«Hagamos un esfuerzo para que esta no sea una nueva fuente de odios. Colombia está para mucho más que el enfrentamiento entre dos bandos. Antes que uribistas y anti uribistas, somos colombianos. Antes que las etiquetas vacías que nos han dividido, somos hermanos»
No creo que los uribistas sean mejores que los anti uribistas, ni viceversa. Menos aún que lo seamos quienes no nos sentimos parte de ninguno de esos bandos. Lo que sí creo que es más grande que los tres, es el deseo genuino de tener un mejor país. Y desde ese deseo escribo.
Quiero que se cierre este capítulo. A La Corte le corresponde actuar con diligencia y fallar en derecho con fundamentos sólidos, que puedan resistir toda crítica o cuestionamiento. Si Uribe es hallado responsable por falso testimonio y fraude procesal, debe pagar, como cualquier colombiano. Voy a decirlo de manera vehemente: si Uribe es derrotado en derecho en los estrados, con el respeto de todas las garantías que tiene, quiero que cumpla la condena. Como igualmente quiero que la JEP actúe con celeridad y que las FARC también respondan, dejen de negar sus crímenes y entiendan que Colombia les dio una oportunidad. De la transparencia y solidez de ambos procesos depende el futuro del país. Pero más allá de las condenas de Uribe y las FARC, quiero un país donde ambas cosas sean un recuerdo del pasado, una página que pasamos para nunca más volver a ella.
Debo decir que esta decisión sienta un precedente poderoso. Luego de años en los que los presidentes fueron intocables, La Corte está diciéndole a los próximos Jefes de Estado que no pueden hacer lo que les dé la gana, y que van a investigarlos hasta las últimas consecuencias, tal como ha pasado en Perú y otros países de la región. También debo decir que Uribe hoy está ahí, por no haberse apartado del poder. Samper debería estar preso por sus vínculos con el cartel de Cali y Santos por recibir dineros de Odebrecht; pero aun cuando las pruebas en contra de ambos eran contundentes, se lavaron las manos, se exiliaron del poder y no pagaron condenas.
Cuando anunciaron la noticia leí mensajes, trinos y publicaciones, unos vociferantes y otros jubilosos. Si fuera Petro el detenido, los anti petristas estarían aplaudiendo eufóricos, y los petristas estarían indignados. Que la cabeza de Uribe no sea un trofeo para un bando, ni la de Petro para el otro. Esta división, y esta cultura política no nos va a llevar a ninguna parte, nunca avanzaremos como Nación si nos la pasamos buscando venganzas. La división agresiva y hostil que vivimos hoy no solo nos hace daño, sino que además hace imposible la construcción de los acuerdos mínimos que necesitamos para avanzar como sociedad.
Hoy le pido a mis amigos Uribistas que no descarguen su ira contra medio país, y a mis amigos anti uribistas que no humillen al otro medio. Si nos dolió cuando así lo hicieron en el plebiscito “los del No” a “los del Si”, no lo hagamos ahora. Ese revanchismo no nos va a llevar a ninguna parte. Entiendo al uribista furioso y decepcionado, y al anti uribista jubiloso y eufórico. El nivel de agresividad que ha tenido el enfrentamiento durante años les da razones de sobra para estarlo. Sin embargo, yo me sueño otro país, en el que no busquemos acabar con quien piensa diferente. Utópico me dirán, pero como dicen por ahí, la utopía es válida si nos sirve para avanzar.
Hagamos un esfuerzo para que esta no sea una nueva fuente de odios. Colombia está para mucho más que el enfrentamiento entre dos bandos. Antes que uribistas y anti uribistas, somos colombianos. Antes que las etiquetas vacías que nos han dividido, somos hermanos, y aún así llevamos doscientos años matándonos entre nosotros. Que este sea el momento para pasar la página, que este sea el comienzo de un nuevo capítulo para nuestro país. Un capítulo que escribamos entre todos: jóvenes, viejos, liberales, conservadores, de izquierda, de derecha, de centro. Que sea el capítulo en el que nos escuchemos y discrepemos con respeto, sin buscar acabar con el opuesto. Que sea el capitulo en el que nos pusimos de acuerdo para sacar al país adelante, para construir una Colombia más ética, menos desigual, y donde la vida en todas sus formas sea sagrada. Y sobre todo, que sea un capítulo en el que Uribe y las FARC, sean un recuerdo de una época violenta como la de liberales y conservadores, que sean el recuerdo de otro país, al que no vamos a volver jamás.
Cepeda guerrillero hp. Uribe el mejor presidente que se a enfrentado con esos hp de la farc. Odio la guerrilla que acabo parte de mi familia. Como a ese hp de cepeda y muchos por el mismo estilo .no les pasa nada porque andan de pipi cojidos con la guerrilla.la verdad que colombia si le hace mucha falta uribe.