de trato con los partidos de la coalición de Gobierno en el Parlamento y sobre todo, descuidar a la capital de la República, su punto de partida, hace años a la llegada al poder.

Convocatorias cívicas del actual Presidente de Colombia Gustavo Petro en 2014 debido a la destitución de su cargo por parte de la Procuraduría General de la Nación.

SALVAGUARDA LEGAL

La presente columna de opinión se encuentra enmarcada en el artículo 20 de la Constitución Política de Colombia y del artículo 13 de la Ley 1909 de 2018 o Estatuto de la Oposición.


“Nadie nunca será sabio en su propia opinión”
Sabiduría popular

“La caída del poderoso nos parece decreto de la providencia, porque regocija nuestra envidia”
Nicolás Gómez Dávila, filósofo y políglota colombiano. Co fundador de la Universidad de los Andes (1913-1994)


Los hechos son tozudos. El Oficialismo está en crisis. Los petristas ni entre ellos mismos se toleran ni soportan. Y existen dos hechos de la realidad política actual que dan fe de un punto de inflexión que deben ser subsanados por parte de las autoridades políticas del petrismo, ¡cuanto antes! -y el cuanto antes no es una expresión retórica, ya que al cierre de esta columna, 21 de julio estamos a menos de ocho días calendario para el cierre de inscripciones de candidatos a las elecciones regionales-: el resultado de la Presidencia del Senado en el segundo año de la actual Legislatura y el parto horrible que se ha convertido la escogencia de precandidatos y asignación de escaños para las listas al Concejo de Bogotá y las JAL locales del Pacto Histórico -coalición de partidos de izquierda, centro izquierda e inclusive centro que tienen posición oficialista-, promovida principalmente por su partido más fuerte en este momento, la Colombia Humana.

Sobre el primer hecho, no hablaré mucho, porque los políticos que dicen representarnos a nosotros los opositores han hecho carne para un mes hoy en los medios masivos de comunicación sin mayores gestos de gallardía, nobleza, ética profesional, llevados por el ego, el tomar por tontos a sus electores y seguidores repitiendo la “lora” que les enseñaron, o más bien que les hicieron tragar como alpiste. Pasa por políticos experimentados como el ex ministro y senador David Luna, de quién extraña dada su experiencia que comenzó siendo edil de mi amada localidad de Chapinero. Mas no me extraña de alguien como la representante, quien bajo un ropaje de decencia, transparencia y lealtad, resultó ser alguien que representa al colombiano promedio arribista, tacaño y calumniador por la espalda cuando tiene un ápice de poder como la señora Marelen Castillo. Este último personaje, al igual que los senadores de Comunes-FARC, por esas extrañas cosas de las leyes de Colombia, la institucionalidad le regaló una curul y la sociedad de mala memoria nuestra un título sin academia precedente de “doctora”. Bueno, ella, es educadora con Doctorado académico. Decía el refrán español: “Lo que Natura no da, Salamanca no lo otorga”…

Sobre el segundo punto, es demasiado evidente, y ocultarlo es tratar de ocultar con un solo dedo algo que de lejos se ve: entre la pugna entre fanáticos ideológicos y técnicos, los clanes políticos frente a los “novatos” alternativos -sí, en la izquierda también hay castas y élites, como en “Rebelión en la Granja”: unos son más iguales que otros”-, y la incoherencia que hace nombrar por presiones, amiguismos y buenismos personas en cargos para los cuales no están capacitadas es simplemente una muestra de primiparada en cuanto a que muchas personas que están en el mando del país en este momento jamás han tenido medida de la responsabilidad ni la administración al nivel más mínimo personal o de microempresa. “El que no conoce a Dios y lo llega a ver, loco se quiere volver”, decían las abuelas…

¿Todo el mundo es malo entre los seguidores de las ideas de izquierdas y centro izquierda? No. Sencillamente no. Allá también hay personas que cuidan a sus familiares, son buenos amigos, esposos, padres, madres, trabajadores, servidores públicos en todos los niveles, educadores, pensadores, filósofos y administradores de empresas. Cualificados, éticos y probos en toda regla. Pero lamentablemente por sus dinámicas de vida, por estar alejados de los conciliábulos de la intriga en que se han convertido todos los partidos políticos de Colombia, donde la democracia interna no pasa de ser una combinación entre mentira y trámite, esas personas, al creer que en el Cambio, los partidos alternativos van a dar prioridad a los románticos, soñadores, creadores de ideas, y sobre todo personas que tengan paralelo a la vocación de poder, la vocación de militancia leal de construir procesos políticos de calidad.

