“Este drama lo están viviendo cientos de jericoanos que aferrados a esa ilusión de “libertad financiera” decidieron poner sus recursos en estas plataformas”.
Hace exactamente un año me invitaron a participar de reuniones para hacer parte de la “economía digital” que prometía unos altísimos rendimientos con la teoría del interés compuesto que daba unos resultados económicos exorbitantes comparados con la banca tradicional. Es decir, con este modelo se alcanzaba la soñada “libertad financiera”. Sin ningún prejuicio escuché la información de asesores de Omega Pro, Bizzcoin, que luego pasó a llamarse NextGen, y de otra empresa que no recuerdo el nombre porque cuando iba a asistir a escuchar la información dio la casualidad de que se había caído y los “inversores” perdieron su dinero.
Este caso es lo que se conoce como Esquema Ponzi o estafa piramidal donde básicamente las nuevas personas que entran al grupo sostienen las ganancias de los primeros y por eso se invita a que los nuevos, inviten a más nuevos, hasta que el sistema colapsa y se pierden las “utilidades” de la mayoría de “inversionistas”. La plataforma cae, no se responden por los dineros, pero los estafadores crean nuevas plataformas y nuevos nombres donde replican la misma jugada para seguir engañando.
No tomé la decisión de ingresar a este esquema, pero no puedo desconocer que el escuchar la elocuencia de los expositores y las promesas de recuperar y multiplicar la inversión en tan corto tiempo me inquietaron; sumado a casos reales de paisanos que supuestamente con esta plataforma habían adquirido un buen nivel adquisitivo: carros de lujo, casas y viajes al exterior que les permitía mostrarse como ejemplos a seguir: “si yo puedo, usted también puede”.
Y no “invertí” porque investigué sobre las plataformas: los supuestos CEO’s no eran tal y las “empresas” tampoco están reguladas en el mercado financiero colombiano que además se camuflan como operadoras de criptomonedas, pero lo invitan a que sume personas y las persuada de invertir; cuando para operar criptos esto no se requiere. Se puede hacer siempre de manera autónoma, sin intermediarios y sí con capacitación constante.
Es fácil caer en la tentación de multiplicar una inversión en tan corto tiempo y más ahora cuando la vida para los colombianos está más costosa, donde por más que se estiren los recursos, la mayoría de las veces no alcanza. Estas propuestas se ven como una solución a una vida pasada por la estrechez económica a una sin preocupaciones económicas, pero esa no es la realidad, si fuera así de fácil, ya todos seríamos ricos.
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Y ese drama lo están viviendo cientos de jericoanos que aferrados a esa ilusión de “libertad financiera” decidieron poner sus recursos en estas plataformas; otros incluso más arriesgados hicieron préstamos bancarios porque tenían la expectativa de que en diciembre pasado multiplicaban su inversión, con lo que pagaban el préstamo y quedaban con la otra mitad para disfrutar. He escuchado casos de personas que hipotecaron sus casas, que prestaron entre 50 y 100 millones de pesos para ponerlos en Omega Pro y que hoy en día no saben si van a recuperar su dinero porque la plataforma cayó desde diciembre pasado por un supuesto hackeo. Ya han pasado dos meses desde entonces y las ilusiones se desvanecen. Las deudas quedan.
Lo cierto es que Omega Pro como tal, desapareció, los mismos paisanos que vestían constantemente sus redes sociales con esta marca, mostrando sus viajes e invitando a reuniones para contar sobre las bondades del negocio, no lo volvieron a hacer, pero los más curtidos en el tema están creando nuevos esquemas piramidales.
Hace 15 años fue la caída de DMG, el mayor escándalo de fraude piramidal en Colombia, 3 lustros después, las pirámides siguen vigentes aprovechando la ilusión de las personas de tener altas rentabilidades en tan corto tiempo.
Al final, la plata fácil, nunca es tan fácil.