“El problema de los políticos es que les gusta la política per se, pero no les gusta construir país. Por ello, de nada sirve ser uribista, petrista, fajardista o cualquier otra denominación con el nombre o apellido de un político, basta con ser un buen amigo de la ciudad, al estilo Platón, y buscar el desarrollo común del país.”
Este año, por fortuna para la democracia y por desgracia para los apolíticos, se llevarán a cabo nuevamente elecciones en todo el país, pero no a nivel nacional sino a nivel regional. Platón decía algo muy interesante y es que el verdadero ciudadano debe ser amigo de la ciudad, es decir, un sujeto que se interese por las decisiones políticas, administrativas y culturales de su metrópoli. No obstante, hoy en día no todos son amigos de la ciudad, lo que nos lleva a que hay varias situaciones que deben ser analizadas con detalle: primero, hoy en día tanto la política nacional como la política regional están cargadas de polarización, y si bien es cierto que los sectores deben cuestionarse y refutarse entre sí qué han hecho u omitido hacer y porqué, no pueden quedarse solamente ahí, ¡la gente necesita soluciones!; segundo, gran parte del abstencionismo que ha caracterizado a los compatriotas se debe a que desde tiempos remotos están las mismas figuras o los destinatarios de las propuestas sienten la falta de confianza en el ejercicio político, puesto que no tenemos líderes impolutos; y tercero, muchas veces las personas entran en los asuntos gubernamentales más que todo por beneficio personal.
Las generalizaciones son malas, pero me voy a atrever a decir lo siguiente: el problema de los políticos es que les gusta la política per se, pero no les gusta construir país. Por ello, de nada sirve ser uribista, petrista, fajardista o cualquier otra denominación con el nombre o apellido de un político, basta con ser un buen amigo de la ciudad, al estilo Platón, y buscar el desarrollo común del país.
Lo que yo espero en estas elecciones regionales son propuestas destinadas a solucionar los problemas que tiene la sociedad colombiana, más que ataques personales; espero una enorme racionalidad por parte de quienes querrán ser elegidos, pero también de quienes deben elegir; espero, a fin de cuentas, que no sean unas elecciones cargadas de polarización, desprestigio y crispación.
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