El pasado 01 de marzo, anunció el excandidato a la presidencia de la república y abogado, Diego Fernández de Cevallos, su regreso a la vida pública mexicana a través de la creación de un perfil en la red social Twitter.
A través de un video comentó que busca “convencer a la juventud de México de que tiene en sus manos su propio destino”. Es decir, llamar a la juventud a unirse al Partido Acción Nacional (PAN).
No debemos olvidar los escándalos en los que ha estado envuelto este abogado y excongresista: polémico siempre por sus declaraciones, se refirió a las mujeres, en alguna ocasión durante su campaña presidencial en 1994, como “el viejerío”. Encargado de litigios escandalosos como el de Jugos del Valle en 1996, dueño de propiedades con procesos legales dudosos (https://polemon.mx/diego-fernandez-de-cevallos-entre-el-abuso-del-poder-y-el-trafico-de-influencias/), acérrimo enemigo del ahora presidente López Obrador, a quien califica de demagogo y populista, como la gran mayoría de opositores, sin decirnos qué es la demagogia y qué el populismo (estoy seguro de que ni ellos lo saben). Y ahora, con la ola feminista llegando a México, es defensor de este movimiento, junto con otros políticos, principalmente de derecha, quienes se han colgado de este movimiento para golpetear al gobierno federal.
Ahora con su arribo a Twitter, los detractores de la administración lopezobradorista aplaudieron su llegada a la plataforma, mientras que los seguidores del presidente comenzaron ataques sistemáticos al abogado y su partido.
Mientras Fernández de Cevallos emociona a la derecha con su llegada a Twitter, Ricardo Anaya continua su gira por el país para tratar de consolidarse como la mejor opción como candidato a la presidencia de México a la salida de López Obrador.
Con su reaparición como figura pública importante entre la oposición, me surgen algunas preguntas: ¿Acaso la oposición mexicana se quedó sin perfiles?, ¿de verdad creen que un señor octogenario revitalizará la imagen del PAN y atraerá a los jóvenes a su plataforma política?
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