¿Qué pretensiones tienen aquellos y aquellas que no permiten el avance de los constructores de procesos en los movimientos y partidos políticos de nuestra Patria? El mismo móvil que mueve las bajas pasiones de los colombianos promedio, y que convierte a nuestra sociedad en un montón de muertos en vida, de seres no sentipensantes -vaya, un mesista como yo citando a Fals Borda-.

Hay que ser descarado para pedir una clase política angelical con una sociedad infernal.

Colombia Humana, en el caso del Distrito Capital, ha mostrado una desidia terrible en cuanto a la organización de las listas de su propia base para tener las mejores mujeres y hombres, dispuestas a consolidar una opción de poder a mediano plazo, defender su Gobierno Nacional y sobre todo, generar una imagen basada en hechos de confianza en una opinión pública que hace muchísimo tiempo, diría generaciones dejó de creer en el Estado, las instituciones, los partidos políticos…y en sí misma…

Para ir al grano de este escrito, creo que obviaré los detalles de quitarle cupos a una lista diversa y equitativa los demás partidos del Pacto Histórico -salvo Comunes que tiene prebendas legales-. Polo, comunistas, Unión Patriótica, MAIS y ADA con poca representatividad en la única ciudad del país que cuenta con cuarenta y cinco curules. Y mejor ni hablemos de la lista cerrada, que convertirá las listas en una carnicería de los primeros veinte puestos, además de una derrota inminente.

Que nombres como el del abogado, periodista y promotor ambiental David Enrique Porras no estén contemplados desde el inicio en las listas, sabiéndose más allá de la órbita de izquierdas su capacidad de trabajo, mística, ética y valor real del sentido de la disciplina y el sacrificio -denunciar desde dentro las corrupciones del ex senador y candidato presidencial Rodolfo Hernández desde los inicios de su campaña le costó algo más que unas cuantas malas palabras por redes sociales-. Un padre de familia, profesional e hijo ejemplar como pocos, víctima de una persecución asquerosa e infame, que, afortunadamente el tiempo y los resultados electorales cambiaron para bien de la Nación, y de las buenas personas de todas las posiciones.

Quienes construyen pluralismo priorizando los liderazgos sociales, las mujeres, las minorías étnicas desde sus curules en el Congreso, están haciendo su tarea de forma correcta. Falta que los directivos y asesores de la colectividad, sin más dilaciones ni pretextos, cumplan su papel en la historia presente y futura de la Nación, dejando que su representación electoral para octubre, que está a la vuelta de la esquina.

David Enrique Porras, abogado, periodista y líder social ambiental y empresarial. Precandidato al Concejo de Bogotá por la Colombia Humana, partido principal de la Coalición Oficialista denominada “Pacto Histórico”. ¿Qué sectores le teman a la convicción de la denuncia, la coherencia y un discurso argumental, racional y con vocación de poder? Fotografía tomada de perfil de Twitter @PORRASOPINION

¿Que le da a un anticomunista, creyente en el Estado corporativo, liberal católico, miembro fundador del Centro Democrático, alzatista, creyente en la pena de muerte para crímenes de lesa humanidad, proarmas y mecanismos de defensa efectivos para los ciudadanos contra cualquiera que viole la vida, propiedad y espacio personal, antiñeros, antioligarcas….para apoyar al Concejo bogotano al Pacto Histórico?

La decencia no tiene color político, los valores nacionales tampoco.

David Enrique Porras, Concejal de Bogotá 2024-2028.

 

 

Jhon Jairo Armesto Tren

Con estudios en Administración ambiental de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas-Bogotá. Veedor ciudadano en presupuesto electoral de la Universidad desde 2011 hasta hoy registrado ante la Personería de Bogotá. Columnista de opinión en varios medios de comunicación digitales desde 2013. Actualmente director publicitario de El Nodo Colombia y columnista habitual, además en El Quindiano (Armenia) y Diario La Piragua (Montería, Córdoba)

Comentar

Clic aquí para comentar

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.